Mostrando las entradas con la etiqueta Economía 2.0. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Economía 2.0. Mostrar todas las entradas

jueves, diciembre 11, 2008

La carrera por el auto 2.0

Thomas L. Friedman

The New York Times

uando pienso en nuestro rescate de las Tres Grandes de Detroit, no puedo evitar reflexionar sobre aquello que, en mi opinión, es la regla comercial más importante en el mercado global integrado y digitalizado de hoy, en el que los instrumentos de conocimiento e innovación están tan difundidos.
Se trata de esto: lo que pueda hacerse se hará. La única pregunta es si lo harán ustedes o se lo harán a ustedes. Pero no hay que pensar que no se hará. Si alguien tiene una idea en Detroit o en Tennessee, debe prometerme que tratará de concretarla, porque alguien en Dinamarca o en Tel Aviv la pondrá en práctica un segundo más tarde.
¿Por qué saco el tema? Porque alguien en Dinamarca o en Tel Aviv ya está desarrollando una alternativa concreta al modelo comercial de Detroit. No sé si esa alternativa a los autos impulsados por combustible funcionará, pero sí sé que es posible ponerla en marcha? y Detroit no lo está haciendo. Y por lo tanto, alguien la pondrá en marcha y eventualmente, apuesto, traerá buenas ganancias.
Cuando eso ocurra, nuestro rescate de Detroit será recordado como el equivalente de poner miles de millones de dólares del dinero de los contribuyentes en el negocio de los catálogos por correo en la víspera de la creación de eBay. Será recordado como verter miles de millones de dólares en la industria del CD de música en la víspera del nacimiento del iPod y de iTunes.
Será recordado como poner miles de millones de dólares en una cadena de librerías en la víspera del nacimiento de Amazon.com y Kindle. Será recordado como invertir miles de millones en mejorar máquinas de escribir en la víspera del nacimiento de la PC.
¿De qué modelo comercial estoy hablando? De la empresa de autos eléctricos de Shai Agassi, llamada Better Place, con base en California, que anunció la semana pasada una sociedad con el estado de Hawai para probar su plan comercial allí después de haber firmado acuerdos con Israel, Australia, el área de la bahía de San Francisco y, sí, Dinamarca.
El sistema de carga de Better Place se basa en generar electrones de tanta energía renovable (eólica y solar) como sea posible y después alimentar con esos electrones limpios una infraestructura nacional de carga para autos eléctricos.
Esta infraestructura está formada por sitios de carga con puntos de venta -los primeros pilotos se inauguraron esta semana en Israel- más estaciones de recambio de baterías en cada uno de los países. Luego, todo el sistema es controlado por un centro de control de servicio que integra las prestaciones y hace la facturación.
Según el modelo de Better Place, los consumidores pueden comprar o alquilar un auto eléctrico de la planta automotriz francesa Renault o de empresas japonesas como Nissan (General Motors rechazó con desdén a Agassi) y después comprarle a Better Place kilometraje para las baterías de sus autos eléctricos de la misma manera que usted compra ahora un teléfono celular a Apple y los minutos a AT&T.
Así, Better Place, o cualquier empresa automotriz que se asocie con ella, se beneficia con cada kilómetro que usted recorra. GM vende autos. Better Place está vendiendo kilómetros de movilidad. Se prevé que los primeros autos eléctricos Renault y Nissan lleguen a Dinamarca e Israel en 2011, cuando todo el sistema ya esté establecido y en funcionamiento.
El martes, el Ministerio de Medio Ambiente de Japón invitó a Better Place a unirse al primer proyecto de automóviles eléctricos encabezado por el gobierno, junto con Honda, Mitsubishi y Subaru. Se prevé construir una estación de cambio de baterías de autos eléctricos en Yokohama, la Detroit de Japón.
Lo que me resulta interesante de Better Place es que se trata de una empresa automotriz construida a partir de la nueva plataforma industrial del siglo XXI, no de la plataforma del siglo XX? exactamente lo mismo que hizo Steve Jobs para revolucionar la industria de la música.
¿Qué fue lo que Apple entendió antes que nadie? Uno, que la plataforma tecnológica de hoy le posibilitaría a cualquiera grabar música con una computadora. Dos, que Internet y el MP3 le permitirían a cualquiera transferir música en formato digital a cualquier persona.
Lo que nos dice Agassi, el fundador de Better Place, es que hay una nueva manera de generar movilidad, no sólo música, usando esa misma plataforma. Sólo hacen falta el tipo adecuado de batería para autos -el iPod de esta historia- y una red nacional de recarga -la tienda de iTunes- para hacer que funcione el modelo para autos eléctricos a un precio de seis centavos la milla (1,6 km). El estadounidense promedio paga en este momento unos 12 centavos por milla de combustible, lo que, además, contribuye al recalentamiento global y fortalece a los petrodictadores.
No hay que esperar que esta innovación provenga de Detroit. Recordemos que en 1908 el Ford T tenía mejor rendimiento que muchos modelos de Ford, General Motors y Chrysler fabricados en 2008.
Pero no se sorprendan cuando esta idea venga de otro lado. Puede hacerse. Y se hará. Si perdemos la oportunidad de ganar la carrera del auto 2.0 porque nos dedicamos insensatamente a rescatar al auto 1.0, sólo habrá un responsable: los nuevos accionistas de Detroit.
Es decir, nosotros, los contribuyentes.

La carrera por el auto 2.0

Thomas L. Friedman

The New York Times

uando pienso en nuestro rescate de las Tres Grandes de Detroit, no puedo evitar reflexionar sobre aquello que, en mi opinión, es la regla comercial más importante en el mercado global integrado y digitalizado de hoy, en el que los instrumentos de conocimiento e innovación están tan difundidos.
Se trata de esto: lo que pueda hacerse se hará. La única pregunta es si lo harán ustedes o se lo harán a ustedes. Pero no hay que pensar que no se hará. Si alguien tiene una idea en Detroit o en Tennessee, debe prometerme que tratará de concretarla, porque alguien en Dinamarca o en Tel Aviv la pondrá en práctica un segundo más tarde.
¿Por qué saco el tema? Porque alguien en Dinamarca o en Tel Aviv ya está desarrollando una alternativa concreta al modelo comercial de Detroit. No sé si esa alternativa a los autos impulsados por combustible funcionará, pero sí sé que es posible ponerla en marcha? y Detroit no lo está haciendo. Y por lo tanto, alguien la pondrá en marcha y eventualmente, apuesto, traerá buenas ganancias.
Cuando eso ocurra, nuestro rescate de Detroit será recordado como el equivalente de poner miles de millones de dólares del dinero de los contribuyentes en el negocio de los catálogos por correo en la víspera de la creación de eBay. Será recordado como verter miles de millones de dólares en la industria del CD de música en la víspera del nacimiento del iPod y de iTunes.
Será recordado como poner miles de millones de dólares en una cadena de librerías en la víspera del nacimiento de Amazon.com y Kindle. Será recordado como invertir miles de millones en mejorar máquinas de escribir en la víspera del nacimiento de la PC.
¿De qué modelo comercial estoy hablando? De la empresa de autos eléctricos de Shai Agassi, llamada Better Place, con base en California, que anunció la semana pasada una sociedad con el estado de Hawai para probar su plan comercial allí después de haber firmado acuerdos con Israel, Australia, el área de la bahía de San Francisco y, sí, Dinamarca.
El sistema de carga de Better Place se basa en generar electrones de tanta energía renovable (eólica y solar) como sea posible y después alimentar con esos electrones limpios una infraestructura nacional de carga para autos eléctricos.
Esta infraestructura está formada por sitios de carga con puntos de venta -los primeros pilotos se inauguraron esta semana en Israel- más estaciones de recambio de baterías en cada uno de los países. Luego, todo el sistema es controlado por un centro de control de servicio que integra las prestaciones y hace la facturación.
Según el modelo de Better Place, los consumidores pueden comprar o alquilar un auto eléctrico de la planta automotriz francesa Renault o de empresas japonesas como Nissan (General Motors rechazó con desdén a Agassi) y después comprarle a Better Place kilometraje para las baterías de sus autos eléctricos de la misma manera que usted compra ahora un teléfono celular a Apple y los minutos a AT&T.
Así, Better Place, o cualquier empresa automotriz que se asocie con ella, se beneficia con cada kilómetro que usted recorra. GM vende autos. Better Place está vendiendo kilómetros de movilidad. Se prevé que los primeros autos eléctricos Renault y Nissan lleguen a Dinamarca e Israel en 2011, cuando todo el sistema ya esté establecido y en funcionamiento.
El martes, el Ministerio de Medio Ambiente de Japón invitó a Better Place a unirse al primer proyecto de automóviles eléctricos encabezado por el gobierno, junto con Honda, Mitsubishi y Subaru. Se prevé construir una estación de cambio de baterías de autos eléctricos en Yokohama, la Detroit de Japón.
Lo que me resulta interesante de Better Place es que se trata de una empresa automotriz construida a partir de la nueva plataforma industrial del siglo XXI, no de la plataforma del siglo XX? exactamente lo mismo que hizo Steve Jobs para revolucionar la industria de la música.
¿Qué fue lo que Apple entendió antes que nadie? Uno, que la plataforma tecnológica de hoy le posibilitaría a cualquiera grabar música con una computadora. Dos, que Internet y el MP3 le permitirían a cualquiera transferir música en formato digital a cualquier persona.
Lo que nos dice Agassi, el fundador de Better Place, es que hay una nueva manera de generar movilidad, no sólo música, usando esa misma plataforma. Sólo hacen falta el tipo adecuado de batería para autos -el iPod de esta historia- y una red nacional de recarga -la tienda de iTunes- para hacer que funcione el modelo para autos eléctricos a un precio de seis centavos la milla (1,6 km). El estadounidense promedio paga en este momento unos 12 centavos por milla de combustible, lo que, además, contribuye al recalentamiento global y fortalece a los petrodictadores.
No hay que esperar que esta innovación provenga de Detroit. Recordemos que en 1908 el Ford T tenía mejor rendimiento que muchos modelos de Ford, General Motors y Chrysler fabricados en 2008.
Pero no se sorprendan cuando esta idea venga de otro lado. Puede hacerse. Y se hará. Si perdemos la oportunidad de ganar la carrera del auto 2.0 porque nos dedicamos insensatamente a rescatar al auto 1.0, sólo habrá un responsable: los nuevos accionistas de Detroit.
Es decir, nosotros, los contribuyentes.

miércoles, septiembre 17, 2008

De la periferia al centro

Por Guillermo Omar Oliveto

Uno de los autos más innovadores de los últimos tiempos llegaría al mercado sobre finales de este año. ¿De dónde viene? ¿De los Estados Unidos, de Alemania, Francia o Japón? No. Viene de la India. Así como lo fue en su momento el "Escarabajo" de Volkswagen, el "Nano" de Tata Motors promete ser "el nuevo auto de la gente". Su valor rondará los 2500 dólares. Se transformará en el ícono del nuevo mercado de la "accesibilidad". Ratan Tata es el dueño del grupo económico que lleva su nombre. Sus 96 empresas facturan, en conjunto, unos 22.000 millones de dólares al año. Tienen presencia en más de 50 países y exportan a unos 120. Ratan se acaba de dar un pequeño gusto: quedarse con dos empresas emblemáticas de la más alta alcurnia británica: Jaguar y Land Rover.

Acuciadas por la violenta descapitalización originada en la crisis de las hipotecas, diversas entidades financieras de las más prestigiosas de los EE.UU. tomaron la difícil decisión de vender parte de sus acciones y salir a buscar dinero fresco. ¿Quiénes las compraron? Entre otros, los entes de inversiones de Kuwait y Abu Dhabi, las corporaciones de inversiones de los gobiernos de Singapur y de China y hasta fondos no identificados de Oriente Medio.

"Vamos a ser el club más grande del mundo, más que el Real Madrid y el Manchester United." ¿Quién conmovió al ambiente del fútbol con semejante desafío? Sulaiman Al-Fahim, cara visible del Abu Dhabi United Group for Development and Investment, un fondo de inversión que cuenta directamente con el sustento de la familia real del emirato. Pagaron 230 millones de euros por el Manchester City, un club que no sale campeón de la liga inglesa desde 1968. Ya tienen al crack brasileño Robinho, que dejó el Real Madrid tras un pago cash de 42 millones de euros. Y, por si fuera poco, van por el jugador del momento: Cristiano Ronaldo. Pagarían la mayor cifra jamás pagada por un jugador de fútbol: 240 millones de euros. En la tierra de los inventores del fútbol hoy reinan los árabes y los rusos: no nos olvidemos de Román Abramovich, que, en 2003, se quedó con el Chelsea.

