Rubén Weinsteiner
Para Bloomberg
Los países que en los noventa se conocían como los “tigres bálticos” y, en particular, Lituania, re- nacidas a partir de la caída de la URSS en 1991, tuvieron un despegue espectacular en esos años, en el marco de un ciclo económico muy favorable que potenció una estructura económica basada en las inversiones extranjeras y en el suministro de servicios.
Hoy los tigres bálticos, están entre los estados que más daño han sufrido por los efectos de la crisis económica global. Los datos macro de los primeros dos trimestres de este año 2009 en Lituania, hablan de una caída del PBI de entre el 13 y 20%. Las medidas anticíclicas tomadas por el gobierno para contrarrestar los efectos de la crisis todavía no están dando los resultado esperados, la recuperación estará directamente ligada a la recuperación de los grandes estados de la región y para eso falta.
Independiente desde 1991, junto a las otras repúblicas bálticas, Lituania encaró un proceso de reconstrucción económico post-soviético, fuera de la Comunidad de Estados Independientes. Tras la independencia, el fin de la relación con la ex- URSS determinó una nueva dirección en la política económica, hacia el sector de los servicios y de los transportes, dejando de lado el sector industrial que fue el motor de la economía soviética desde su creación. En los años '90, el agro y la industria, atravesaron un periodo de recesión, mientas que los servicios vivieron una notable expansión. Esta recesión golpeó Rusia e influyó en la economía de los bálticos. Una vez pasada la fase más delicada de la crisis, a partir de 2001, gracias a la impulso de la UE, la economía lituana recomenzó a dar señales de resultados positivos en el sector de los servicios y de los transportes, puntos fuertes de la economía báltica.
Como dijimos los datos actuales son malos, tanto en materia de empleo, inversión, crecimiento negativo, demanda etc. Esta situación generó un clima de descontento que se tradujo en manifestaciones masivas de protesta.
El gobierno ha lanzado medidas de estímulo de la demanda, no así de expansión del crédito, lo que me queda como reflexión, es que una vez pasada la crisis, Lituania pueda volver a subirse arriba de las inversiones extranjeras golondrinas y de los servicios, hasta la próxima crisis, sin haber aprendido nada, o por el contrario diversifique su economía, y tome el comando de su realidad en sus manos, no cegandose por las mieles de los ciclos positivos para no quedar tan expuesta a las crisis globales como la que todavía estamos atravesando.
Rubén Weinsteiner
Bloomberg
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