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miércoles, julio 18, 2018

El segmento #Hipster en el #VotoJoven






Rubén Weinsteiner



La cultura urbana hipster está encarnada por jóvenes entre 16 y 35 años aproximadamente, que exteriorizan un pensamiento independiente, valorizando el arte más allá del mainstream, corriéndose de las modas del momento, vistiendo y escuchando música no comercial, distanciándose de los últimos dictados de la tecnología, oponiéndose al consumo desmedido, y priorizando comprar local y amigable con el medio ambiente.



Los Hipsters manifiestan hacia adentro y hacia fuera de la tribu, heterogeneidades intensas. Si bien tribalmente se cohesionan a través de valores, simbologías y ritualidades, la ponderación del pensamiento independiente potencia las diferencias entre sus miembros y las legitima.



Se suele ligar esta cultura urbana en términos de su origen, con los indies e incluso con los hippies. Su origen real data de mediados del siglo veinte, aunque desapareció en los 70 y volvió a surgir fuerte hacia el 2010 en grandes ciudades de los países centrales entre personas de clase media.

Existen diferentes subculturas derivadas de los hipsters.


El término Hipster está hoy claramente sobredeterminado. Llamamos Hipster a diferentes personas que despliegan una estética concreta y determinada. Esa sobredeterminación está influida por el negocio de la moda que necesita tipifcar y simplificar determinadas exterioridades y formatos para vender productos para el segmento.





Se visten sin patrones específicos, con un estilo personal, bohemio, alejado de la moda del momento y en muchos casos atemporal. Suelen reutilizar ropa y anteojos, con estética vintage.



Les gusta la música indie, indie-rock y jazz, aunque también simpatizan con otros estilos y escuchan bandas poco conocidas. Respecto al cine, prefieren cine Europeo o de EE.UU pero independiente.

Algunos de los cineastas favoritos de los hipsters son Quentin Tarantino, Richard Linklater, Vincent Gallo, Sofia Coppola y muy especialmente Spike Jonze y Wes Anderson,a quienes se les considera también propiamente hipsters. Los hipsters tiene a 3 actores en particular como íconos: Christina Ricci, Bill Murray y Tora Birch, que aunque no necesariamente llevan estilos de vida hipster, muchos de sus personajes son muy representativos de la imagen y actitud hipster.



Les gusta mucho la fotografía, lo vintage, la cocina rara y original, son viajeros low cost y consumen mucha cultura.



La cultura hipster es básicamente progresista y valoran sobre todo el pensamiento independiente. Si bien usan celulares viejos y computadoras old fashion, tienen mucha actividad en las redes sociales.



Es una tribu esencialmente inserta en los sectores medios y medios altos. Su reason why en términos de ciudadanía económica es tener una estilo de vida, despojado, bohemio, austero, donde el tiempo como recurso económico no renovable, se encuentra en el tope de la escala valorativa. Y la ideas es ganar dinero para pagar los gastos, pero sin comprometer el tiempo para el ocio, como leer, ver películas poco comerciales, diseñar, visitar galerías y entarse a charlar en cafeterías, (el café es central en el universo hipster) componer música, escribir novelas o poesía,etc...



El hípster se plantea liberarse de la dictadura del consumo, que, según la cultura, convierte a las personas en conejos que persiguen zanahorias que nunca alcanzan y que le quitan lo verdaderamente importante, el comando de su tiempo, de sus decisiones y de su realidad.



Los hipster trabajan y muchos ganan bien, pero lo hacen sin horarios duros y en ámbitos desestructurados. Parecen relajados pero revelan compromiso con su inserción social, laboral y ciudadana en general.

No desconocen el mainstrem, se ponen al costado, lo critican con sarcasmo e ironía, pero lo aceptan.



No miran TV de aire ni de cable, son más pull casting que broadcasting, eligen su propia programación.



Los hípster no se radicalizan en nada, ni en su visión constitutiva tribal ni en sus posiciones políticas. No son afectos a la masividad, por eso por lo general no votan mayorías, y si lo hicieran deberían encontrar significados en la marca política que no sean tenidos en cuenta por las masas.

Tienen una esencia anarquista y hasta liberal en términos de no aceptar la homogeneidad y lo colectivo coercitivo. Rechazan el partidismo pero no son “cualunquistas”, no son partidarios de la antipolítica.

Suelen ser ONGistas, y desde allí algunos voan expresiones de centro derecha generalmente vinculadas a las ONG.



Su activismo se traduce en la creación de fanzines, comics, la organización de eventos culturales alternativos y la participación activa en la Web 4.0



Los hípsters se situan incómodamente entre dos grupos que los acechan, por un lado los intelctuales que los critican por frívolos y no comprometidos y por el otro los Yuppies que imitan su exterioridad, dejándose una barba hípster, usando lentes vintage o ropa de feria americana.





