La reelección de Julia Tymoshenko como primera ministra de Ucrania, hecha oficial el pasado 18 de diciembre, representa una segunda oportunidad para los Naranjas y posibilita una evolución real hacia la democracia en el país. Sin embargo, el actual Gobierno, muy diferente al anterior, es el fruto de numerosas negociaciones realizadas no sólo dentro de los propios Naranjas, sino también entre éstos y los pro-rusos, actualmente en la oposición. Por tanto, abandonadas ya las pretensiones idealistas de la Revolución Naranja, los actuales líderes ucranianos intentan garantizar un desarrollo estable y duradero del país, adoptando un mayor pragmatismo para sus acciones de Gobierno.
“Julka” vuelve al poder
La elección de Julia Tymoshenko, o “Julka”, tal y como la llaman cariñosamente sus seguidores, se produjo el pasado 18 de diciembre, cuando la Rada, el Parlamento ucraniano, eligió a Tymoshenko como Primera Ministra del país con 227 votos a favor, uno más de los 226 votos necesarios para acceder al cargo. Éstos provinieron del partido de la propia Tymoshenko, el Blok Julij Tymoshenko y del Nasha Ukraina, partido liderado por Viktor Yushchenko, actual presidente ucraniano y protagonista, junto con Tymoshenko, de la famosa Revolución Naranja.
Se abstuvieron del voto el Partido de las Regiones, liderado por el pro-ruso Viktor Yanukovic, el Partido Comunista ucraniano y el Blok Litvina, liderado por Vladimir Litvin, actualmente en la oposición. Este nombramiento constituye una victoria importante para la ex-pasionaria de la Revolución, que vuelve a desempeñar el cargo de primera ministra, como ya hiciera entre enero y septiembre del 2005, antes de ser cesada por Yushchenko y sustituida por el actual ministro de Defensa Yurij Yekhanurov. Tras reconciliarse con el presidente, y contando con un amplio apoyo tanto en la Rada como en las calles, “Julka” consiguió imponer su candidatura a Yushchenko, que tuvo que superar su inicial oposición. Aprovechando su superioridad numérica, basada en un mayor número de escaños en el Parlamento, Tymoshenko se ha reservado la posibilidad de nombrar a los Ministros de mayor relieve como el de Finanzas, Economía y Energía, además de nombrar a dos de los tres vice primeros ministros del nuevo Gobierno, dejando para Yushchenko la decisión de conceder las carteras ministeriales de menor relevancia.
El “nuevo curso” de Tymoshenko
Apenas confirmada su elección, Tymoshenko hizo públicos los puntos focales en torno a los cuales girará la labor de su Gobierno, destacando sobre todo la necesidad de luchar eficazmente contra la corrupción y de llevar a cabo una profunda reforma del sistema jurídico del país. A pesar de que las cosas han cambiado mucho desde el Blackmail State de Kuchma, cuando el Estado incentivaba y controlaba la corrupción, el sistema político y económico del país sigue todavía bajo el yugo de la corrupción, que invade todos los aspectos vitales del país. Tymoshenko presenta cinco puntos para erradicar la plaga de la corrupción: reforzar y hacer efectiva la actual legislación anticorrupción; crear una nueva cámara judicial compuesta por jueces unidos y jóvenes, e inmunes a la corrupción; instituir una oficina de lucha contra la corrupción de amplia escala; reducir o eliminar la inmunidad parlamentaria, utilizada sistemáticamente para evitar persecuciones penales. Con estas medidas se pretende obtener una mayor transparencia en la labor de los dirigentes públicos y de los propios políticos.
