La República Popular China ha mantenido durante años posiciones abiertamente alineadas con la causa palestina. Desde 1995 ha votado a favor de todas las resoluciones de la ONU de condena a las operaciones de Jerusalén. Sin embargo, algo ha cambiado desde 2004, el año de la muerte de Yasser Arafat.
Desde entonces, las relaciones entre China y Palestina se han ido enfriando. Al mismo tiempo se han hecho más intensas las relaciones con Israel, hasta tal punto que en el año 2006 se ha alcanzado un volumen de negocios cercano a los 3.300 millones de dólares, lo que constituye un incremento del 28% respecto al año anterior. Además ambos países colaboran desde hace tiempo en materia de defensa intercambiando armas y equipamiento militar.
Algunos representantes de las principales facciones políticas palestinas, preocupados por el insólito desinterés chino en la cuestión palestina, han solicitado a Pekín un papel más activo en el proceso de paz de Oriente Medio.
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