Por Nelson D. Schawrtz
De The New York Times
A pesar de las décadas de retórica de mercado libre por parte de los legisladores republicanos y demócratas, Washington tiene una larga historia en lo que se refiere a proporcionar ayuda financiera al sector privado cuando los riesgos económicos o políticos de un colapso corporativo parecen demasiado altos.
El esfuerzo por salvar a Fannie Mae y Freddie Mac es sólo la última de una serie de maniobras financieras del gobierno que se remontan al rescate de la Lockheed Aircraft Corporation y de la Central Penn Railroad durante la presidencia de Richard M. Nixon, el apuntalamiento de Chrysler en los últimos días de la administración de Carter, y el rescate del sistema de ahorro y préstamo a fines de la década de 1980.
Más recientemente, en medio de la crisis que provocaron en el sector aéreo los ataques terroristas del 11 de Septiembre, el Congreso aprobó subsidios y préstamos por un valor de 15.000 millones de dólares para aliviar el desastroso estado de las líneas aéreas.
Ahora, con el salvataje de Fannie Mae y Freddie Mac apenas seis meses después de que la Reserva Federal orquestara el rescate de Bear Sterns, resulta evidente que la crisis hipotecaria ha obligado al gobierno a dejar de lado una vez más la ideología y acudir al rescate de las empresas en dificultades. "Si alguien creía que teníamos un sistema financiero puramente de mercado libre, tendrá que volver a pensarlo", dijo Robert F. Bruner, decano de la Escuela de Negocios Darden de la Universidad de Virginia.
La analogía histórica más próxima a la crisis Fannie-Freddie es el rescate de los sistemas de crédito agropecuario y de ahorro y préstamo de fines de la década de 1980, según dijo Bert Ely, un consultor bancario que siempre ha criticado a las empresas de financiación hipotecaria.
El rescate del sistema de ahorro y préstamo vino tras varios años de altas tasas de interés y riesgosas prácticas prestamistas, y acabó por costarles a los contribuyentes alrededor de 124.000 millones de dólares, mientras que los bancos contribuyeron con otros 30.000 millones, según declaró Ely.
Costoso rescate
Incluso si el rescate de Fannie y Freddie termina costando miles de millones de dólares, es posible que el colapso del sistema de ahorro y préstamo siga siendo el más costoso hasta la fecha, dijo Lawrence J. White, profesor de economía de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York.
"La debacle del sistema de ahorro y préstamo costó más de 100.000 millones, y la economía hoy tiene el doble de tamaño que la de fines de la década de 1980", dijo. "No creo que esta crisis sea tan grave como ésa, cuando más de 2000 bancos y cajas de ahorro se derrumbaron entre mediados de las décadas de 1980 y 1990."
Casi todas las pérdidas se originaron por el déficit existente entre lo que el gobierno les pagaba a los ahorristas y lo que recibía al vender las problemáticas inversiones inmobiliarias que había comprado al hacerse cargo de los ahorros en quiebra.
En el caso de Chrysler, el entonces presidente Jimmy Carter y los legisladores de estados con fábricas de automotores presionaron para que se aprobara un paquete de 1500 millones en préstamos garantizados para la automotriz en problemas. Lograron, además, que tanto los sindicatos como los prestamistas hicieran concesiones.
Aunque se recuerda el caso de Chrysler como un rescate importante, White dice que se trata de un rescate menor, comparado con la crisis del sistema de ahorro y préstamo o con el actual esfuerzo para salvar a Fannie y Freddie. De hecho, el gobierno no le dio dinero directamente a Chrysler y, en realidad, tuvo ganancias debido a las acciones que recibió gracias a los préstamos garantizados. En ese momento, Chrysler tenía una fuerza laboral de más de 100.000 personas. No obstante, Ely establece una diferencia entre el rescate de Fannie y Freddie y de los ahorros versus los paquetes de ayuda para Chrysler y otras industrias. "Esos paquetes no tenían un nexo federal", dijo. "No eran creaciones del gobierno federal."
Este esfuerzo también difiere de los anteriores debido al potencial efecto que tendría, en caso de que fracasara, sobre la economía en general y especialmente sobre el atribulado sector de la vivienda. A diferencia de lo que ocurría con una empresa automotriz en particular o incluso con un banco importante tal como el Continental Illinois National Bank and Trust, que fue rescatado en 1984, el país "depende de Fannie y Freddie para financiar casi la mitad del mercado hipotecario", dijo Thomas H. Stanton, un experto en ambas empresas que, además, es profesor de la Universidad Johns Hopkins.
"El gobierno tiene mucho menos margen de maniobra con estas empresas que en los rescates anteriores", dijo.
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