Para lograr sus objetivos, Tymoshenko ha conformado un equipo de hombres importantes caracterizados por su integridad moral a la hora de gestionar sus propios negocios, llamados a ocupar algunos de los cargos más importantes del sistema ucraniano para garantizar una eficaz implantación del programa. Entre estos hombres de negocios destacan Oleh Dubyna, vinculado a la Unión Industrial de Donbass, nombrado director de la Naftogaz Ukraini, compañía nacional ucraniana encargada de la distribución del gas; Valery Horoshkovsky, accionista del grupo televisivo ucraniano Inter TV channel, nombrado responsable del Sistema Aduanero del país y por último, Serhij Buriak, copropietario, junto con su hermano, de varias empresas ucranianas, y nombrado responsable del Fisco.
En cuanto a la política exterior, Tymoshenko demuestra una postura más pragmática, declarando su intención de continuar acercándose a la Unión Europea además de intentar “normalizar” sus relaciones con Moscú. El mayor problema entre ambos países orientales es el del transporte y abastecimiento del gas que llega a Kiev procedente de Asia Central, y cuyo transporte es criticado por el actual Gobierno ucraniano. Kiev critica la existencia de un intermediario, RosUkrEnergo, joint-venture formada por la rusa Gazprom (Véase, Ucrania: RosUkrEnergo está retomando el control de los gaseoductos ucranianos) y por dos hombres de negocios ucranianos, Dmytro Firtash e Ivan Fursin. Los ucranianos consideran que esta alianza es inútil y dañina para los intereses del país, ya que impide a Naftogaz Ukraini, compañía estatal encargada de distribuir el gas dentro del país, negociar directamente con Gazprom. Si no se mejoran las relaciones entre ambos países, será muy difícil que en los próximos meses se logre solucionar el “problema RosUkrEnergo”.
Sin embargo, Tymoshenko no logra escapar de las críticas que provienen sobre todo de algunos analistas, que ven en sus discursos tintes demasiado populistas. Entre sus múltiples declaraciones, destaca la intención de devolver todo el dinero que el pueblo ha perdido por la enorme inflación, que ahoga al país desde la caída de la Unión Soviética, aunque no se especifica de dónde saldrá el enorme capital que pretende reembolsar a los ciudadanos. Además, critican también la promulgación de un referéndum nacional para la adhesión del país a la OTAN sin tan siquiera ofrecer una fecha concreta para su celebración. Aún debemos esperar varios meses para saber cuál será el alcance total, y los resultados, del actual Gobierno.
Las peculiaridades del nuevo Gobierno Naranja
Si a primera vista el actual Gobierno Naranja parece muy similar al anterior, con una mayor relevancia de Tymoshenko en detrimento del presidente Yushchenko, un análisis más profundo permite ver las enormes diferencias. Ante todo, y por primera vez desde las dudosas elecciones del 2004 que causaron la caída de la Revolución Naranja, la tríada Yushchenko-Tymoshenko-Yanukovic ya no representa la realidad del país. De hecho, han aparecido nuevos elementos que poco a poco se van insertando en el juego político y que deben tenerse en cuenta. Un hecho central fue la vuelta del presidente ucraniano Yushchenko, al que muchos consideraban fuera de la política. Destaca también el inesperado nombramiento de Rayusa Bohatyryova (diputada del Partido de las Regiones), como secretaria del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. Esta decisión, impulsada por el propio presidente, sorprendió tanto a los Naranjas como a los pro-rusos.
Este nombramiento se produjo sin consultar a su rival Yanukovic, líder del partido del que Bohatyryova es miembro, sorprendiendo tanto al Gobierno como a la oposición. Muchos opinan que dicho encargo formaría parte de una política promovida por Yushchenko, de acercamiento entre “pro-rusos” y “pro-occidentales”, excluyendo así a los “radicales” Tymoshenko y Yanukovic. Ni “Julka”, ni “Viktor” (Yanukovic) estarían dispuestos a firmar “acuerdos de larga duración”, cosa que Yushchenko no descarta en absoluto, tal y como ha declarado en varias ocasiones (algo que también manifestó en las elecciones parlamentarias de marzo de 2006). El nombramiento de Bohatyryova representa, ante todo, una derrota para Yanukovic, cuya influencia dentro del Gobierno desciende, al tiempo que se crea un centro de poder alternativo dentro de la propia oposición.
