Sergio Massa fue elegido por su gestión en Tigre, Insaurralde por su identificación con el Gobierno.
A Sergio Massa lo votaron mayoritariamente las mujeres, los menores de 34 y los mayores de 50, con fuerte impronta entre los sectores de mayores recursos, pero con corrientes de voto muy importantes también entre los pobres. Seis de cada diez personas que lo eligieron fundamentaron su apoyo en “los antecedentes de Massa en la gestión”, es decir, la fama que construyó al frente de la intendencia de Tigre. Curiosamente, sólo seis de cada cien personas votaron a Massa por su perfil opositor, es decir que una parte de los votantes piensan que algo así como “una nueva etapa del kirchnerismo”.
Del otro lado, a Martín Insaurralde, más de la mitad que eligieron su boleta lo respaldaron porque “representa el modelo del gobierno nacional”, es decir, porque era el candidato de la presidenta Cristina Kirchner y del gobernador Daniel Scioli. Muy pocos lo conocían por su capacidad, sus antecedentes o sus atributos personales. En el caso de Margarita Stolbizer, el apoyo vino de mujeres, mayores de 50 y del interior provincial y hay un reconocimiento a sus características personales –honestidad, trabajo–, por encima de su perfil de opositora. Por último, Francisco de Narváez recoge votos de mujeres de edad intermedia y el respaldo se motiva en atributos personales –firmeza, un millonario que igual presenta batalla en el terreno político– y, también, en su perfil opositor.
Las conclusiones surgen de una enorme encuesta en boca de urna, hecha el domingo a la salida de las escuelas de todo el territorio bonaerense, en la que se entrevistaron nada menos que 31.893 personas de ambos sexos, de distintas edades y de todos los niveles sociales. El trabajo lo llevó a cabo el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que conduce Roberto Bacman, quien realizó un análisis exhaustivo a pedido de Página/12. Los datos son reveladores y no sólo permiten un análisis de las razones de voto, sino empezar a diseñar ideas y estrategias de cara a las elecciones del 27 de octubre.
“Los cuadros muestran un dato contundente: el 65 por ciento de quienes votaron a Massa lo hicieron por su gestión en Tigre –señala Bacman–. Es decir que entró en esta carrera con un prestigio asentado en una trayectoria que tuvo mucha difusión en los medios durante los últimos años. Hay que pensar que la gente busca alternativas de gobernabilidad. Y entonces se instaló la idea de que ‘Massa transformó Tigre’, o que encabezó una gran lucha contra la inseguridad. Ahora no estoy planteando si eso fue cierto o falso, digo que estuvo instalado en el imaginario colectivo. Tal vez la gente no se acuerde, pero algo así ocurrió con los Rodríguez Saá en 2003: se decía que San Luis era un paraíso, que había grandes autopistas, llegaban inversiones. Se construyó un imaginario colectivo. No dudo de que en ambos casos los medios jugaron su papel. A esta idea de una gestión exitosa se sumaron, como motivo de voto, las características personales.
El 18 por ciento de los consultados explicaron que respaldaron a Massa por ese motivo. Acá pesó que tiene un perfil gerencial, parece capaz y que no hay denuncias de corrupción en su contra.”
Para Bacman, que a Massa lo hayan votado más mujeres que hombres tiene que ver con un ingrediente importante de su campaña. “Mostró un perfil familiero, no es separado, va mucho con su esposa a los programas, exhibe esa vida familiar. Fíjese que el domingo también Mauricio Macri bailó con su esposa y exhibió a su hija. Es algo con lo que muchos consultores insisten a nivel internacional. A ese perfil familiar, Massa le agrega que no es agresivo, tiene su pinta, características que impactan en el voto femenino”, evalúa.
Respecto del aspecto socioeconómico del voto al candidato del Frente Renovador, la encuesta del CEOP marca presencia tanto del sufragio de los sectores de mayores recursos como en franjas de bajos ingresos. “Bueno, hay algo obvio: Massa domina lo que se llama el ‘corredor de oro’, es decir, Vicente López, San Isidro, San Fernando –enumera Bacman–. Tiene su lógica. Pero también hizo una gran elección en José C. Paz, San Martín, Tres de Febrero y muchos otros distritos con mayoría de habitantes de bajos recursos. Ahí yo creo que primó el territorio, un sólido trabajo de los intendentes que estaban con Massa. Sin embargo, creo que hay que mirar un poco más qué pasó en esas franjas a las que está destinada buena parte de la política económica kirchnerista.”
