La comunicación 2.0 es absolutamente disruptiva respecto al mundo publicitario tradicional, el principal indicador de esta disruptividad es la pérdida de control
Ya no se controla ni cómo ni quién ni cuándo se habla de una marca.
Hoy la mayor parte de lo espacios digitales donde se habla de una determinada marca son propuestos por los usuarios, ya sea para plantear sus diferencias o puntos de afinidad. Esta presencia constante de la acción del usuario requiere una respuesta permanente de parte de la marca reactiva para responder, correctiva para poner las cosas en los términos estratégicos deseados, y proactiva para desarollar políticas activas de comunicación 2.0.
El branding 2.0, no se da por lo que pretendemos decir de nosotros mismos, ni siquiera por aquello que los demás dicen de nosotros. Se construye a través del diálogo continuo.
El concepto clásico de campaña publicitaria está dejando paso a la idea de comunicación permanente.
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