Por Josefina Giglio
Finalmente, el comprador de Gas Natural BAN fue el menos esperado: el grupo argentino Chemo, cuyo principal negocio es el farmacéutico, alcanzó un acuerdo con la española Gas Natural para comprar el 19,6% del paquete accionario de la segunda mayor distribuidora de gas del país. El acuerdo de venta se cerró en España por un monto global de US$ 56 millones, según el comunicado oficial difundido ayer.
A pesar de que la noticia de la argentinización de otra empresa de servicios públicos (ver aparte) ya era un secreto a voces en el mercado, el nombre del comprador sorprendió a los ejecutivos del sector. "Es un auténtico tapado", dijeron ayer varias fuentes consultadas.
El desconocimiento se explica, ya que Chemo, cuyas oficinas en Buenos Aires están en el edificio Blue Sky, sobre avenida Libertador, tiene intereses variados: desde el negocio farmacéutico y veterinario, pasando por la producción ganadera y forestal, hasta el periodístico y de producción cinematográfica. Pero, hasta ahora, no había incursionado en servicios públicos.
Chemo factura alrededor de US$ 700 millones. Es propiedad de la familia Sigman: Hugo Sigman y su esposa Silvia Gold, quienes iniciaron operaciones en 1977 en Barcelona. El mayor de los tres hijos del matrimonio, Leandro, es quien dirige el grupo farmacéutico y quien se congratuló ayer por haber alcanzado un acuerdo con Gas Natural.
"Estamos buscando diversificar nuestro portfolio de inversiones", dijo una fuente de Chemo, que aseguró que el dinero para la compra sale de las arcas propias del grupo. "No estamos pidiendo financiación para esta operación", dijo la fuente. También negó que el grupo tenga "cercanía" política con el kirchnerismo, aunque es conocido el interés del Gobierno por sumar socios argentinos a las empresas de servicios públicos. "No nos asusta entrar en un negocio regulado; si bien no son servicios públicos, el sector bioquímico y el farmacéutico tienen muchas regulaciones en todo el mundo", dijo la fuente del grupo.
Hombre de bajísimo perfil, Hugo Sigman también es accionista, junto con las familias Gold, Zito y los hermanos Juan Carlos y Sebastián Bagó, de la empresa Biogénesis Bagó, el primer laboratorio en tener autorización para hacer la vacuna antiaftosa en el país. También posee participación en el laboratorio Elea. En los últimos años, diversificó sus intereses hacia la actividad agropecuaria y forestal a través de Garruchos, empresa que agrupa a la cabaña Los Murmullos, una estancia de 10.000 hectáreas en Chubut, donde cría ganado Hereford, y Pomera, la división que se dedica a la plantación y explotación forestal.
En su momento, Sigman participó junto con Adecoagro (en la que participa George Soros) de la puja por quedarse con SanCor, antes de que el gobierno argentino acordara el salvataje venezolano de la cooperativa láctea. También cría yacarés en Yacaré Porá y tiene un proyecto de aprovechamiento del guanaco en Santa Cruz.
Productor de cine
Asociado con Oscar Kramer, Sigman fundó una productora cinematográfica: hicieron, entre otras, la exitosa Crónica de una fuga, que relata el escape de la mansión Seré de cuatro detenidos desaparecidos y que llegó a competir en Cannes en mayo de 2006. Y en el gremio periodístico es conocido por su empresa Capital Intelectual, que editó las revistas Tres Puntos y TXT, y publica la edición Cono Sur de Le Monde Diplomatique. Conocedor de la situación del agro, Sigman escribió en mayo un artículo en Le Monde Diplomatique (ver aparte) sobre la crisis que afrontó el gobierno kirchnerista.
La segunda mayor distribuidora de gas de la Argentina vuelve a tener ahora accionistas argentinos: cuando se privatizó el servicio, a principios de los 90, la pata local asociada con los españoles fue Santiago Soldati, a través de su empresa Comercial del Plata. Esas acciones luego fueron vendidas a la distribuidora norteamericano LG&E, que luego de un largo pleito ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), en el que demandaba al Estado por congelar y pesificar las tarifas de los servicios públicos, vendió el año pasado su participación a Gas Natural.
Gas Natural BAN fue la primera (y única) distribuidora de gas en obtener alzas de tarifas desde 2001: en abril de 2006 se publicó en el Boletín Oficial la disposición que las subía el 25%, lo que repercutiría en un 11% en la factura final que pagaba el usuario residencial e industrial. Ese aumento tardó un año en cristalizarse.
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