Hablando de rusos, el ex presidente Mikhail Gorbachov es una de las nuevas estrellas de la campaña global de la marca Louis Vuitton. Si esta imagen no fuera ya suficientemente paradójica, lo sería que en la mítica Plaza Roja de Moscú los turistas puedan visitar el mausoleo de Lenin y regodearse en uno de los shopping centers más lujosos del planeta casi al mismo tiempo. Entre una y otra atracción hay sólo cien metros.

El hombre más rico del mundo es mexicano. Carlos Slim. La tercera fábrica de aviones comerciales del mundo es brasileña, Embraer.

En dos de las economías más liberales de hoy se acaban de quemar todos los libros: el Estado se vio obligado a intervenir para salvar de la bancarrota a algunas de sus entidades financieras. En los Estados Unidos, Bear Sterners, Fannie Mae y Freddie Mac y en Inglaterra, el Northern Rock Bank. Henry Paulson, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, acaba de confesar que es muy difícil saber el costo del rescate de todas estas financieras. George Soros, luego de anunciar en Davos 2008 que estamos frente a la peor crisis de las finanzas desde los años 30, aseveró: "Sin reglas, el capitalismo se destruirá".

Tiene sentido la reflexión de Ricardo Lagos, reconocido como uno de los mejores estadistas de los últimos tiempos en la región, y lejos de ser considerado estatista o populista: "Una sociedad que espera que el mercado todo lo resuelva va a terminar siendo una sociedad de mercado, con las diferencias que tiene el mercado". Barack Obama también se anotó en la carrera que promete recrear las reglas del capitalismo: "Demasiadas veces hemos disculpado o abrazado una ética de la codicia. Eso ya ha amenazado la estabilidad de largo plazo de nuestro sistema. Hoy tenemos que crear un nuevo marco regulatorio del siglo XXI".

El libre mercado, tal como se lo pregonó en los últimos años, quedará para otra instancia. El Estado ha vuelto a ocupar un lugar central en la escena. ¿El mundo se ha vuelto loco? Luego de un largo ciclo de prácticamente dos décadas de crecimiento continuo, a una tasa promedio del 4% anual, da la impresión de que estamos ingresando en el reino del revés. Todo parece estar patas para arriba. Y, de algún modo, lo está.

Hay un modelo que imperó durante esa larga fase de crecimiento que está crujiendo. Y otro modelo, una especie de hijo bastardo de ese proceso, que ya está dando pruebas de merecer atención. Mientras el centro gozaba de los beneficios de la "globalización 1.0", dejó que fuera la "mano invisible" del mercado la única encargada del control.

Cuando, en la portada de su número del 31 de diciembre de 2007, la revista Time declaró a Vladimir Putin personaje del año, dio cuenta de un fenómeno que ya trascendió la esfera económica para avanzar sobre lo político y lo social. Como quedó claramente demostrado en el reciente conflicto del Cáucaso, el espíritu zarista renace.

La lógica de la "globalización 1.0", hija dilecta de aquel "fin de la historia" que proclamó Francis Fukuyama en julio de 1989, y que se transformó, el 9 de noviembre del mismo año, en "verdad irrefutable" tras la caída del Muro de Berlín, está siendo fuertemente cuestionada.

Una nueva lógica, la de la "globalización 2.0", pelea por su espacio en las mentes de millones de personas que comienzan a creer en un mundo ya no unidireccional -del centro a la periferia-, sino bidireccional -del centro a la periferia y de la periferia al centro- y hasta "multidireccional" -de una periferia a otra periferia-. Nos movemos de una impronta vertical a una horizontal. Otro intelectual americano, el tres veces ganador del premio Pullitzer, Thomas Friedman, ocupó el lugar de Fukuyama cuando se ocupó de bautizar este nuevo tiempo. Lo llamó la era del "mundo plano".

El "dinero nuevo" ya no está en el centro, sino en los bordes. Cabe remitirse a los números. En el período 2003-2008, mientras la economía de los Estados Unidos habrá crecido un 15%, la de Europa, un 11,5%, y la de Japón, un 11%; la de China lo hará un 64%; la de India, un 52%; la de Rusia, un 41%, y la de Brasil, un 25%. Por supuesto que es en "el centro" donde sigue concentrándose la mayor parte del stock de riqueza del mundo: los EE.UU., Japón y Alemania continúan siendo las tres principales potencias económicas globales. Si consideramos la Comunidad Económica Europea como un todo, es tan importante como los Estados Unidos. Ambos manejan casi 2/3 de la economía global. Pero una cosa es el stock y otra el flujo. La velocidad de crecimiento de "los bordes" es muy superior a la del centro.

Como bien sugiere el futurólogo americano John Naisbitt en su último libro, Mindset, 11 mentalidades para prever el futuro , "el futuro es un conjunto de posibilidades, hechos, giros, avances y sorpresas. En una proyección del futuro, tenemos que prever dónde van las piezas, y cuanto más comprendamos las conexiones, más exacta será la visión. ¡Vean el futuro como un rompecabezas!".

La primera conclusión a la que podemos llegar, siguiendo su sugerencia, es que puede imaginarse un futuro próximo con más piezas. Y nuestra región crece en importancia desde la nueva perspectiva de un mundo multilateral, donde cada cual lleva a la gran mesa de la globalización lo mejor de sí. Entre 2003 y 2008, América latina crece un 28%. Todos sus países, con regímenes económicos y políticos diferentes, han crecido en los últimos 5 años, y la Cepal acaba de confirmar que se prevé que lo hagan también en los dos próximos.

Sucede que los grandes motores de la globalización 2.0, esos milenarios países de los bordes que conjugan ahora su tradicional vocación y potencia imperial -como quedó demostrado en la maravillosa escenificación de los recientes Juegos Olímpicos de Pekín-, con la imprescindible condición capitalista que les permite subirse a la red global; a medida que mejoran la calidad de vida de su gente -nada menos que la mitad de la población mundial-, requieren más y más de lo que nosotros tenemos para vender. Fundamentalmente, tres grandes cosas: comida, energía y talento.

En palabras del pensador francés Alain Touraine: "El final de un mundo no es el final del mundo".

El mundo no está loco, sólo está cambiando su estructuración. Aquellos que son capaces de visualizar hoy las nuevas conexiones que se están tejiendo logran tener más clara la figura final del rompecabezas. Se dibuja ante sus ojos una oportunidad inédita en más de cien años. Si aún quedaran dudas, un reciente informe de la Fundación Producir Conservando, comandado por el economista Juan José Llach, sobre la base de datos de la FAO, lo acaba de confirmar: la demanda de alimentos seguirá muy firme de acá a 2020, con crecimientos del consumo superiores al 90% en productos clave para la región, como la soja, el maíz, el trigo, la carne vacuna, la carne de pollo, la leche, y las frutas. Otro economista, Miguel Angel Broda, publicó meses atrás, en este diario, que en Europa un kilo de lomo hoy vale igual que 4 kilos de Audi.

Cuando ya se cuentan por cientos de millones los que empiezan a comer mejor y la demanda crece más rápido que la oferta, los términos de intercambio cambian. Siendo también parte integrante de "los bordes", son varios los países y los gobernantes latinoamericanos -con Brasil y Lula a la cabeza- que en el vecindario de la Argentina están viendo la oportunidad y van por ella ¿Lo lograremos nosotros?

El autor es consultor en tendencias de consumo.

De la periferia al centro

Por Guillermo Omar Oliveto

Uno de los autos más innovadores de los últimos tiempos llegaría al mercado sobre finales de este año. ¿De dónde viene? ¿De los Estados Unidos, de Alemania, Francia o Japón? No. Viene de la India. Así como lo fue en su momento el "Escarabajo" de Volkswagen, el "Nano" de Tata Motors promete ser "el nuevo auto de la gente". Su valor rondará los 2500 dólares. Se transformará en el ícono del nuevo mercado de la "accesibilidad". Ratan Tata es el dueño del grupo económico que lleva su nombre. Sus 96 empresas facturan, en conjunto, unos 22.000 millones de dólares al año. Tienen presencia en más de 50 países y exportan a unos 120. Ratan se acaba de dar un pequeño gusto: quedarse con dos empresas emblemáticas de la más alta alcurnia británica: Jaguar y Land Rover.

Acuciadas por la violenta descapitalización originada en la crisis de las hipotecas, diversas entidades financieras de las más prestigiosas de los EE.UU. tomaron la difícil decisión de vender parte de sus acciones y salir a buscar dinero fresco. ¿Quiénes las compraron? Entre otros, los entes de inversiones de Kuwait y Abu Dhabi, las corporaciones de inversiones de los gobiernos de Singapur y de China y hasta fondos no identificados de Oriente Medio.

"Vamos a ser el club más grande del mundo, más que el Real Madrid y el Manchester United." ¿Quién conmovió al ambiente del fútbol con semejante desafío? Sulaiman Al-Fahim, cara visible del Abu Dhabi United Group for Development and Investment, un fondo de inversión que cuenta directamente con el sustento de la familia real del emirato. Pagaron 230 millones de euros por el Manchester City, un club que no sale campeón de la liga inglesa desde 1968. Ya tienen al crack brasileño Robinho, que dejó el Real Madrid tras un pago cash de 42 millones de euros. Y, por si fuera poco, van por el jugador del momento: Cristiano Ronaldo. Pagarían la mayor cifra jamás pagada por un jugador de fútbol: 240 millones de euros. En la tierra de los inventores del fútbol hoy reinan los árabes y los rusos: no nos olvidemos de Román Abramovich, que, en 2003, se quedó con el Chelsea.

Hablando de rusos, el ex presidente Mikhail Gorbachov es una de las nuevas estrellas de la campaña global de la marca Louis Vuitton. Si esta imagen no fuera ya suficientemente paradójica, lo sería que en la mítica Plaza Roja de Moscú los turistas puedan visitar el mausoleo de Lenin y regodearse en uno de los shopping centers más lujosos del planeta casi al mismo tiempo. Entre una y otra atracción hay sólo cien metros.

El hombre más rico del mundo es mexicano. Carlos Slim. La tercera fábrica de aviones comerciales del mundo es brasileña, Embraer.

En dos de las economías más liberales de hoy se acaban de quemar todos los libros: el Estado se vio obligado a intervenir para salvar de la bancarrota a algunas de sus entidades financieras. En los Estados Unidos, Bear Sterners, Fannie Mae y Freddie Mac y en Inglaterra, el Northern Rock Bank. Henry Paulson, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, acaba de confesar que es muy difícil saber el costo del rescate de todas estas financieras. George Soros, luego de anunciar en Davos 2008 que estamos frente a la peor crisis de las finanzas desde los años 30, aseveró: "Sin reglas, el capitalismo se destruirá".

Tiene sentido la reflexión de Ricardo Lagos, reconocido como uno de los mejores estadistas de los últimos tiempos en la región, y lejos de ser considerado estatista o populista: "Una sociedad que espera que el mercado todo lo resuelva va a terminar siendo una sociedad de mercado, con las diferencias que tiene el mercado". Barack Obama también se anotó en la carrera que promete recrear las reglas del capitalismo: "Demasiadas veces hemos disculpado o abrazado una ética de la codicia. Eso ya ha amenazado la estabilidad de largo plazo de nuestro sistema. Hoy tenemos que crear un nuevo marco regulatorio del siglo XXI".

El libre mercado, tal como se lo pregonó en los últimos años, quedará para otra instancia. El Estado ha vuelto a ocupar un lugar central en la escena. ¿El mundo se ha vuelto loco? Luego de un largo ciclo de prácticamente dos décadas de crecimiento continuo, a una tasa promedio del 4% anual, da la impresión de que estamos ingresando en el reino del revés. Todo parece estar patas para arriba. Y, de algún modo, lo está.

Hay un modelo que imperó durante esa larga fase de crecimiento que está crujiendo. Y otro modelo, una especie de hijo bastardo de ese proceso, que ya está dando pruebas de merecer atención. Mientras el centro gozaba de los beneficios de la "globalización 1.0", dejó que fuera la "mano invisible" del mercado la única encargada del control.

Cuando, en la portada de su número del 31 de diciembre de 2007, la revista Time declaró a Vladimir Putin personaje del año, dio cuenta de un fenómeno que ya trascendió la esfera económica para avanzar sobre lo político y lo social. Como quedó claramente demostrado en el reciente conflicto del Cáucaso, el espíritu zarista renace.