En música, lo hipster se nutre de intérpretes y bandas alternativas e Indy como Beck, Ben Folds, They Might Be Giants, Elliott Smith, Los Pixies, Sigur Ros, Pulp, Radiohead y Björk.



Política y hipsters



Existe cierto rasgo individualista en la cultura hipster. Sin embargo la dimensión colectiva extra tribu emergió en hechos como el 15M en España, que tuvo su correlato en muchas ciudades, y tanto en Madrid como en los demás lugares donde tuvieron lugar los actos de los Indignados, los hipsters tuvieron un rol importante. Los hipsters salieron a decirle al establishment, que no podían pagar los alquileres, que los alimentos y el transporte subían más que sus ingresos, que el futuro tan lejano para ellos, les empezaba a preocupar.

Los hipsters organizaron y fueron continente de demandas heterogéneas, pero ligadas al deterioro en el nivel de consumo básico.



Los hipsters recelan de la política partidaria, la sienten lejana, pero no la invalidan. Los hipsters se sienten progresistas lo cual los podría llevar a votar un partido “progre de izquierda”, “progre de centro” o “progre de derecha”. Un hipster no sería ni trotskista ni muy derecha en lo económico, lo radical lo espanta.



El sujeto de elección joven hipster busca un piso de seguridad razonable, sin interpelación al compromiso emocional y menos militante. Es como si nos dijera: “asegurame a, b y c y no me rompas”.

Pero si buscamos una intervención reptiliana-emocional, tenemos que construir un discurso multicultural, con algún sesgo anarco-individual, con acento en la eficiencia austera, la simpleza, autenticidad y practicidad.



El voto hipster es interesante porque es individualista como el de Julían, contador 34 años casado sin hijos, que quiere mudarse, cambiarse el auto, viajar, pero sin el consumo aspiracional, sino más bien funcional. No quiere tener el mismo auto que el gerente, un A4 OK, le alcanza con uno de 10 años que funcione bien y que pueda pagar la nafta. Es social como el de Lisa 30 años, terminando sociología, que quiere un gobierno que tenga una política progresista proactiva, pero descree. Es sofisticado y hasta cosmopolita, pero no despreciativo de lo propio. Tiene el factor egocéntrico de Walter el taxista de 35, pero no juzga. No busca modelos pontificadores de lo que está bien y está mal.



En el 15M en la Puerta del Sol, en su correlato en París, en Londres, en New York, Roma y mucgas ciudades, los hipsters como parte importante de la masa crítica, planteaban que los que estaban ahí eran trabajadores, sectores medios, desocupados, etc y que constituían lo que ellos llamaban “la gente normal” y que aspiraban a representar al 99% de la población, mientras que el otro 1% era “los poderosos de siempre”.

En definitiva los hipsters no confían ni en el 1% del círculo rojo, ni en su capacidad para enfrentarlos. Por eso las demandas serán mínimas y las promesas políticas aceptadas como viables también lo serán. Toda amplificación desmedida, de la capacidad realizadora será descreída y deslegitimada por los hipsters. Cambios mínimos, viables y posibles.



Un discurso desprovisto de artificios e imposturas, austero, moderado, multicultural, off mainstream, ni emocionalmente comprometedor ni invasivo. Para el voto hipster la empatía es la identificación y el encuentro en una hoja de ruta minimalista, segura y práctica que organiza a favor de la marca política, atributos que se traducen en percepciones muy positivas para los votantes hipsters.
Rubén Weinsteiner



Rubén Weinsteiner

viernes, abril 13, 2018

Isak Andic, el señor Mango

La segunda empresa de moda española y la primera catalana es un clan familiar que empezó modestamente

Isak Andic



“Educadísimo, amable y exquisito”. Así definen a Isak Andic (Estambul, 1953), el dueño de la segunda empresa textil española y la primera catalana, Mango. Un empresario que, cuentan, habla con todo el mundo y se salta jerarquías para conocer la opinión de los que trabajan en su compañía. Mantiene un trato muy cercano que muchos agradecen y que a veces ha conllevado cambios que han creado problemas. Quizá ese fue uno de los motivos que le llevó a delegar demasiado pronto en su hijo Jonathan y tener que regresar, al poco tiempo, para rescatar a la empresa, que entró en números rojos en 2016, con un resultado negativo de 61 millones de euros. Y eso que en 2014, la compañía, que no paraba de crecer, ganó 107 millones, que bajaron a solo cuatro millones en el ejercicio fiscal de 2015.

Como pasa con otros grupos de moda, este también está gestionado por un clan familiar que empezó modestamente. Ahora la empresa tiene más de 2.200 tiendas en 111 países de todo el mundo y cuenta con unos 15.000 empleados, de los cuales 2.000 trabajan en la sede de Palau-Solità i Plegamans (Barcelona), que recientemente se ha vendido a un grupo inversor. Eso sí, Mango seguira en las instalaciones como inquilino al menos 30 años. La firma cuenta con varias líneas de negocio con colecciones de mujer, hombre, niños y una división especializada en tallas grandes que denominan Violeta by Mango.