Uno de los datos más asombrosos de la amplia encuesta del CEOP es que sólo un seis por ciento de los que votaron a Massa dijeron que lo hicieron por su carácter opositor. “Es que no fue visto como un candidato opositor –señala Bacman–. Piense lo siguiente: en 2009, Néstor Kirchner sacó el 32 por ciento de los votos. Esta vez, Insaurralde consiguió el 29 por ciento. Esto significa que Massa logró penetrar en una parte del núcleo duro del kirchnerismo. Por supuesto que la campaña lo fue llevando a mostrar su perfil opositor. Eso es lo que explica que empezó con 15 puntos de ventaja y esa diferencia se recortó a cinco. Cuando se sacó el saco para pelear, su campaña se estancó, no volvió a crecer. Mientras tanto, Insaurralde fue remontando una cuesta muy difícil: había empezado con 17 por ciento de intención de voto y pasó del 29 por ciento. Es obvio que algo de kirchnerismo quedó del lado de Massa. Sobre eso tendrá que trabajar el oficialismo de acá a octubre.”
Respecto de Martín Insaurralde, el candidato del Frente para la Victoria, el perfil del votante apunta mayoritariamente a gente de sectores necesitados, menores de 35 años y del Gran Buenos Aires. El voto es parejo en hombres y mujeres.
Más del 50 por ciento respaldó a Insaurralde “porque representa al modelo del Gobierno”, es decir que –como se sabe– era un candidato con poco conocimiento que, como punto fuerte, tenía que convertirse en la cara de las políticas oficiales, además del acompañamiento de la Presidenta y el gobernador. “Yo creo que Insaurralde hubiera necesitado una ecuación más pareja –señala Bacman–. Por un lado, por supuesto, su representación del proyecto y las políticas oficiales, pero necesitaba también que se lo conozca por sus antecedentes. Yo creo que ahí hay un terreno por el que avanzar hacia octubre, sobre todo en votantes que no tienen estructura. Insaurralde debe mostrar que es una gran opción de gestión, que tiene mucha capacidad. Fíjese que del total que lo votaron, sólo el siete por ciento lo hizo por su capacidad y el 14 por ciento por sus condiciones personales. Esto habla de que, aún terminada la campaña, es poco conocido.”
El perfil del votante de Margarita Stolbizer parece cantado: mayoría de mujeres, mayores de 50 años y que viven en el interior de la provincia de Buenos Aires. En muchísimas ciudades bonaerenses, chicas y medianas, hay intendentes radicales y tradición radical. Y no sólo radical, sino también antiperonista. En Margarita –según el CEOP– efectivamente pesan sus atributos personales. Casi la mitad de la gente que la votó sostiene que lo hizo por sus características: resaltan su trayectoria, es vista como honesta, confiable y perseverante. “Un 24 por ciento de sus votantes le reconoce su oposición al Gobierno, algo que en Stolbizer debió tener un peso aún mayor, porque era la candidata no-peronista de mayor proyección electoral –sostiene Bacman–. Pero ojo, la buena elección de UNEN en Capital Federal y la del radicalismo en otros distritos es posible que traiga una cierta corriente que mejore algo la performance de Stolbizer en octubre. Se ha reflotado el radicalismo y eso la puede ayudar. Es muy probable.”
Por último, respecto de Francisco de Narváez, el perfil del votante es, mayoritariamente, de mujeres de edad intermedia, residentes en el interior provincial y mayoritariamente de los niveles socio-económicos altos. En primer lugar, porque es la franja más enfrentada con el gobierno nacional y más receptiva a las consignas que utiliza De Narváez, que tienen que ver con la inseguridad. De todas maneras, en las razones de voto las vertientes parecen variadas y parejas: 27 por ciento por los atributos personales, 24 por ciento por las propuestas, 20 por ciento por su perfil opositor y 12 por ciento por su trayectoria. “Yo diría que sus votantes creen que es una persona que se muestra firme, sobre todo en los temas que tienen que ver con inseguridad y cuando se habla de sus atributos personales se piensa que es una persona de muy buen pasar económico, que es luchador y que resigna parte de la comodidad que podría tener para pelearla en el terreno económico”, redondea Bacman.
El mapa de perfiles y de razones de voto que cada consultor trazó durante la campaña pero que en un boca de urna tiene mayor precisión porque es inmediatamente al salir del cuarto oscuro, permite pensar en caminos a recorrer de acá a octubre. Parece cantado que el oficialismo tendrá que pensar mucho en los sectores de bajos recursos que perdió a manos de Massa y que vienen de votar a CFK. El massismo necesitará diseñar una estrategia para no perder lo que consiguió atrapando respaldos de sectores muy diversos, en lo socio-económico, pero también en lo político. Es obvio que apuntará a los votos que consiguió De Narváez en esta elección y parece probable que, lo quiera o no, la campaña lo va a ubicar más claramente todavía en la oposición. Margarita Stolbizer tratará de capitalizar el resurgimiento del radicalismo y la alianza con los socialistas. Y De Narváez tendrá que pelearle el espacio opositor a Massa. Son dos meses y diez días que requerirán intensidad, pero también movimientos bien pensados e inteligentes.
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