La lógica de la "globalización 1.0", hija dilecta de aquel "fin de la historia" que proclamó Francis Fukuyama en julio de 1989, y que se transformó, el 9 de noviembre del mismo año, en "verdad irrefutable" tras la caída del Muro de Berlín, está siendo fuertemente cuestionada.

Una nueva lógica, la de la "globalización 2.0", pelea por su espacio en las mentes de millones de personas que comienzan a creer en un mundo ya no unidireccional -del centro a la periferia-, sino bidireccional -del centro a la periferia y de la periferia al centro- y hasta "multidireccional" -de una periferia a otra periferia-. Nos movemos de una impronta vertical a una horizontal. Otro intelectual americano, el tres veces ganador del premio Pullitzer, Thomas Friedman, ocupó el lugar de Fukuyama cuando se ocupó de bautizar este nuevo tiempo. Lo llamó la era del "mundo plano".

El "dinero nuevo" ya no está en el centro, sino en los bordes. Cabe remitirse a los números. En el período 2003-2008, mientras la economía de los Estados Unidos habrá crecido un 15%, la de Europa, un 11,5%, y la de Japón, un 11%; la de China lo hará un 64%; la de India, un 52%; la de Rusia, un 41%, y la de Brasil, un 25%. Por supuesto que es en "el centro" donde sigue concentrándose la mayor parte del stock de riqueza del mundo: los EE.UU., Japón y Alemania continúan siendo las tres principales potencias económicas globales. Si consideramos la Comunidad Económica Europea como un todo, es tan importante como los Estados Unidos. Ambos manejan casi 2/3 de la economía global. Pero una cosa es el stock y otra el flujo. La velocidad de crecimiento de "los bordes" es muy superior a la del centro.

Como bien sugiere el futurólogo americano John Naisbitt en su último libro, Mindset, 11 mentalidades para prever el futuro , "el futuro es un conjunto de posibilidades, hechos, giros, avances y sorpresas. En una proyección del futuro, tenemos que prever dónde van las piezas, y cuanto más comprendamos las conexiones, más exacta será la visión. ¡Vean el futuro como un rompecabezas!".

La primera conclusión a la que podemos llegar, siguiendo su sugerencia, es que puede imaginarse un futuro próximo con más piezas. Y nuestra región crece en importancia desde la nueva perspectiva de un mundo multilateral, donde cada cual lleva a la gran mesa de la globalización lo mejor de sí. Entre 2003 y 2008, América latina crece un 28%. Todos sus países, con regímenes económicos y políticos diferentes, han crecido en los últimos 5 años, y la Cepal acaba de confirmar que se prevé que lo hagan también en los dos próximos.

Sucede que los grandes motores de la globalización 2.0, esos milenarios países de los bordes que conjugan ahora su tradicional vocación y potencia imperial -como quedó demostrado en la maravillosa escenificación de los recientes Juegos Olímpicos de Pekín-, con la imprescindible condición capitalista que les permite subirse a la red global; a medida que mejoran la calidad de vida de su gente -nada menos que la mitad de la población mundial-, requieren más y más de lo que nosotros tenemos para vender. Fundamentalmente, tres grandes cosas: comida, energía y talento.

En palabras del pensador francés Alain Touraine: "El final de un mundo no es el final del mundo".

El mundo no está loco, sólo está cambiando su estructuración. Aquellos que son capaces de visualizar hoy las nuevas conexiones que se están tejiendo logran tener más clara la figura final del rompecabezas. Se dibuja ante sus ojos una oportunidad inédita en más de cien años. Si aún quedaran dudas, un reciente informe de la Fundación Producir Conservando, comandado por el economista Juan José Llach, sobre la base de datos de la FAO, lo acaba de confirmar: la demanda de alimentos seguirá muy firme de acá a 2020, con crecimientos del consumo superiores al 90% en productos clave para la región, como la soja, el maíz, el trigo, la carne vacuna, la carne de pollo, la leche, y las frutas. Otro economista, Miguel Angel Broda, publicó meses atrás, en este diario, que en Europa un kilo de lomo hoy vale igual que 4 kilos de Audi.

Cuando ya se cuentan por cientos de millones los que empiezan a comer mejor y la demanda crece más rápido que la oferta, los términos de intercambio cambian. Siendo también parte integrante de "los bordes", son varios los países y los gobernantes latinoamericanos -con Brasil y Lula a la cabeza- que en el vecindario de la Argentina están viendo la oportunidad y van por ella ¿Lo lograremos nosotros?

El autor es consultor en tendencias de consumo.

domingo, junio 15, 2008

Bernardo Kliksberg: "La equidad no se consigue por decreto"


Reconocido por sus trabajos sobre la pobreza y por sus estudios de la ética en la gestión pública y privada, el economista Bernardo Kliksberg destaca la extraordinaria mejoría luego de la crisis y, más allá de la coyuntura, dice que ve con optimismo las perspectivas del país. Y aunque confía en el "inmenso potencial" del país destaca que es fundamental contar con estadísticas confiables


A lo largo 30 años, Bernardo Kliksberg ganó reconocimiento internacional por sus trabajos sobre la pobreza -especialmente en América latina-, se consolidó como un pionero de la ética para el desarrollo, el capital social y la responsabilidad social empresaria, y creó una nueva disciplina: la gerencia social.

Hijo de emigrantes judíos polacos muy humildes, es doctor en economía y en ciencias administrativas, contador público y licenciado en sociología y en administración, todos títulos de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente reside en Nueva York y es asesor de organismos y agencias internacionales como la ONU, el BID, UNICEF, UNESCO, la OEA y la OPS. En su rol de asesor de las Naciones Unidas colaboró con distintos países de la región, en las áreas vinculadas a la pobreza, y en el caso de la Argentina asesoró durante la gestión de Néstor Kirchner a los ministerios de Salud, de Desarrollo Social y de Educación.

Días atrás vino a la Argentina para presentar su último libro, Primero la gente , escrito en coautoría con el Premio Nobel de Economía 1998, Amartya Sen, considerado como uno de los economistas más influyentes de la actualidad. Entrevistado por LA NACION, Kliksberg fue renuente a las preguntas sobre la coyuntura local y en cambio prefirió mantener su discurso en el plano del análisis macro, en decir qué es lo que habría que hacer sin calificar lo que se está haciendo porque "no vivo en el país, y no sería serio".

"Prefiero las miradas de mediano y largo plazo", explicó al reinvindicar las mejoras que se lograron en el país en los índices de pobreza e indigencia respecto de 2002. En este plano, destacó las potencialidades de un país que emergió de una de sus peores crisis. En la única concesión que hizo a esta lógica, incursionó en el ríspido tema de las mediciones del Indec y dijo que "cuanto antes exista un índice confiable sería mejor para el conjunto de la sociedad".

-¿Haber escrito su libro número 47, Primero la gente , en coautoría con Amartya Sen, es un pináculo en su carrera?

-Sin duda. Compartir un libro con el Premio Nobel de Economía más leído del planeta, Amartya Sen, que es el economista con rostro humano por antonomasia y marcó totalmente el pensamiento económico del último siglo, es un honor inmenso.

-¿Qué plantea el libro?

-Este libro significa mucho en la medida en que aportamos nuestro grano de arena a una percepción de la realidad que puede conducir a cambios profundos. Y es una alianza ética, porque tenemos en común la preocupación por la gente, de ahí el título. Es compartir el haber tratado de instalar internacionalmente una nueva disciplina que se llama Etica para el desarrollo, y que significa hacer regresar la ética al comando de la economía. El pensamiento ortodoxo disoció profundamente la ética de la economía. Es muy importante que una economía tenga estabilidad, inflación baja, que haya competitividad y progreso tecnológico, pero todo eso tiene que servir para que los chicos terminen el colegio secundario y para que no haya exclusión social.

-¿Están teniendo éxito?

-La brecha entre ética y economía es muy profunda. Vivimos en un continente que produce alimentos para tres veces su población y sin embargo tiene un 16% de chicos desnutridos; 23.000 madres mueren por año y en el 50% de los casos es a raíz de la desnutrición. Este es el continente más desigual. Con las riquezas incontables que tiene el subsuelo, con la capacidad de producción agropecuaria, con las fuentes de energía baratas... América latina ha sido bendecida por la divinidad, pero tres de cada diez jóvenes pobres terminan el colegio secundario. Es una deficiencia seria desde el punto de vista de la ingeniería social y de la ética. Pero creo que vamos avanzando.

-Cuando los dirigentes elogian y premian sus trabajos, ¿no siente que es una forma de compensar otras cosas que hacen?

-Mi experiencia de más de 30 años de luchar contra la pobreza en toda América latina, y en contacto muy directo con la dirigencia, colaborando muy activamente con las democracias de la región, me induce a tener una mirada positiva. Gracias a Dios los seres humanos nacieron para la ética, nacieron con un conflicto ético permanente, con la necesidad de tener sus conciencias en paz, y eso no se lo pueden extirpar. Hay que medir lo que está sucediendo en las economías del mundo globalizado desde los parámetros de la ética. Y mostrar muchas experiencias en donde se asume la responsabilidad social en las políticas públicas, responsabilidad social en las empresas privadas, responsabilidad social en los medios de comunicación, responsabilidad social en la sociedad civil. Se puede construir una sociedad virtuosa.

-¿Por ejemplo?

-Noruega es número uno en el mundo en los últimos seis años en la tabla de desarrollo humano de la ONU y tiene la mayor esperanza de vida del planeta. La distancia entre el más rico y el más pobre es de seis veces; en América latina es de 50. En esa sociedad, como en todas las sociedades nórdicas, la ética está presente en la economía todos los días.

-¿Qué significa la ética empresarial que plantea en Primero la gente ?

-Tratar a los consumidores con juego limpio, productos de buena calidad, precios razonables, productos saludables, buen trato del personal, empresas amigables con el medio ambiente. Una empresa que ayude a las políticas públicas. Bill Gates y Warren Buffett aportaron 60.000 millones de dólares y crearon la mayor fundación del planeta para combatir la malaria, la tuberculosis, el paludismo y el sida. Generaron alianzas estratégicas que reactivaron la investigación científica. Hay un clamor mundial por un pacto ético que regule el funcionamiento de la economía internacional. Mientras más se demore esto, va a haber más tensión social y más fracturas. Se pagan costos por tener un mundo tan desigual.

-Asumiendo que la economía es una herramienta de la política y no al revés, ¿es imaginable un pacto social si no hay ética en la política?

-Debe haber ética en la política. El antiguo testamento dice categóricamente que el fin no justifica nunca los medios. Los medios tienen que ser éticos y la política es un medio que permite articular intereses en medio de una sociedad y sin eso no hay democracia. En el último período, al margen de todas las discusiones, la pobreza se redujo a menos de la mitad.

-¿Cómo encastra el concepto de equidad en este conflicto tan exacerbado entre el Gobierno y el campo, donde lo que se está discutiendo, en definitiva, es cómo se reparte la riqueza?

-... Yo trato de centrarme mucho en las ideas de largo plazo... porque las coyunturas pueden ser múltiples. Hay una coyuntura favorable evidente para los países productores de alimentos, no era ése el panorama pocos años atrás. Entonces uno trata de mirar un poco más allá de la coyuntura, y en este plano el tema de la equidad está planteado en toda América latina. El Banco Mundial acaba de publicar un trabajo en el que dice incluso que el modelo a alcanzar no es un modelo de crecimiento con equidad sino un modelo de crecimiento con construcción de equidad en todo el camino, porque sin esto el modelo está dejando de lado a una parte de la población, tanto en su capacidad de trabajo como en su capacidad potencial de consumo. La equidad no se consigue por decreto, sino dándoles a todos posibilidades educativas, de salud, agua potable, infraestructura de saneamiento, calificando a la mano de obra. La desigualdad es una traba fenomenal para el crecimiento económico.

-Noto que no quiere hablar de temas de coyuntura, que prefiere señalar lo que habría que hacer, pero evita pronunciarse sobre cómo se están haciendo las cosas, ¿por qué?

-Es que no estoy viviendo en el país ni involucrado con ninguna acción política, y no sería serio. Además de mi interés por la situación de la pobreza en América latina, yo me intereso mucho por la Argentina, pero uno trata de aportar en el rumbo general, y con datos estadísticos muy precisos, no con opiniones. No puedo abordar el detalle ni creo que corresponda en mi rol de asesor de la ONU.

