El Partido Comunista de China hace regularmente declaraciones en favor de una reforma política gradual en Myanmar, pero detrás de su gentil presión sobre la junta militar del país hay un deseo de mantener la estabilidad para proteger sus propios intereses estratégicos y de seguridad.
En la reunión del Consejo de Seguridad de ayer, China logró evitar que el máximo órgano de la ONU impusiera sanciones a Rangún. "La situación no constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacional", dijo el representante de Pekín.
"Myanmar es un país vecino de China, así que no hay duda de que China se preocupa por Myanmar por sus propias consideraciones de seguridad", opinó Wei Min, experto en relaciones internacionales en la Universidad de Pekín.
Uno de los principales objetivos de China en la antigua Birmania es contrarrestar la presencia en Asia de una "pequeña OTAN", encarnada por la alianza entre la India, Estados Unidos, Japón y Australia, según Wei.
"La existencia de esta «pequeña OTAN» es también una amenaza para China, así que es normal que este país necesite construir una buena relación con la nación vecina", agrega.
El 13 de septiembre, antes de que se iniciara la actual ola de protestas en Myanmar, el consejero de Estado chino, Tang Jiaxuan, reiteró la posición que defiende desde hace años Pekín.
"China, como amistoso vecino, espera sinceramente que Myanmar pueda volver lo antes posible a la estabilidad interna, que pueda promover vigorosamente la reconciliación nacional y avanzar en el proceso de democratización adaptado a la realidad nacional de Myanmar", dijo Tang.
Los dos países comparten una porosa frontera de más de 2000 kilómetros en medio de la jungla, montañas y ríos, que incluye parte del Triángulo de Oro del sudeste de Asia, donde se producen y trafican drogas.
China también tiene intereses energéticos e importa productos de la nación aislada internacionalmente por motivos políticos. Wei cree incluso que la junta birmana puede colapsar sin el apoyo de Pekín. "China tiene por supuesto muchísima influencia en Myanmar, especialmente en la economía, el comercio bilateral y las inversiones", explica. "Las relaciones políticas entre ambas partes son también bastante buenas", añade. "El régimen militar pidió ayuda a China y si ésta no lo ayuda podría llegar a su fin."
En la reunión del Consejo de Seguridad de ayer, China logró evitar que el máximo órgano de la ONU impusiera sanciones a Rangún. "La situación no constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacional", dijo el representante de Pekín.
"Myanmar es un país vecino de China, así que no hay duda de que China se preocupa por Myanmar por sus propias consideraciones de seguridad", opinó Wei Min, experto en relaciones internacionales en la Universidad de Pekín.
Uno de los principales objetivos de China en la antigua Birmania es contrarrestar la presencia en Asia de una "pequeña OTAN", encarnada por la alianza entre la India, Estados Unidos, Japón y Australia, según Wei.
"La existencia de esta «pequeña OTAN» es también una amenaza para China, así que es normal que este país necesite construir una buena relación con la nación vecina", agrega.
El 13 de septiembre, antes de que se iniciara la actual ola de protestas en Myanmar, el consejero de Estado chino, Tang Jiaxuan, reiteró la posición que defiende desde hace años Pekín.
"China, como amistoso vecino, espera sinceramente que Myanmar pueda volver lo antes posible a la estabilidad interna, que pueda promover vigorosamente la reconciliación nacional y avanzar en el proceso de democratización adaptado a la realidad nacional de Myanmar", dijo Tang.
Los dos países comparten una porosa frontera de más de 2000 kilómetros en medio de la jungla, montañas y ríos, que incluye parte del Triángulo de Oro del sudeste de Asia, donde se producen y trafican drogas.
China también tiene intereses energéticos e importa productos de la nación aislada internacionalmente por motivos políticos. Wei cree incluso que la junta birmana puede colapsar sin el apoyo de Pekín. "China tiene por supuesto muchísima influencia en Myanmar, especialmente en la economía, el comercio bilateral y las inversiones", explica. "Las relaciones políticas entre ambas partes son también bastante buenas", añade. "El régimen militar pidió ayuda a China y si ésta no lo ayuda podría llegar a su fin."
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