En segundo lugar, Bohatyryova podría desempeñar un papel de primer orden en el diálogo entre el presidente ucraniano y los centros de poder de Donetsk y Donbass, sobre todo con el principal oligarca ucraniano Rinat Akhmetov, parlamentario y defensor del Partido de las Regiones, de cuyo círculo forma parte Bohatyryova. Además, este nombramiento es también una llamada de atención a Tymoshchenko, que en el pasado se enfrentó a algunos aliados de Yushchenko, incluido el “oligarca Naranja” Petro Poroshenko (nombrado por Yushchenko jefe del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa tras la Revolución). Por tanto, no es posible excluir la intención del presidente de crear una coalición con los pro-rusos (a lo que se opone la primera ministra), una coalición que simbolizaría su absoluto rechazo a los abusos de poder por parte de Tymoshenko, o a que ésta lleve a cabo golpes de efecto, o a que se aparte de las pretensiones presidenciales. Además, y con la mirada puesta en las elecciones presidenciales del 2010, Bohatyryova podría garantizar a Yushchenko el apoyo político en la zona oriental del país, que en las pasadas elecciones votó mayoritariamente a Yanukovic.
Otra hipótesis a considerar es que este hecho sea el fruto de la reunión celebrada en la primavera del 2007 entre Yushchenko y Akhmetov, y de un posible acuerdo alcanzado entre ambos antes de las elecciones parlamentarias del pasado 30 de septiembre. Una colaboración entre ambos, que muchos ven confirmada tras el nombramiento de Bohatyryova, permitiría al oligarca de Donetsk defender sus negocios (evitando las “reprivatizaciones” como las realizadas por el líder Naranja tras la Revolución, actualmente promovidas por Tymoshenko), mientras que Yushchenko obtendría el apoyo de aquél en las elecciones presidenciales del 2010. Más allá de todas estas consideraciones, el nombramiento de Bohatyryova representa una victoria para Yushchenko, ya que le garantiza la creación de un “canal directo” de comunicación con las elites económicas del Este del país, dueñas del complejo siderúrgico de la nación y que controlan el poder económico del país.
Sin embargo, este nombramiento no es el último de los éxitos cosechados por Yushchenko. De hecho, en los últimos meses el presidente ucraniano ha logrado finalizar numerosos proyectos, destacando entre ellos el de haber obtenido la posibilidad de nombrar la mitad de las carteras ministeriales del nuevo Gobierno (a pesar de haber logrado sólo el 14% en las últimas elecciones parlamentarias). Además, logró que su mano derecha, Arseniy Yatsenyuk, se alzara como presidente del Parlamento, el tercer cargo más importante del país tras el Presidente y el Primer Ministro.
Conclusiones
No cabe duda de que el pragmatismo ha llegado al país. Ante todo, los líderes Naranjas parecen estar determinados a evitar la paralización de las instituciones (tal y como ocurrió durante su primer Gobierno), así como a prevenir eventuales “traiciones”, echando mano de sus propios recursos sin tener que recurrir a partidos ajenos a su pensamiento. Sin embargo, hay que destacar lo que está sucediendo dentro del Partido de las Regiones, erróneamente definido como pro-ruso, donde las alianzas parecen estar cambiando y donde el principal financiador del partido, además del gran oligarca ucraniano, Rinat Akhmetov está adquiriendo cada vez más relevancia, en detrimento del actual líder del partido Viktor Yanukovic. Las recientes actuaciones de Yushchenko dejan entrever sin embargo que, más allá de los movimientos políticos, no se puede excluir que se produzcan algunos cambios y que la actual contraposición entre “pro-rusos” y “pro-occidentales” se quede anticuada en un futuro próximo.
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