-¿En qué medida incide el descrédito social que tienen las mediciones del Indec en la confianza necesaria para crecer, eso que usted llama el capital social?

-Desde ya que tener un índice confiable es un instrumento fundamental de manejo para las políticas públicas y para la ciudadanía en su conjunto. Creo que está planteado que se avance a través de un trabajo experto hacia un índice que pueda ser consensuado por sus bases técnicas. Cuanto antes exista un índice de este tipo será mejor para el conjunto de la sociedad. Ahora, uno tiene que comparar la Argentina del año 2002 con esta de ahora, que tiene muchos problemas y desafíos por delante, pero que no está hundida en la desesperación como en ese momento. La Argentina ha demostrado que, tanto en el campo público como en el de la sociedad civil y en el de la empresa privada, hay un potencial inmenso para hacer cosas bien hechas. La sociedad argentina, por ejemplo, es parte del éxito de los medicamentos genéricos en poco tiempo. Eso es casi una proeza. La Organización Panamericana de la Salud lo ve como una experiencia modelo. En muchos países de América latina se han tratado de introducir los genéricos y se ha fracasado frente a la maraña de intereses creados que hay alrededor de eso.

-Con todo este potencial, ¿por qué tenemos una sociedad tan crispada?

-Vuelvo a mirar el mediano y el largo plazo. Estábamos muchísimo más crispados en 2002. Ahora, la sociedad puede estar muchísimo menos crispada y a eso hay que apuntar. Yo soy optimista y creo que la Argentina tiene todos los potenciales, es cuestión de aplicar políticas apropiadas. Hay condiciones económicas internacionales y se ha reactivado el aparato productivo nacional. Pero vuelvo al tema central, para mí el perfil del mediano y largo plazo está determinado por el predominio de valores éticos positivos en la sociedad, en las prácticas de los actores sociales, no en la utopía ni en la declamación. Este es un país que tiene un fondo de solidaridad muy importante, lo demostró con sus niveles de voluntariado en la crisis, que salvó muchas vidas y mejoró la situación de muchísimas personas. Yo estoy absolutamente esperanzado, pero no soy iluso, me baso en que vi con mis ojos.

Por Daniel Casas

El perfil

Proyección internacional

Hijo de emigrantes judíos polacos humildes, Bernardo Kliksberg es asesor de más de 30 gobiernos y numerosos organismos internacionales como la ONU, el BID, Unesco y Unicef. Actualmente reside en Nueva York. Posee varios títulos universitarios, todos de la UBA.

Más de 40 libros

Escribió más de 40 libros. Su última obra se titula Primero la gente, y fue escrita en coautoría con el Premio Nobel de Economía Amartya Sen. La ONU y la Unesco han traducido varios de sus trabajos al inglés y al portugués.


Bernardo Kliksberg: "La equidad no se consigue por decreto"


Reconocido por sus trabajos sobre la pobreza y por sus estudios de la ética en la gestión pública y privada, el economista Bernardo Kliksberg destaca la extraordinaria mejoría luego de la crisis y, más allá de la coyuntura, dice que ve con optimismo las perspectivas del país. Y aunque confía en el "inmenso potencial" del país destaca que es fundamental contar con estadísticas confiables


A lo largo 30 años, Bernardo Kliksberg ganó reconocimiento internacional por sus trabajos sobre la pobreza -especialmente en América latina-, se consolidó como un pionero de la ética para el desarrollo, el capital social y la responsabilidad social empresaria, y creó una nueva disciplina: la gerencia social.

Hijo de emigrantes judíos polacos muy humildes, es doctor en economía y en ciencias administrativas, contador público y licenciado en sociología y en administración, todos títulos de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente reside en Nueva York y es asesor de organismos y agencias internacionales como la ONU, el BID, UNICEF, UNESCO, la OEA y la OPS. En su rol de asesor de las Naciones Unidas colaboró con distintos países de la región, en las áreas vinculadas a la pobreza, y en el caso de la Argentina asesoró durante la gestión de Néstor Kirchner a los ministerios de Salud, de Desarrollo Social y de Educación.

Días atrás vino a la Argentina para presentar su último libro, Primero la gente , escrito en coautoría con el Premio Nobel de Economía 1998, Amartya Sen, considerado como uno de los economistas más influyentes de la actualidad. Entrevistado por LA NACION, Kliksberg fue renuente a las preguntas sobre la coyuntura local y en cambio prefirió mantener su discurso en el plano del análisis macro, en decir qué es lo que habría que hacer sin calificar lo que se está haciendo porque "no vivo en el país, y no sería serio".

"Prefiero las miradas de mediano y largo plazo", explicó al reinvindicar las mejoras que se lograron en el país en los índices de pobreza e indigencia respecto de 2002. En este plano, destacó las potencialidades de un país que emergió de una de sus peores crisis. En la única concesión que hizo a esta lógica, incursionó en el ríspido tema de las mediciones del Indec y dijo que "cuanto antes exista un índice confiable sería mejor para el conjunto de la sociedad".

-¿Haber escrito su libro número 47, Primero la gente , en coautoría con Amartya Sen, es un pináculo en su carrera?

-Sin duda. Compartir un libro con el Premio Nobel de Economía más leído del planeta, Amartya Sen, que es el economista con rostro humano por antonomasia y marcó totalmente el pensamiento económico del último siglo, es un honor inmenso.

-¿Qué plantea el libro?

-Este libro significa mucho en la medida en que aportamos nuestro grano de arena a una percepción de la realidad que puede conducir a cambios profundos. Y es una alianza ética, porque tenemos en común la preocupación por la gente, de ahí el título. Es compartir el haber tratado de instalar internacionalmente una nueva disciplina que se llama Etica para el desarrollo, y que significa hacer regresar la ética al comando de la economía. El pensamiento ortodoxo disoció profundamente la ética de la economía. Es muy importante que una economía tenga estabilidad, inflación baja, que haya competitividad y progreso tecnológico, pero todo eso tiene que servir para que los chicos terminen el colegio secundario y para que no haya exclusión social.

-¿Están teniendo éxito?

-La brecha entre ética y economía es muy profunda. Vivimos en un continente que produce alimentos para tres veces su población y sin embargo tiene un 16% de chicos desnutridos; 23.000 madres mueren por año y en el 50% de los casos es a raíz de la desnutrición. Este es el continente más desigual. Con las riquezas incontables que tiene el subsuelo, con la capacidad de producción agropecuaria, con las fuentes de energía baratas... América latina ha sido bendecida por la divinidad, pero tres de cada diez jóvenes pobres terminan el colegio secundario. Es una deficiencia seria desde el punto de vista de la ingeniería social y de la ética. Pero creo que vamos avanzando.

-Cuando los dirigentes elogian y premian sus trabajos, ¿no siente que es una forma de compensar otras cosas que hacen?

-Mi experiencia de más de 30 años de luchar contra la pobreza en toda América latina, y en contacto muy directo con la dirigencia, colaborando muy activamente con las democracias de la región, me induce a tener una mirada positiva. Gracias a Dios los seres humanos nacieron para la ética, nacieron con un conflicto ético permanente, con la necesidad de tener sus conciencias en paz, y eso no se lo pueden extirpar. Hay que medir lo que está sucediendo en las economías del mundo globalizado desde los parámetros de la ética. Y mostrar muchas experiencias en donde se asume la responsabilidad social en las políticas públicas, responsabilidad social en las empresas privadas, responsabilidad social en los medios de comunicación, responsabilidad social en la sociedad civil. Se puede construir una sociedad virtuosa.

-¿Por ejemplo?

-Noruega es número uno en el mundo en los últimos seis años en la tabla de desarrollo humano de la ONU y tiene la mayor esperanza de vida del planeta. La distancia entre el más rico y el más pobre es de seis veces; en América latina es de 50. En esa sociedad, como en todas las sociedades nórdicas, la ética está presente en la economía todos los días.

-¿Qué significa la ética empresarial que plantea en Primero la gente ?

-Tratar a los consumidores con juego limpio, productos de buena calidad, precios razonables, productos saludables, buen trato del personal, empresas amigables con el medio ambiente. Una empresa que ayude a las políticas públicas. Bill Gates y Warren Buffett aportaron 60.000 millones de dólares y crearon la mayor fundación del planeta para combatir la malaria, la tuberculosis, el paludismo y el sida. Generaron alianzas estratégicas que reactivaron la investigación científica. Hay un clamor mundial por un pacto ético que regule el funcionamiento de la economía internacional. Mientras más se demore esto, va a haber más tensión social y más fracturas. Se pagan costos por tener un mundo tan desigual.

-Asumiendo que la economía es una herramienta de la política y no al revés, ¿es imaginable un pacto social si no hay ética en la política?

-Debe haber ética en la política. El antiguo testamento dice categóricamente que el fin no justifica nunca los medios. Los medios tienen que ser éticos y la política es un medio que permite articular intereses en medio de una sociedad y sin eso no hay democracia. En el último período, al margen de todas las discusiones, la pobreza se redujo a menos de la mitad.

-¿Cómo encastra el concepto de equidad en este conflicto tan exacerbado entre el Gobierno y el campo, donde lo que se está discutiendo, en definitiva, es cómo se reparte la riqueza?

-... Yo trato de centrarme mucho en las ideas de largo plazo... porque las coyunturas pueden ser múltiples. Hay una coyuntura favorable evidente para los países productores de alimentos, no era ése el panorama pocos años atrás. Entonces uno trata de mirar un poco más allá de la coyuntura, y en este plano el tema de la equidad está planteado en toda América latina. El Banco Mundial acaba de publicar un trabajo en el que dice incluso que el modelo a alcanzar no es un modelo de crecimiento con equidad sino un modelo de crecimiento con construcción de equidad en todo el camino, porque sin esto el modelo está dejando de lado a una parte de la población, tanto en su capacidad de trabajo como en su capacidad potencial de consumo. La equidad no se consigue por decreto, sino dándoles a todos posibilidades educativas, de salud, agua potable, infraestructura de saneamiento, calificando a la mano de obra. La desigualdad es una traba fenomenal para el crecimiento económico.

-Noto que no quiere hablar de temas de coyuntura, que prefiere señalar lo que habría que hacer, pero evita pronunciarse sobre cómo se están haciendo las cosas, ¿por qué?

-Es que no estoy viviendo en el país ni involucrado con ninguna acción política, y no sería serio. Además de mi interés por la situación de la pobreza en América latina, yo me intereso mucho por la Argentina, pero uno trata de aportar en el rumbo general, y con datos estadísticos muy precisos, no con opiniones. No puedo abordar el detalle ni creo que corresponda en mi rol de asesor de la ONU.

-¿En qué medida incide el descrédito social que tienen las mediciones del Indec en la confianza necesaria para crecer, eso que usted llama el capital social?

-Desde ya que tener un índice confiable es un instrumento fundamental de manejo para las políticas públicas y para la ciudadanía en su conjunto. Creo que está planteado que se avance a través de un trabajo experto hacia un índice que pueda ser consensuado por sus bases técnicas. Cuanto antes exista un índice de este tipo será mejor para el conjunto de la sociedad. Ahora, uno tiene que comparar la Argentina del año 2002 con esta de ahora, que tiene muchos problemas y desafíos por delante, pero que no está hundida en la desesperación como en ese momento. La Argentina ha demostrado que, tanto en el campo público como en el de la sociedad civil y en el de la empresa privada, hay un potencial inmenso para hacer cosas bien hechas. La sociedad argentina, por ejemplo, es parte del éxito de los medicamentos genéricos en poco tiempo. Eso es casi una proeza. La Organización Panamericana de la Salud lo ve como una experiencia modelo. En muchos países de América latina se han tratado de introducir los genéricos y se ha fracasado frente a la maraña de intereses creados que hay alrededor de eso.

-Con todo este potencial, ¿por qué tenemos una sociedad tan crispada?

-Vuelvo a mirar el mediano y el largo plazo. Estábamos muchísimo más crispados en 2002. Ahora, la sociedad puede estar muchísimo menos crispada y a eso hay que apuntar. Yo soy optimista y creo que la Argentina tiene todos los potenciales, es cuestión de aplicar políticas apropiadas. Hay condiciones económicas internacionales y se ha reactivado el aparato productivo nacional. Pero vuelvo al tema central, para mí el perfil del mediano y largo plazo está determinado por el predominio de valores éticos positivos en la sociedad, en las prácticas de los actores sociales, no en la utopía ni en la declamación. Este es un país que tiene un fondo de solidaridad muy importante, lo demostró con sus niveles de voluntariado en la crisis, que salvó muchas vidas y mejoró la situación de muchísimas personas. Yo estoy absolutamente esperanzado, pero no soy iluso, me baso en que vi con mis ojos.