Isak y su hermano Nahman (Estambul, 1951) fueron los fundadores de la firma, creada en 1984. La primera tienda la abrieron en el céntrico paseo de Gràcia, en Barcelona. Pero antes ya había toda una historia de esfuerzo.
La princesa Letizia en los talleres de Mango con Isac Andik. Robert Marquardt Getty Images


Isak Andic comenzo en el negocio de la moda en 1972 vendiendo a tiendas blusas bordadas a mano y hechas en Turquía. Él mismo las repartía en su proprio coche por toda España hasta que montó su propia tienda en la capital catalana. Le siguieron varias con diferentes nombres hasta que llegó Mango, un nombre que surgió de una fruta exótica que descubrió en Filipinas y que le gustó por su sonoridad. Siempre ha sido él, el encargado de llevar las riendas del negocio. Su hermano mayor, criador de caballosm se ocupa de la Yeguada Andic, instalada en Huelva desde 1985.

Las pasiones de Isak, en cambio, son navegar con su velero Nirvana Formentera, de 53 metros de eslora, con el que ha dado la vuelta al mundo, y el esquí, deporte al que también dedica mucho de su tiempo libre. Sus aficiones también han condicionado el destino de algunas de sus viviendas, ya que posee una casa en el Vall d’Aran, para estar cerca de la estación de Baqueira Beret, y es propietario de una mansión en Formentera cuya construcción, en una una zona de especial interés natural, ha generado polémica en la isla. Un caso aún pendiente de resolución porque el Tribunal Supremo ha ordenado revisar el expediente.

De su vida personal no quiere hablar ni que se hable. Se sabe que tiene su residencia habitual en Esplugues de Llobregat, muy cerca de Barcelona, en una zona de grandes casas donde ocupa una de las más espectaculares y que posee una buena colección de arte contemporáneo. Cuentan que es un hombre divertido a quien le gusta rodearse de su familia y amigos, pero siempre lejos de los focos mediáticos.

Solo se puede rastrear su trayectoria a partir de algunos de los cargos que ha ejercido: la presidencia del Instituto de Empresa Familiar o su participación en la junta del Círculo de Economía. También ha sido accionista y miembro del consejo de administración del Banco de Sabadell, de donde salió con resultados poco favorables, y como hombre de negocios se sabe que actualmente apuesta por su sociedad patrimonial, Punta Na, desde la que gestiona otras inversiones, mayoritariamente inmobiliarias.

Según la lista de la revista Forbes, el patrimonio de Andic pasó de 3.200 millones de euros en 2016 a 2.300 en 2017 y del cuarto puesto como hombre más rico de España al noveno. Es patrono de la Fundación Princesa de Asturias, de la Fundación Princesa de Girona, de la Fundación Elena Barraquer y del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC).

Los dos hermanos Andic llegaron muy jóvenes a Barcelona desde su Turquía natal de la mano de su familia y allí echaron raíces. Isak tiene tres hijos, Jonathan (1981), Judith (1982) y Sarah (1997), de su matrimonio con Neus Raig, de quien está separado desde hace años. Los dos mayores ya llevan tiempo en la empresa, donde han pasado por diferentes departamentos. Jonathan se encargó de la dirección de la línea masculina, HE by Mango y es vicepresidente ejecutivo y miembro del consejo de administración desde 2012. Quienes le conocen le atribuyen un carácter más sociable que a su padre pero también ha sido señalado como quien tomó algunas de las decisiones que han llevado al mal momento económico por el que pasa la empresa.

Judith también trabaja en la firma pero en el área de diseño y desarrollo de las colecciones Premium y Committed. Estudió Moda en el Instituto Europa de Design (IED), en Barcelona, donde su estilo de vida sencilla hizo que su origen pasara desapercibido y que lograra sorprender a sus compañeros el día que descubrieron que era hija del dueño del imperio Mango. La pequeña, Sarah, de temperamento más desinhibido como su hermano mayor, también ha apostado por estudiar diseño pero fuera de la ciudad. Los dos hermanos mayores viven en el paseo de Gràcia, el más lujoso de la capital catalana.

También trabaja en la compañía Violeta (1985), hija de Nahman, que dirige la línea Violeta by Mango, creada en 2014 para ofrecer moda a partir de la talla 40. Es la única del clan que ha concedido una entrevista al portal especializado Moda.es para hablar de la división que lleva su nombre. En ella cuenta que la idea de ampliar las tallas que ofrece Mango fue de Isak, que trabajaron juntos en el proyecto pero que la decisión final fue de su tío. Ha sido la excepción. No hay más entrevistas ni informaciones oficiales sobre la familia Andic, que incluso en redes sociales tienen sus perfiles bien cerrados, como casi todo en su vida.