Voto joven



Weinsteiner Consulting es la consultora especializada en la construcción  y gestión del sistema de preferencias del segmento 16-30, lo que llamamos voto joven y que construye 37 de cada 100 votos nacionales tanto en E.E.U.U., Europa como Latinoamérica.


Con el voto a los 16 años, se incorporan este año 1,2 millones de nuevos votantes al padrón nacional. En el nuevo escenario el 37% de los votantes tiene menos de 30 años, lo que llamamos voto joven. Obteniendo un porcentaje del 50%  de los votos en este segmento se obtendrían 18,5 puntos en el total nacional, lo que junto a un despliegue moderado en el resto de los segmentos, determinaría una ventaja indescontable en cualquier escenario.

En las elecciones de 2008, Obama derrotó a Mc Cain por 52,9 % a 45,7. La diferencia que le permitió compensar derrotas en segmentos importantes y construir esos 7 puntos, fue el 68% de apoyo entre los menores de 30 años.

En las elecciones de 2012,  Obama volvió a conseguir una importante ventaja en ese segmento frente a Mitt Romney, quedándose con el 60% de los votos sub 30, y también ahí construyó la diferencia que le permitió consolidar su victoria en los 4 estados claves donde debía ganar, para definir el mapa en el colegio electoral.

El voto mayor es menos dinámico, menos permeable y se consolida alrededor de mecanismos de preferencias duros. La interpelación del segmento joven constituye una apuesta estratégica, rentable en términos del presente y de acumulación en el mediano plazo. El voto joven dinamiza en forma rápida y eficaz otros segmentos, convirtiéndose en un factor de influencia como el caso del voto judío en Florida, interpelado por Obama        ( “andá y decile a tus Abuelos, que Obama es bueno para los judíos”) donde obtuvo un 35% en 2008, y un 66% en 2012 de ese segmento luego de las intervenciones sobre el voto judío joven.

En el marco epistémico de construcción del sistema de preferencia  del segmento 16-30, observamos como máxima valoración positiva la autenticidad, “no ser careta” “no ser gato”. La organización del debate para este segmento se da en torno al clivaje “gato”-autentico. Los otros son la impostura, los que dicen una cosa pero son otra, contra eso, se plantea desde la tribu un modelo normativo de autenticidad, sencillez y transparencia.

Desde lo funcional la acumulación en términos de preferencias en este segmento se apoya en 2 clivajes específicos:

a)    Prohibido-permitido:

El joven pone en emergencia conductas “asociales” que muchos viven y practican subterráneamente; constituyendo "lo que viene", "la próxima cultura" más que una contracultura. Los jóvenes barometrizan el cambio, por eso lo demandan. El cambio lo anclan en el límite de lo que la ley habilita y lo que prohíbe.

b)    Soluciones institucionalizadas- no institucionalizadas:

Esta institucionalización, conlleva una legitimación implícita y demandada de valores, sentimientos y necesidades. El segmento demanda ocupar el imaginario de la clase política.

Las experiencias de voto a los 16 en los diferentes países donde se habilitó ese derecho, marcan tasas de voto altas. Los jóvenes “quieren usar la credencial”, son votantes comprometidos y convencidos, despegan y con facilidad del mandato de voto familiar.

Demandan convocatorias a forzar realidades, reconocimiento legitimación e institucionalización. Satisfacer deseos antes que necesidades. Es un voto emocional, complejo, inteligente y definitorio en cualquier elección.

Twitter, Facebook y las herramientas 2.0 y 3.0, donde los jóvenes juegan de locales, como nativos digitales, frente a migrantes digitales como sus padres, maestros y profesores, resultan fundamentales para desplegar nuevas formas de adhesión, militancia y compromiso, a través de la posibilidad de generar acciones, publicar, interactuar, militar, comunicar y llegar en forma simétrica a cualquier persona, segmento, audiencia u estamento.

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