Por Daniel Casas

El perfil

Proyección internacional

Hijo de emigrantes judíos polacos humildes, Bernardo Kliksberg es asesor de más de 30 gobiernos y numerosos organismos internacionales como la ONU, el BID, Unesco y Unicef. Actualmente reside en Nueva York. Posee varios títulos universitarios, todos de la UBA.

Más de 40 libros

Escribió más de 40 libros. Su última obra se titula Primero la gente, y fue escrita en coautoría con el Premio Nobel de Economía Amartya Sen. La ONU y la Unesco han traducido varios de sus trabajos al inglés y al portugués.


El cambio climático golpea a los mas pobres

El problema del Cambio Climático afecta a todo el planeta, pero los grados de vulnerabilidad son muy diferentes según la riqueza de los países. Lo paradójico es que los países ricos son los principales productores de gases invernadero, y los más pobres quienes sufren las peores consecuencias.

Por Bernardo Kliksberg




EL NUEVO INFORME DEL PANEL INTERGUBERNAMENTAL DE NACIONES UNIDAS SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO, había generado gran expectativa. El informe, preparado por dos mil científicos de más de cien países, predice que el calentamiento global puede tener claros impactos sobre la salud pública y señala que puede provocar un aumento de las muertes y las enfermedades debido a las olas de calor, las inundaciones, las tormentas, los incendios y las sequías.

Jonathan Patz, de la Universidad de Wisconsin, señala que se puede esperar un aumento de la malaria en África. La enfermedad mata de uno a dos millones de personas anualmente. Resalta Patz: El cambio climático es una de las más desafiantes amenazas a la salud pública del milenio.

EL PUNTO DE NO RETORNO
Thomas Lovejoy, presidente del prestigioso Centro Ambiental Heinz (Washington), dice que el informe es una triste confirmación de lo que hemos venido siguiendo los últimos 20 años. La naturaleza es muy sensible al cambio climático, y estamos viendo desequilibrios en ecosistemas en todo el planeta. David Ignatius (The Washington Post) llama la atención sobre los escenarios que traza el futurólogo Peter Schwartz, que parte de la misma premisa. Señala que el cambio climático está empujando a los sistemas en todos lados hacia puntos de no retorno.

Ejemplifica con Haití y Bangladesh. Haití se ha convertido, por la deforestación y la pérdida de abono de la tierra, en un ecosistema en el borde. Algunos de los riesgos comunes del cambio climático, como una sequía prolongada o un huracán devastador, podrían hacer explotar el sistema y producir una crisis de refugiados gravísima. En Bangladesh, millones de personas viven al lado del agua. Si el deshielo continúa y los mares crecen, se puede producir una catástrofe, pues entre 60 y 100 millones de personas tendrían que escapar. Por otro lado, el informe previene que en las regiones áridas y semiáridas, donde viven 700 millones, el calentamiento puede agravar la escasez de agua. Millones deberían irse.

UN PROBLEMA GRAVE Y EN CRECIMIENTO
El aumento de las temperaturas, el mayor en 10.000 años, puede amenazar en 2020 la supervivencia de entre el 20 y el 30 por ciento de las especies conocidas. Una ONG ambiental, WWF, indica que entre las especies en riesgo se hallan las tortugas marinas en América latina. Sus nidos pueden ser destruidos por los niveles crecientes de agua. Los bosques de alerces en Chile y la Argentina se hallarían en alto riesgo por los extensos períodos de sequía y el posible aumento de los incendios forestales.

El calentamiento global es, en un 90 por ciento, producto de la acción humana. Está directamente ligado a las emisiones de gases invernadero. Hace 10.000 años había 160 partes de dióxido de carbono por millón en la atmósfera. Ahora se estima que son 380. En los últimos 20 años, la concentración atmosférica de estos gases ha aumentado a la cifra sin precedente de 1,5 partes por año. El secretario general de la ONU, Ban-ki Moon, que ha puesto el tema en el centro de su gestión, asegura que es un problema grave, y en crecimiento.

MÁS POBRES, MÁS VULNERABLES
El problema afecta a todo el planeta, pero los grados de vulnerabilidad son totalmente diferentes según la riqueza de los países. El informe destaca especialmente la desigualdad en los impactos. Expresa: Las comunidades pobres son especialmente vulnerables porque tienden a concentrarse en áreas de riesgo, tienen menos capacidades para enfrentar el problema y son más dependientes de recursos muy sensibles al clima, como el agua y las fuentes de alimentos.

Ello genera una situación paradójica. Según los estimados, los países más ricos son los principales productores de los gases invernadero. Se calcula que Estados Unidos es responsable del 29 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono y Europa Occidental, del 27 por ciento. Los países pobres no tienen incidencia mayor. Sin embargo, ellos son los que pueden sufrir las consecuencias más graves. Según la ONU, en 2020 las penurias de agua podrían estar afectando a 250 millones de personas en África y la producción agrícola en ciertas áreas podría caer en un 50 por ciento. En Asia, la falta de agua fresca puede afectar a 1000 millones de personas en 2050. Señala un economista, Jacob Mendelsohn (Yale): La idea original era que estuviéramos todos juntos en esto, y ésa es una idea más fácil para vender. Pero la investigación no la avala: no estamos todos juntos.

La presión pública por medidas inmediatas está creciendo en el mundo desarrollado. En Estados Unidos, el Congreso creó un nuevo comité dedicado al tema. La Corte Suprema termina de producir un fallo histórico. Ante la demanda interpuesta por 12 estados y 13 ONG ambientales, decidió que la Agencia de Protección del Ambiente Federal tiene la autoridad para regular los gases tóxicos de los automóviles y que no puede no ejercerla, salvo que muestre razones científicas. Diversos estados y 400 intendentes han anunciado metas de reducción de emisiones. The Washington Post dice que la mayor cuestión moral de nuestro tiempo es nuestra responsabilidad con el planeta y sus habitantes. The New York Times comenta: Los riesgos de la inacción son grandes. El tiempo para la acción es cada vez más corto.

FORJAR UN PACTO DE RESPONSABILIDAD
La Unión Europea acordó reducir las emisiones de gases invernadero en un 20 por ciento para 2020. Gran Bretaña fijó metas aún mayores: de un 26 a un 32 por ciento de reducción, y se propone dictar leyes firmes en tal sentido.

América Latina, que sólo contribuye con el 3,8 por ciento de los gases invernadero, aparece en el nuevo informe de la ONU con pronósticos preocupantes. Se dice que la reducción de los glaciares pone en riesgo de no tener suficiente agua a millones de personas. Junto a ello están los efectos de los huracanes y las inundaciones sobre las poblaciones más vulnerables, los impactos destructivos sobre la agricultura y los efectivos regresivos sobre la salud de los más pobres.

En una región tan desigual, se está sumando a las asimetrías en ingresos, capital, educación y otras, la vulnerabilidad mucho mayor de los más humildes frente al cambio climático.

Se impone, en la región como en el mundo, diseñar políticas públicas muy activas en este campo y forjar un gran pacto de responsabilidad entre gobiernos, empresas privadas ambiental y socialmente responsables y una sociedad civil movilizada.

Urge pasar del asombro y la alarma a la acción concreta.

El cambio climático golpea a los mas pobres

El problema del Cambio Climático afecta a todo el planeta, pero los grados de vulnerabilidad son muy diferentes según la riqueza de los países. Lo paradójico es que los países ricos son los principales productores de gases invernadero, y los más pobres quienes sufren las peores consecuencias.

Por Bernardo Kliksberg




EL NUEVO INFORME DEL PANEL INTERGUBERNAMENTAL DE NACIONES UNIDAS SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO, había generado gran expectativa. El informe, preparado por dos mil científicos de más de cien países, predice que el calentamiento global puede tener claros impactos sobre la salud pública y señala que puede provocar un aumento de las muertes y las enfermedades debido a las olas de calor, las inundaciones, las tormentas, los incendios y las sequías.

Jonathan Patz, de la Universidad de Wisconsin, señala que se puede esperar un aumento de la malaria en África. La enfermedad mata de uno a dos millones de personas anualmente. Resalta Patz: El cambio climático es una de las más desafiantes amenazas a la salud pública del milenio.

EL PUNTO DE NO RETORNO
Thomas Lovejoy, presidente del prestigioso Centro Ambiental Heinz (Washington), dice que el informe es una triste confirmación de lo que hemos venido siguiendo los últimos 20 años. La naturaleza es muy sensible al cambio climático, y estamos viendo desequilibrios en ecosistemas en todo el planeta. David Ignatius (The Washington Post) llama la atención sobre los escenarios que traza el futurólogo Peter Schwartz, que parte de la misma premisa. Señala que el cambio climático está empujando a los sistemas en todos lados hacia puntos de no retorno.

Ejemplifica con Haití y Bangladesh. Haití se ha convertido, por la deforestación y la pérdida de abono de la tierra, en un ecosistema en el borde. Algunos de los riesgos comunes del cambio climático, como una sequía prolongada o un huracán devastador, podrían hacer explotar el sistema y producir una crisis de refugiados gravísima. En Bangladesh, millones de personas viven al lado del agua. Si el deshielo continúa y los mares crecen, se puede producir una catástrofe, pues entre 60 y 100 millones de personas tendrían que escapar. Por otro lado, el informe previene que en las regiones áridas y semiáridas, donde viven 700 millones, el calentamiento puede agravar la escasez de agua. Millones deberían irse.

UN PROBLEMA GRAVE Y EN CRECIMIENTO
El aumento de las temperaturas, el mayor en 10.000 años, puede amenazar en 2020 la supervivencia de entre el 20 y el 30 por ciento de las especies conocidas. Una ONG ambiental, WWF, indica que entre las especies en riesgo se hallan las tortugas marinas en América latina. Sus nidos pueden ser destruidos por los niveles crecientes de agua. Los bosques de alerces en Chile y la Argentina se hallarían en alto riesgo por los extensos períodos de sequía y el posible aumento de los incendios forestales.

El calentamiento global es, en un 90 por ciento, producto de la acción humana. Está directamente ligado a las emisiones de gases invernadero. Hace 10.000 años había 160 partes de dióxido de carbono por millón en la atmósfera. Ahora se estima que son 380. En los últimos 20 años, la concentración atmosférica de estos gases ha aumentado a la cifra sin precedente de 1,5 partes por año. El secretario general de la ONU, Ban-ki Moon, que ha puesto el tema en el centro de su gestión, asegura que es un problema grave, y en crecimiento.

MÁS POBRES, MÁS VULNERABLES
El problema afecta a todo el planeta, pero los grados de vulnerabilidad son totalmente diferentes según la riqueza de los países. El informe destaca especialmente la desigualdad en los impactos. Expresa: Las comunidades pobres son especialmente vulnerables porque tienden a concentrarse en áreas de riesgo, tienen menos capacidades para enfrentar el problema y son más dependientes de recursos muy sensibles al clima, como el agua y las fuentes de alimentos.

Ello genera una situación paradójica. Según los estimados, los países más ricos son los principales productores de los gases invernadero. Se calcula que Estados Unidos es responsable del 29 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono y Europa Occidental, del 27 por ciento. Los países pobres no tienen incidencia mayor. Sin embargo, ellos son los que pueden sufrir las consecuencias más graves. Según la ONU, en 2020 las penurias de agua podrían estar afectando a 250 millones de personas en África y la producción agrícola en ciertas áreas podría caer en un 50 por ciento. En Asia, la falta de agua fresca puede afectar a 1000 millones de personas en 2050. Señala un economista, Jacob Mendelsohn (Yale): La idea original era que estuviéramos todos juntos en esto, y ésa es una idea más fácil para vender. Pero la investigación no la avala: no estamos todos juntos.

La presión pública por medidas inmediatas está creciendo en el mundo desarrollado. En Estados Unidos, el Congreso creó un nuevo comité dedicado al tema. La Corte Suprema termina de producir un fallo histórico. Ante la demanda interpuesta por 12 estados y 13 ONG ambientales, decidió que la Agencia de Protección del Ambiente Federal tiene la autoridad para regular los gases tóxicos de los automóviles y que no puede no ejercerla, salvo que muestre razones científicas. Diversos estados y 400 intendentes han anunciado metas de reducción de emisiones. The Washington Post dice que la mayor cuestión moral de nuestro tiempo es nuestra responsabilidad con el planeta y sus habitantes. The New York Times comenta: Los riesgos de la inacción son grandes. El tiempo para la acción es cada vez más corto.

