Por: Nicolás Tereschuk
El discurso opositor parece haber encontrado una melodía común en algunos países de Sudamérica.
Se dice que los gobiernos sudamericanos son muy distintos. Que, por ejemplo, los “institucionalistas” Brasil y Uruguay son muy diferentes de la “populista” Argentina. ¿Es tan así?
Escuchemos al senador y líder del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) Aécio Neves, quien aparece como principal rival de Dilma Rousseff de cara a los comicios presidenciales del año próximo:
Asegura que “hay una percepción creciente de que las expectativas de futuro no son ya las mismas de antes”. Que “la población espera más del Gobierno, cosas que no da” y que el país no avanza “en cuestiones esenciales”.
Sostiene que cuando un dirigente opositor “muestre cómo combatiremos la inflación, cómo vamos a mejorar la educación, cómo haremos que los servicios públicos funcionen, cómo vamos a tratar al sector privado”, el electorado se volcará hacia él.
Neves se queja de que para el oficialismo brasileño, los planes sociales son un “punto de llegada” y que para la oposición son un “punto de partida”. Para el líder del PSDB, el país “no puede vivir exclusivamente de ese beneficio”.
“Un padre de familia no puede querer dejar de herencia para su hijo una tarjeta (del plan social). El (oficialismo) se contenta con la administración diaria de la pobreza. Nosotros queremos la superación de la pobreza. La lógica del Gobierno es inversa a la racionalidad. Quiere celebrar un millón de familias de más en (el plan social). Yo quiero conmemorar que haya un millón menos porque se incorporaron al mercado de trabajo”.
También sostiene que la situación económica del año próximo “será dura y no se podrá enfrentar con paliativos” y que la llegada de la oposición al poder, de la que se muestra confiado, “permitirá revertir las expectativas”. “El oficialismo debilitó los pilares de la economía”, asegura.
Si cruzamos el Río de la Plata y vamos a Uruguay podremos escuchar al precandidato colorado Pedro Bordaberry:
El postulante opositor al Frente Amplio se queja de que parece haber “un divorcio entre lo que está haciendo el sistema político” y lo que la gente necesita. Se queja de que para el Gobierno temas prioritarios son una nueva ley de medios o la derogación de las leyes del perdón sobre los crímenes de la última dictadura.
“¿Ustedes van a vivir mejor por una ley de medios? ¿Esa es la urgencia que ustedes tienen? ¿O la urgencia es el salario, la escuela, o la seguridad o la urgencia es sacar la droga que se está llevando a todos los muchachos? ¿Cuál es la urgencia? ¿Cuál es la prioridad?”, señala Bordaberry.
Y agrega: “Cuando en todos estos años he recorrido el Uruguay nadie me pidió por una ley de medios. Ni nadie me pidió que tendríamos que derogar la ley de Caducidad. ¡No! A mí en Aiguá me piden ambulancias. En Paso de los Toros me piden especialistas médicos para atender las urgencias de las madres que fallecen en la puerta de nuestros hospitales. ¡Eso es lo que me piden! Me piden más escuelas, más escuelas de tiempo completo, mejores liceos, más posibilidades, porque ese es el gran desafío que tenemos nosotros con esta nueva generación que está llegando. El desafío de construir cosas que a ustedes los haga vivir mejor”.
El lector argentino que haya llegado hasta esta parte final de la nota y que recuerde cómo suele expresarse la oposición local definirá si los gobiernos del Cono Sur son tan distintos, si sus oposiciones difieren tanto y si parece haber surgido o no un “discurso común” para enfrentar a los oficialismos de una región que vive algunos desafíos similares.
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