FORJAR UN PACTO DE RESPONSABILIDAD
La Unión Europea acordó reducir las emisiones de gases invernadero en un 20 por ciento para 2020. Gran Bretaña fijó metas aún mayores: de un 26 a un 32 por ciento de reducción, y se propone dictar leyes firmes en tal sentido.

América Latina, que sólo contribuye con el 3,8 por ciento de los gases invernadero, aparece en el nuevo informe de la ONU con pronósticos preocupantes. Se dice que la reducción de los glaciares pone en riesgo de no tener suficiente agua a millones de personas. Junto a ello están los efectos de los huracanes y las inundaciones sobre las poblaciones más vulnerables, los impactos destructivos sobre la agricultura y los efectivos regresivos sobre la salud de los más pobres.

En una región tan desigual, se está sumando a las asimetrías en ingresos, capital, educación y otras, la vulnerabilidad mucho mayor de los más humildes frente al cambio climático.

Se impone, en la región como en el mundo, diseñar políticas públicas muy activas en este campo y forjar un gran pacto de responsabilidad entre gobiernos, empresas privadas ambiental y socialmente responsables y una sociedad civil movilizada.

Urge pasar del asombro y la alarma a la acción concreta.

sábado, junio 07, 2008

US$ 45 billones se necesitan para reducir las emisiones de CO2

El reemplazo de las fuentes energéticas convencionales, no renovables, por la energía limpia y renovable puede iniciar un proceso de inversión que rescate a los países del peligro de recesión. Es para tener en cuenta.

Lograr reducir a la mitad las emisiones de CO2 de 2010 a 2050 es un reto difícil pero no imposible para la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Pero sí costoso. Para lograrlo se precisará una inversión de al menos US$ 45 billones (€ 28 billones) y la combinación de las distintas energías existentes.

Al incremento del uso de fuentes renovables para la generación de electricidad, este organismo de la OCDE propone, entre otras cosas, la construcción de 32 plantas nucleares anuales de 2010 a 2050, es decir, unas 1.280 centrales nuevas. Algo que, aseguran, supondría un ahorro de CO2 de un 6%. Actualmente hay 435 reactores en operación y 30 en construcción en todo el mundo.

"Es posible lograr un futuro energético sostenible", dice la AIE en el informe presentado ayer en Tokio. El estudio Perspectivas sobre tecnología energética 2008 asegura que la clave está en la tecnología.

"Lo principal es una mayor eficiencia energética, la captura y almacenamiento de CO2, las fuentes renovables y la energía nuclear", sostiene. En este análisis, que traza posibles escenarios y estrategias hasta 2050 para reducir las emisiones, sostiene que la economía energética precisará "una revolución".

La AIE, formada por 27 países, estima que para lograr que en 2050 las emisiones sean las mismas que hoy sería necesario invertir US$ 17 millones al año (€ 10,8 millones). Pero este organismo asegura que esa reducción puede no ser suficiente.

Los líderes del G8 acordaron en 2007 considerar reducir las emisiones de CO2 en un 50% hasta 2050. Y la AIE lo toma como escenario. Para llegar a él la inversión debería ser US$ 1,1 billones (€ 700.000).

En ese escenario un 36% de la reducción se conseguiría con una mayor eficiencia del uso de la energía, un 21% con la utilización de energías renovables, el 19% con secuestro de CO2 y el 24% con la eficiencia en la generación de la energía.

"Las mejoras de la eficiencia energética en los edificios, los electrodomésticos, el transporte, la industria y la generación de electricidad representan los mayores ahorros y menos costosos", aseguran. Pero fundamentalmente habría que "descarbonizar" la generación de electricidad. A la creación de nucleares este organismo suma la construcción de 17.500 turbinas eólicas.

La AIE sostiene que "el paso más difícil y costoso" es reducir las emisiones del transporte. "Se espera que los biocombustibles bajos en carbono desempeñen una función significativa".

US$ 45 billones se necesitan para reducir las emisiones de CO2

El reemplazo de las fuentes energéticas convencionales, no renovables, por la energía limpia y renovable puede iniciar un proceso de inversión que rescate a los países del peligro de recesión. Es para tener en cuenta.

Lograr reducir a la mitad las emisiones de CO2 de 2010 a 2050 es un reto difícil pero no imposible para la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Pero sí costoso. Para lograrlo se precisará una inversión de al menos US$ 45 billones (€ 28 billones) y la combinación de las distintas energías existentes.

Al incremento del uso de fuentes renovables para la generación de electricidad, este organismo de la OCDE propone, entre otras cosas, la construcción de 32 plantas nucleares anuales de 2010 a 2050, es decir, unas 1.280 centrales nuevas. Algo que, aseguran, supondría un ahorro de CO2 de un 6%. Actualmente hay 435 reactores en operación y 30 en construcción en todo el mundo.

"Es posible lograr un futuro energético sostenible", dice la AIE en el informe presentado ayer en Tokio. El estudio Perspectivas sobre tecnología energética 2008 asegura que la clave está en la tecnología.

"Lo principal es una mayor eficiencia energética, la captura y almacenamiento de CO2, las fuentes renovables y la energía nuclear", sostiene. En este análisis, que traza posibles escenarios y estrategias hasta 2050 para reducir las emisiones, sostiene que la economía energética precisará "una revolución".

La AIE, formada por 27 países, estima que para lograr que en 2050 las emisiones sean las mismas que hoy sería necesario invertir US$ 17 millones al año (€ 10,8 millones). Pero este organismo asegura que esa reducción puede no ser suficiente.

Los líderes del G8 acordaron en 2007 considerar reducir las emisiones de CO2 en un 50% hasta 2050. Y la AIE lo toma como escenario. Para llegar a él la inversión debería ser US$ 1,1 billones (€ 700.000).

En ese escenario un 36% de la reducción se conseguiría con una mayor eficiencia del uso de la energía, un 21% con la utilización de energías renovables, el 19% con secuestro de CO2 y el 24% con la eficiencia en la generación de la energía.

"Las mejoras de la eficiencia energética en los edificios, los electrodomésticos, el transporte, la industria y la generación de electricidad representan los mayores ahorros y menos costosos", aseguran. Pero fundamentalmente habría que "descarbonizar" la generación de electricidad. A la creación de nucleares este organismo suma la construcción de 17.500 turbinas eólicas.

La AIE sostiene que "el paso más difícil y costoso" es reducir las emisiones del transporte. "Se espera que los biocombustibles bajos en carbono desempeñen una función significativa".

domingo, abril 20, 2008

Irvin Waller: "Es más barato y eficaz invertir en prevención que en represión"


Desde la academia, Irvin Waller se enfrenta a los delincuentes. Este profesor canadiense especializado en prevención del delito, impulsa una idea simple, aunque inusual: "Aplicar el diez por ciento del presupuesto que se gasta en policía, cárceles y sistema de justicia a la prevención del delito permitiría disminuir en algunos años la violencia en un 50%", señala.

Waller, autor del libro Menos represión. Más seguridad, editado por el Instituto de Ciencias Penales de México y las Naciones Unidas, estuvo de visita en Buenos Aires para la inauguración del Centro de Estudios para investigar la Prevención del Delito (Ceprede), de la Universidad de Belgrano.

Su tesis seduce a algunos políticos: "Es más barato y eficaz invertir los recursos en prevención, mediante programas específicos, que en represión". Y desafía: "Aumentar el número de policías no se relaciona con la disminución de la violencia".

Desmitificador de las ideas del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giulianni y su política de "Tolerancia cero", Waller explica que el índice de homicidios en esa ciudad ya disminuía antes de su llegada.

"En los Estados Unidos, las políticas de represión penal demostraron su ineficacia. Hay modelos aplicados en algunas ciudades norteamericanas y en Inglaterra que demuestran que es posible reducir la violencia con menos presupuesto que el que se gasta en la represión", explicó Waller.
En los Estados Unidos, se llegó a que hay 100 ciudadanos libres por cada preso que albergan sus cárceles y los Estados no están dispuestos a invertir tanto presupuesto en estas políticas, explica el profesor de la Universidad de Otawa y presidente del Centro Internacional para la prevención de la Delincuencia de Montreal. "Estas políticas demostraron ser poco eficaces y más costosas para los contribuyentes y las víctimas", señala.

-¿Qué ejemplos hay?

-En Inglaterra y Gales se aplica con éxito un programa para la inclusión de la juventud, que se enfoca en unos 50 jóvenes en situación de riesgo, de entre 13 y 16 años, en cada uno de los 70 barrios más peligrosos de Inglaterra y Gales, donde hay más pobreza y violencia. Se trabaja con ellos en centros juveniles durante diez horas semanales, donde se les da entrenamiento deportivo, informática, alfabetización y asesoramiento en salud. Los resultados fueron espectaculares y permitieron bajar el 60% el índice de arrestos, el 27% las expulsiones de la escuela y el 16% la delincuencia.

Es un ejemplo de una de las políticas que aplicó Tony Blair y que se puede llevar a países como la Argentina.

-¿Con qué mecanismos?

-Lo importante es tener una voluntad política de reducir la violencia y, a partir de allí, crear un centro de responsabilidad nacional para instrumentar programas. En Bogotá, se aplicaron programas de prevención, donde se creó un observatorio contra la violencia, es decir, un centro de responsabilidad que diagnosticó las causas de la violencia. Es la llave para disminuirla, contrariamente al aumento del número de policías.

-¿Muchos Estados tienen planes sociales que apuntan a esto y los resultados no parecen visibles?

-Es necesaria una coordinación de las agencias, porque operan en forma separada. Lo importante es que haya un objetivo para todas, una meta común y que sea posible medir la eficacia de los programas para cumplir ese objetivo. No es posible esperar resultados en seis meses o en un año. En Inglaterra, el programa se aplica desde hace diez años y ya funcionan 140 centros en el país.

-¿Debe cambiar la policía?

-El número de policías no se relaciona con la disminución de la violencia. Sí, hay una relación entre la calidad de la policía y la calidad de la investigación policial. En Boston, se aplicó esta idea. La acción policial, sumada a los programas sociales, convergieron para la disminución de las pandillas y las armas. Allí se aplicó un programa con un smart police (policía inteligente).

Se utilizó la policía con un fuerte sistema de sanción penal y se impulsaron programas sociales para favorecer la escolaridad de los jóvenes y la formación profesional, para lo cual hubo también una acción sobre las empresas.

-¿En países aquejados por el crimen, estas políticas de mano blanda son impopulares?

-No es cierto. No hay resistencia de los ciudadanos. Las encuestas dicen que los ciudadanos están dos a uno en favor de gastar el presupuesto en prevención y no en sanción penal.

-¿Y las drogas, como influyen?

-El uso de alcohol está comprobado que tiene injerencia en el crecimiento de la violencia. Hay que estudiar si aquí ésa es la causa del problema. Hay que aplicar políticas de reducción de la demanda.

-¿Cómo se evita que se consagre la impunidad?

-La sanción no garantiza un freno a la violencia, habría que pensar en una justicia que sea más reparadora que punitiva.

Irvin Waller: "Es más barato y eficaz invertir en prevención que en represión"


Desde la academia, Irvin Waller se enfrenta a los delincuentes. Este profesor canadiense especializado en prevención del delito, impulsa una idea simple, aunque inusual: "Aplicar el diez por ciento del presupuesto que se gasta en policía, cárceles y sistema de justicia a la prevención del delito permitiría disminuir en algunos años la violencia en un 50%", señala.

Waller, autor del libro Menos represión. Más seguridad, editado por el Instituto de Ciencias Penales de México y las Naciones Unidas, estuvo de visita en Buenos Aires para la inauguración del Centro de Estudios para investigar la Prevención del Delito (Ceprede), de la Universidad de Belgrano.

Su tesis seduce a algunos políticos: "Es más barato y eficaz invertir los recursos en prevención, mediante programas específicos, que en represión". Y desafía: "Aumentar el número de policías no se relaciona con la disminución de la violencia".

Desmitificador de las ideas del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giulianni y su política de "Tolerancia cero", Waller explica que el índice de homicidios en esa ciudad ya disminuía antes de su llegada.

"En los Estados Unidos, las políticas de represión penal demostraron su ineficacia. Hay modelos aplicados en algunas ciudades norteamericanas y en Inglaterra que demuestran que es posible reducir la violencia con menos presupuesto que el que se gasta en la represión", explicó Waller.
En los Estados Unidos, se llegó a que hay 100 ciudadanos libres por cada preso que albergan sus cárceles y los Estados no están dispuestos a invertir tanto presupuesto en estas políticas, explica el profesor de la Universidad de Otawa y presidente del Centro Internacional para la prevención de la Delincuencia de Montreal. "Estas políticas demostraron ser poco eficaces y más costosas para los contribuyentes y las víctimas", señala.

-¿Qué ejemplos hay?

-En Inglaterra y Gales se aplica con éxito un programa para la inclusión de la juventud, que se enfoca en unos 50 jóvenes en situación de riesgo, de entre 13 y 16 años, en cada uno de los 70 barrios más peligrosos de Inglaterra y Gales, donde hay más pobreza y violencia. Se trabaja con ellos en centros juveniles durante diez horas semanales, donde se les da entrenamiento deportivo, informática, alfabetización y asesoramiento en salud. Los resultados fueron espectaculares y permitieron bajar el 60% el índice de arrestos, el 27% las expulsiones de la escuela y el 16% la delincuencia.

Es un ejemplo de una de las políticas que aplicó Tony Blair y que se puede llevar a países como la Argentina.

-¿Con qué mecanismos?

-Lo importante es tener una voluntad política de reducir la violencia y, a partir de allí, crear un centro de responsabilidad nacional para instrumentar programas. En Bogotá, se aplicaron programas de prevención, donde se creó un observatorio contra la violencia, es decir, un centro de responsabilidad que diagnosticó las causas de la violencia. Es la llave para disminuirla, contrariamente al aumento del número de policías.

-¿Muchos Estados tienen planes sociales que apuntan a esto y los resultados no parecen visibles?

-Es necesaria una coordinación de las agencias, porque operan en forma separada. Lo importante es que haya un objetivo para todas, una meta común y que sea posible medir la eficacia de los programas para cumplir ese objetivo. No es posible esperar resultados en seis meses o en un año. En Inglaterra, el programa se aplica desde hace diez años y ya funcionan 140 centros en el país.

-¿Debe cambiar la policía?

-El número de policías no se relaciona con la disminución de la violencia. Sí, hay una relación entre la calidad de la policía y la calidad de la investigación policial. En Boston, se aplicó esta idea. La acción policial, sumada a los programas sociales, convergieron para la disminución de las pandillas y las armas. Allí se aplicó un programa con un smart police (policía inteligente).

Se utilizó la policía con un fuerte sistema de sanción penal y se impulsaron programas sociales para favorecer la escolaridad de los jóvenes y la formación profesional, para lo cual hubo también una acción sobre las empresas.

-¿En países aquejados por el crimen, estas políticas de mano blanda son impopulares?

-No es cierto. No hay resistencia de los ciudadanos. Las encuestas dicen que los ciudadanos están dos a uno en favor de gastar el presupuesto en prevención y no en sanción penal.

-¿Y las drogas, como influyen?

-El uso de alcohol está comprobado que tiene injerencia en el crecimiento de la violencia. Hay que estudiar si aquí ésa es la causa del problema. Hay que aplicar políticas de reducción de la demanda.

-¿Cómo se evita que se consagre la impunidad?

-La sanción no garantiza un freno a la violencia, habría que pensar en una justicia que sea más reparadora que punitiva.

lunes, abril 14, 2008

Desarrollo económico y desarrollo humano en el Medio oriente

Una idea muy difundida a propósito del bienestar de las naciones es que éste sea directamente proporcional al bienestar económico o a la renta. Durante los años ochenta algunos intelectuales criticaron la escasa atención prestada, por los grupos de investigación de las Naciones Unidas, a las dinámicas sociales con respecto a la definición del nivel de desarrollo de los estados. Estas críticas fueron en parte acogidas y el resultado fue la creación del Índice de Desarrollo Humano (IDH). Con la intención de registrar también el bienestar social, además del económico, el nuevo índice prevé la medida de la renta, de las expectativas de vida y del nivel de educación. Este sistema muestra indudablemente las distorsiones que algunos modelos de desarrollo económico provocan en el tejido social del Estado. El caso de Oriente Medio es particularmente interesante, precisamente porque la renta per cápita de los países de esta zona es muy elevada.

A todos los países del mundo se les asigna un valor comprendido entre 1 (máximo desarrollo humano posible) y 0 (desarrollo humano mínimo). La escala prevé tres segmentos, alto desarrollo humano, medio desarrollo humano y bajo desarrollo humano. Del grupo de alto desarrollo humano forman parte: Kuwait 33º, Qatar 35º, los Emiratos Árabes Unidos 39º, Bahréin 41º, Omán 58º, Arabia Saudí 61º. Del grupo de medio desarrollo humano forman parte: Turquía 84º, Jordania 86º, Líbano 88º, Irán 94º, Siria 108º, Yemen 153º. Ningún país medioriental forma parte del grupo de países con bajo desarrollo humano, que incluye solamente a países africanos.
Del PIB al IDH: de lo económico a lo social

Hay que tener en cuenta la diferencia significativa entre la posición que los países de Oriente Medio ocupan en la clasificación del PIB y la que ocupan en la clasificación del IDH. El primer puesto de los países árabes en la clasificación del IDH, Kuwait (33º puesto), ocupa el 25º puesto en la escala de la renta per cápita, por lo tanto retrocede 8 posiciones. Los rendimientos del resto de países de la zona son aún menos brillantes. Qatar y los Emiratos Árabes Unidos pierden doce posiciones, Bahréin 8, Omán 15, Arabia Saudí 19, Turquía 18, Irán 23, por citar sólo los países más importantes de la región.

A propósito de la renta, habría sido interesante verificar también la desigualdad en la distribución de la renta en los países árabes que, como ya habíamos destacado, pueden alardear de óptimos niveles del PIB per cápita. La desigual distribución de la renta se mide en el informe de 2007 con el índice de Gini, mediante el que la desigualdad se mide en una escala de 0 (perfecta igualdad) a 100 (perfecta desigualdad). Desafortunadamente estos datos no están disponibles para ningún país árabe. Los pésimos resultados que hemos visto en la clasificación del IDH se deben en buena parte a datos desalentadores en el sector de la sanidad, como se puede verificar comparando los datos de estos países con países análogos desde el punto de vista del IDH. Si observamos el porcentaje de niños menores de cinco años con bajo peso, vemos que en Kuwait es del 10%, en Qatar del 6%, en los EAU del 14%, en Bahréin del 9%, en Omán del 18%, en Arabia Saudí del 14, mientras que en Argentina, que ocupa la 38ª posición del IDH, el porcentaje es del 4%, en Chile (40º puesto en el IDH) del 1%, en Trinidad y Tobago (59º puesto en el IDH ) del 6%, en Panamá (62º puesto en el IDH ) del 8%.

Naturalmente esta situación no es en absoluto casual, sin embargo, refleja el bajo porcentaje de renta nacional destinado al gasto sanitario. De hecho, si comparamos con países similares desde el punto de vista del IDH, los números de los países mediorientales son claramente deficitarios. Kuwait gasta en sanidad el 2,2% de su PIB, mientras que Malta, inmediatamente detrás en la clasificación del IDH, gasta el 7%. La situación no es mejor en el resto de países de la región. En Qatar el gasto asciende al 1,8% del PIB, en los Emiratos Árabes Unidos al 2%, en Bahréin al 2,7%, al 2,5% en Arabia Saudí y al 2,4% en Omán. La situación en los países no árabes de la región es ligeramente mejor: en Turquía el porcentaje de gasto sanitario del PIB es del 5,2% y en Irán del 3,2%.

Con respecto a la nutrición, la situación de Oriente Medio es mejor, cuyos datos son bastante similares a los de los países más desarrollados. En Kuwait el valor es del 5%, frente a un porcentaje inferior al 2,5% de casi todos los países que lo preceden en la clasificación. El dato más importante de este país es la notable mejora que se ha producido durante los últimos 15 años. De hecho, en el bienio 1990/1992 el porcentaje registrado era del 24%. En los Emiratos Árabes Unidos el porcentaje es inferior al 2,5%, por lo tanto, próximo a los valores de los países más avanzados. Arabia Saudí ofrece el dato menos desalentador, no tanto por el porcentaje en sí mismo, 4%, similar al de los países de la región, sino por el hecho de que el porcentaje es idéntico al del bienio 1990/1992, como ha sucedido también en Egipto e Irán. En Turquía la situación es aún peor, ya que de un dato inferior al 2,5% se ha pasado al 3%. Con respecto a Omán, Qatar y Bahréin no disponemos de datos. Las cifras sobre educación tampoco son positivas. De hecho, solamente Kuwait tiene una tasa de analfabetismo en edad adulta inferior al 10% ( precisamente el 6,7%), mientras que el resto supera ese umbral: Qatar 11%, EAU 11,3%, Bahréin 13,5%, Omán 18,6%, Arabia Saudí 17,1%, Turquía 12% e Irán 17%. Comparando de nuevo con otros países nos damos cuenta de la insuficiencia de estos valores. De hecho, observamos que en Argentina el analfabetismo está en el 2,8% y en las Seychelles en el 8,2 %, mismo porcentaje que en Panamá.


La condición de la mujer

Un elemento fundamental del desarrollo humano es la condición de la mujer, claramente negativo en Oriente Medio, cualquiera que sea el factor tomado en consideración. Desde el punto de vista político-social es necesario valorar cuánto cuentan las mujeres, es decir, calcular cuántas mujeres están presentes en las élites de los países, por lo tanto, capaces de incidir en la toma de decisiones de sus países. Sabemos que en Oriente Medio, a excepción de Turquía e Israel, no existen democracias representativas, sin embargo tienen parlamentos, aunque con funciones claramente secundarias. El porcentaje de mujeres en estos parlamentos es extremadamente bajo, sin embargo, hay que tener en cuenta que no son muchos los países en los que se supera el 30%. En Kuwait el porcentaje es del 3,1%, en Bahréin del 13,8%, en los EAU del 22,5%, en Omán 7,8%, mientras que en Qatar y Arabia Saudí se llega incluso al 0,0%. Como de costumbre comparamos estos datos con los de otras naciones: en Malta (34º puesto en el IDH) la mujeres en el Parlamento son el 9,2%, en Chile (40º puesto en el IDH) 12,7%, en Malasia (puesto 63º en el IDH) el porcentaje es del 13,1%.

En los países no árabes la situación no es mejor: en Turquía encontramos un 4,4% de mujeres en el Parlamento, algo superior en Irán donde existe un 4,1%. Como hemos indicado anteriormente, los países a los que nos referimos no son democracias, por lo tanto, también es útil considerar el porcentaje de mujeres con cargos de alto funcionariado, mánager o dirigente administrativo. Los datos de los que disponemos son incompletos, ya que no tenemos a disposición los de Kuwait y Bahréin, sin embargo, son útiles para completar la panorámica de la posición de las mujeres. En Qatar, las mujeres en las élites representan el 8% del total, como en los Emiratos Árabes Unidos, frente a Malta donde se llega al 20% y en Chile al 25%. La situación es mejor en Arabia Saudí, 31%, sin embargo, este dato se contrarresta con el escaso porcentaje de profesionales y técnicos, sólo el 6%, el valor más bajo del mundo (aunque hay que señalar que no se dispone de los datos de todos los países).

También en los países no árabes encontramos porcentajes análogos, Turquía 7%, Irán 16%. Entre los países con un IDH similar a estos dos países consideramos a Paraguay (IDH 95º) que presenta un valor del 23%. Habíamos señalado que el porcentaje de mujeres en los países árabes en los parlamentos era escaso, sin embargo, no excesivamente bajo, excepto los casos límite de Qatar y Arabia Saudí. Sin embargo, observando los datos con respecto a la importancia social de las mujeres, hemos visto que se amplia la diferencia con los países que tienen una posición de IDH similar, con los porcentajes que aumentan en el resto de países y disminuyen en los países mediorientales. Esto indica, con toda probabilidad, que el núcleo del poder excluye completamente a las mujeres, a pesar de lo que diga su ya escaso peso político.

El último elemento de la condición femenina que hay que valorar es el económico, que podemos deducir de otra medida proporcionada por el Informe de Desarrollo Humano: la relación entre renta masculina y femenina. También aquí, ya a nivel mundial, la situación no es muy buena, pero la situación se agrava mucho más en los países que estamos examinando. Por ejemplo, si en Malta (35º puesto en el IDH) la relación es de 0,5, en Kuwait es de 0,35, en Qatar 0,24, en los Emiratos Árabes Unidos 0,25 y en Bahréin 0,35. En Omán la relación es de 0,19, en Trinidad y Tobago (59º puesto en el IDH) de 0,46, mientras que en Arabia Saudí se llega al insignificante valor de 0,16. Con respecto a los países no árabes, la situación es levemente mejor: en Turquía el valor es 0,35 y en Irán 0,39.
Conclusiones

Por lo tanto, ¿qué muestra el Índice de Desarrollo Humano? La primera cosa que nos dice es que una renta alta no significa necesariamente un bienestar generalizado para la población, y en los países de Oriente Medio, especialmente los productores de petróleo, esto es un elemento importantísimo. Según los datos que hemos analizado, la riqueza garantizada, al menos por el momento, por los rendimientos petrolíferos no encuentra una salida hacia los servicios públicos, lo que significa escasos rendimientos de la sanidad y del sistema de educación. Sin embargo, significa también distribución absolutamente desigual de la riqueza, especialmente entre sexos. Hay que señalar que el índice no puede tener en cuenta todas las variables. La ausencia de referencias a la cualidad democrática de los estados y a la situación de los derechos humanos es evidente. Naturalmente la ausencia de estos elementos se debe a la imposibilidad de encontrar indicadores estadísticos fiables. Un problema grave de esta falta es que se corre el riesgo de hacer excesivamente “técnico” el concepto de desarrollo humano, relacionándolo con la idea de “buena gobernabilidad” que muchos analistas la identifican como la responsable del vacío de las instituciones representativas, especialmente en los países del tercer mundo. Un posterior problema de este índice es que anula las diferencias culturales, de hecho, permite un sólo modelo de desarrollo.

Desarrollo económico y desarrollo humano en el Medio oriente

Una idea muy difundida a propósito del bienestar de las naciones es que éste sea directamente proporcional al bienestar económico o a la renta. Durante los años ochenta algunos intelectuales criticaron la escasa atención prestada, por los grupos de investigación de las Naciones Unidas, a las dinámicas sociales con respecto a la definición del nivel de desarrollo de los estados. Estas críticas fueron en parte acogidas y el resultado fue la creación del Índice de Desarrollo Humano (IDH). Con la intención de registrar también el bienestar social, además del económico, el nuevo índice prevé la medida de la renta, de las expectativas de vida y del nivel de educación. Este sistema muestra indudablemente las distorsiones que algunos modelos de desarrollo económico provocan en el tejido social del Estado. El caso de Oriente Medio es particularmente interesante, precisamente porque la renta per cápita de los países de esta zona es muy elevada.

A todos los países del mundo se les asigna un valor comprendido entre 1 (máximo desarrollo humano posible) y 0 (desarrollo humano mínimo). La escala prevé tres segmentos, alto desarrollo humano, medio desarrollo humano y bajo desarrollo humano. Del grupo de alto desarrollo humano forman parte: Kuwait 33º, Qatar 35º, los Emiratos Árabes Unidos 39º, Bahréin 41º, Omán 58º, Arabia Saudí 61º. Del grupo de medio desarrollo humano forman parte: Turquía 84º, Jordania 86º, Líbano 88º, Irán 94º, Siria 108º, Yemen 153º. Ningún país medioriental forma parte del grupo de países con bajo desarrollo humano, que incluye solamente a países africanos.
Del PIB al IDH: de lo económico a lo social

Hay que tener en cuenta la diferencia significativa entre la posición que los países de Oriente Medio ocupan en la clasificación del PIB y la que ocupan en la clasificación del IDH. El primer puesto de los países árabes en la clasificación del IDH, Kuwait (33º puesto), ocupa el 25º puesto en la escala de la renta per cápita, por lo tanto retrocede 8 posiciones. Los rendimientos del resto de países de la zona son aún menos brillantes. Qatar y los Emiratos Árabes Unidos pierden doce posiciones, Bahréin 8, Omán 15, Arabia Saudí 19, Turquía 18, Irán 23, por citar sólo los países más importantes de la región.

A propósito de la renta, habría sido interesante verificar también la desigualdad en la distribución de la renta en los países árabes que, como ya habíamos destacado, pueden alardear de óptimos niveles del PIB per cápita. La desigual distribución de la renta se mide en el informe de 2007 con el índice de Gini, mediante el que la desigualdad se mide en una escala de 0 (perfecta igualdad) a 100 (perfecta desigualdad). Desafortunadamente estos datos no están disponibles para ningún país árabe. Los pésimos resultados que hemos visto en la clasificación del IDH se deben en buena parte a datos desalentadores en el sector de la sanidad, como se puede verificar comparando los datos de estos países con países análogos desde el punto de vista del IDH. Si observamos el porcentaje de niños menores de cinco años con bajo peso, vemos que en Kuwait es del 10%, en Qatar del 6%, en los EAU del 14%, en Bahréin del 9%, en Omán del 18%, en Arabia Saudí del 14, mientras que en Argentina, que ocupa la 38ª posición del IDH, el porcentaje es del 4%, en Chile (40º puesto en el IDH) del 1%, en Trinidad y Tobago (59º puesto en el IDH ) del 6%, en Panamá (62º puesto en el IDH ) del 8%.

Naturalmente esta situación no es en absoluto casual, sin embargo, refleja el bajo porcentaje de renta nacional destinado al gasto sanitario. De hecho, si comparamos con países similares desde el punto de vista del IDH, los números de los países mediorientales son claramente deficitarios. Kuwait gasta en sanidad el 2,2% de su PIB, mientras que Malta, inmediatamente detrás en la clasificación del IDH, gasta el 7%. La situación no es mejor en el resto de países de la región. En Qatar el gasto asciende al 1,8% del PIB, en los Emiratos Árabes Unidos al 2%, en Bahréin al 2,7%, al 2,5% en Arabia Saudí y al 2,4% en Omán. La situación en los países no árabes de la región es ligeramente mejor: en Turquía el porcentaje de gasto sanitario del PIB es del 5,2% y en Irán del 3,2%.

Con respecto a la nutrición, la situación de Oriente Medio es mejor, cuyos datos son bastante similares a los de los países más desarrollados. En Kuwait el valor es del 5%, frente a un porcentaje inferior al 2,5% de casi todos los países que lo preceden en la clasificación. El dato más importante de este país es la notable mejora que se ha producido durante los últimos 15 años. De hecho, en el bienio 1990/1992 el porcentaje registrado era del 24%. En los Emiratos Árabes Unidos el porcentaje es inferior al 2,5%, por lo tanto, próximo a los valores de los países más avanzados. Arabia Saudí ofrece el dato menos desalentador, no tanto por el porcentaje en sí mismo, 4%, similar al de los países de la región, sino por el hecho de que el porcentaje es idéntico al del bienio 1990/1992, como ha sucedido también en Egipto e Irán. En Turquía la situación es aún peor, ya que de un dato inferior al 2,5% se ha pasado al 3%. Con respecto a Omán, Qatar y Bahréin no disponemos de datos. Las cifras sobre educación tampoco son positivas. De hecho, solamente Kuwait tiene una tasa de analfabetismo en edad adulta inferior al 10% ( precisamente el 6,7%), mientras que el resto supera ese umbral: Qatar 11%, EAU 11,3%, Bahréin 13,5%, Omán 18,6%, Arabia Saudí 17,1%, Turquía 12% e Irán 17%. Comparando de nuevo con otros países nos damos cuenta de la insuficiencia de estos valores. De hecho, observamos que en Argentina el analfabetismo está en el 2,8% y en las Seychelles en el 8,2 %, mismo porcentaje que en Panamá.


La condición de la mujer

Un elemento fundamental del desarrollo humano es la condición de la mujer, claramente negativo en Oriente Medio, cualquiera que sea el factor tomado en consideración. Desde el punto de vista político-social es necesario valorar cuánto cuentan las mujeres, es decir, calcular cuántas mujeres están presentes en las élites de los países, por lo tanto, capaces de incidir en la toma de decisiones de sus países. Sabemos que en Oriente Medio, a excepción de Turquía e Israel, no existen democracias representativas, sin embargo tienen parlamentos, aunque con funciones claramente secundarias. El porcentaje de mujeres en estos parlamentos es extremadamente bajo, sin embargo, hay que tener en cuenta que no son muchos los países en los que se supera el 30%. En Kuwait el porcentaje es del 3,1%, en Bahréin del 13,8%, en los EAU del 22,5%, en Omán 7,8%, mientras que en Qatar y Arabia Saudí se llega incluso al 0,0%. Como de costumbre comparamos estos datos con los de otras naciones: en Malta (34º puesto en el IDH) la mujeres en el Parlamento son el 9,2%, en Chile (40º puesto en el IDH) 12,7%, en Malasia (puesto 63º en el IDH) el porcentaje es del 13,1%.

En los países no árabes la situación no es mejor: en Turquía encontramos un 4,4% de mujeres en el Parlamento, algo superior en Irán donde existe un 4,1%. Como hemos indicado anteriormente, los países a los que nos referimos no son democracias, por lo tanto, también es útil considerar el porcentaje de mujeres con cargos de alto funcionariado, mánager o dirigente administrativo. Los datos de los que disponemos son incompletos, ya que no tenemos a disposición los de Kuwait y Bahréin, sin embargo, son útiles para completar la panorámica de la posición de las mujeres. En Qatar, las mujeres en las élites representan el 8% del total, como en los Emiratos Árabes Unidos, frente a Malta donde se llega al 20% y en Chile al 25%. La situación es mejor en Arabia Saudí, 31%, sin embargo, este dato se contrarresta con el escaso porcentaje de profesionales y técnicos, sólo el 6%, el valor más bajo del mundo (aunque hay que señalar que no se dispone de los datos de todos los países).

También en los países no árabes encontramos porcentajes análogos, Turquía 7%, Irán 16%. Entre los países con un IDH similar a estos dos países consideramos a Paraguay (IDH 95º) que presenta un valor del 23%. Habíamos señalado que el porcentaje de mujeres en los países árabes en los parlamentos era escaso, sin embargo, no excesivamente bajo, excepto los casos límite de Qatar y Arabia Saudí. Sin embargo, observando los datos con respecto a la importancia social de las mujeres, hemos visto que se amplia la diferencia con los países que tienen una posición de IDH similar, con los porcentajes que aumentan en el resto de países y disminuyen en los países mediorientales. Esto indica, con toda probabilidad, que el núcleo del poder excluye completamente a las mujeres, a pesar de lo que diga su ya escaso peso político.

El último elemento de la condición femenina que hay que valorar es el económico, que podemos deducir de otra medida proporcionada por el Informe de Desarrollo Humano: la relación entre renta masculina y femenina. También aquí, ya a nivel mundial, la situación no es muy buena, pero la situación se agrava mucho más en los países que estamos examinando. Por ejemplo, si en Malta (35º puesto en el IDH) la relación es de 0,5, en Kuwait es de 0,35, en Qatar 0,24, en los Emiratos Árabes Unidos 0,25 y en Bahréin 0,35. En Omán la relación es de 0,19, en Trinidad y Tobago (59º puesto en el IDH) de 0,46, mientras que en Arabia Saudí se llega al insignificante valor de 0,16. Con respecto a los países no árabes, la situación es levemente mejor: en Turquía el valor es 0,35 y en Irán 0,39.
Conclusiones

Por lo tanto, ¿qué muestra el Índice de Desarrollo Humano? La primera cosa que nos dice es que una renta alta no significa necesariamente un bienestar generalizado para la población, y en los países de Oriente Medio, especialmente los productores de petróleo, esto es un elemento importantísimo. Según los datos que hemos analizado, la riqueza garantizada, al menos por el momento, por los rendimientos petrolíferos no encuentra una salida hacia los servicios públicos, lo que significa escasos rendimientos de la sanidad y del sistema de educación. Sin embargo, significa también distribución absolutamente desigual de la riqueza, especialmente entre sexos. Hay que señalar que el índice no puede tener en cuenta todas las variables. La ausencia de referencias a la cualidad democrática de los estados y a la situación de los derechos humanos es evidente. Naturalmente la ausencia de estos elementos se debe a la imposibilidad de encontrar indicadores estadísticos fiables. Un problema grave de esta falta es que se corre el riesgo de hacer excesivamente “técnico” el concepto de desarrollo humano, relacionándolo con la idea de “buena gobernabilidad” que muchos analistas la identifican como la responsable del vacío de las instituciones representativas, especialmente en los países del tercer mundo. Un posterior problema de este índice es que anula las diferencias culturales, de hecho, permite un sólo modelo de desarrollo.