miércoles, julio 20, 2016

La industria de cosméticos también discrimina a las modelos con curvas


Por Crystal Martin

Desde la izquierda: Las modelos de tallas grandes como Clémentine Desseaux, Jennie Runk, Philomena Kwao y Paloma Elsesser están aprovechando plataformas como Instagram para ser vistas y escuchadas. Credit Isak Tiner para The New York Times



Ver una foto de Philomena Kwao provoca un “uf” como si se quisiera expresar que es tan hermosa que duele. Sus ojos son serenos pero vivaces; altos los pómulos y la frente, de barbilla pequeña y redondeada. Su apariencia destaca, pero no tanto como para distraer. En otras palabras, Kwao tiene un rostro perfecto para usar maquillaje: su capacidad transformadora y para mostrar la destreza de los maquilladores.

Sin embargo, la industria de los cosméticos la ignora, igual que a otras modelos de talla grande como ella.

“El trabajo para las marcas de cosméticos no existe”, dijo Kwao, originaria de Londres. “He tenido mucha suerte de hacer algunas editoriales en el Reino Unido, pero nunca he participado en una selección de modelos para trabajar en publicidad comercial. Si trato de entenderlo, diría que es porque la gente teme intentar algo nuevo. Piensan: “Tengo una fórmula, ¿para qué voy a cambiarla?”.

Si no hay requisitos de talla para probarse un labial, ¿por qué no hay modelos con curvas en el área de los cosméticos? Quizá la comercialización de la industria de los cosméticos tenga la culpa.

La modelo Philomena Kwao, originaria de Londres, considera que a las modelos de tallas grandes las están dejando fuera de la industria de los cosméticos "por miedo a intentar algo nuevo". Credit Isak Tiner para The New York Times

“La belleza está en imaginar dónde podrías estar en el futuro”, dijo Brooke Erin Duffy, profesora de la Universidad de Cornell, especializada en estudios feministas, medios y cultura del consumidor. “Es imaginar que pareces una modelo, alguien famoso. Esa promesa de una recompensa en el futuro crea necesidades”.

Duffy señala que esa mujer idealizada a la que se aspira suele tener un aspecto: rasgos aristocráticos, alta, habitualmente blanca y delgada. Esa imagen nació del clasismo y el racismo de los años veinte, dice, cuando la cultura de consumo estadounidense y la industria de la pasarela y las modelos florecieron de manera simultánea. Aunque algunos aspectos de ese ideal han cambiado a lo largo del tiempo, los estándares físicos han sobrevivido.

“La gente a menudo cita la década de los cincuenta como un momento en el que las curvas estaban de moda, pero eso no es del todo cierto”, dijo Elizabeth Wissinger, autora de This Year’s Model y profesora de estudios de moda en el Centro de Posgrado de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. “Sí, los cuerpos con curvas fueron populares, pero la gente tenía esas figuras accesibles y alcanzables, representadas por estrellas del cine como Marilyn Monroe. La moda aún era una industria aparte y las modelos eran delgadas”.

Jennie Runk es una modelo con curvas que causó impacto a partir de una campaña de trajes de baño de H&M en 2013. Credit Isak Tiner para The New York Times

La dinámica comercial es parte de la ecuación. “Las modelos de tallas grandes son necesarias en la moda porque hay líneas de ropa de esas tallas”, dijo Jennie Runk, una modelo con curvas que ganó popularidad después de una campaña de trajes de baño de H&M en 2013. “Sin embargo, cuando piensas en imágenes en las que el cuerpo no está involucrado, todavía no hay mucho debate acerca de la diversidad de tallas”.

Las empresas de moda consiguen publicidad y buena voluntad cuando incluyen modelos con curvas en sus campañas. En el caso de las empresas de cosméticos, los cuerpos no están involucrados en sus imágenes publicitarias y no se benefician del mismo impulso.

“Además, a la gente no se le ocurre recurrir a las agencias o catálogos de modelos de tallas grandes”, dijo Runk. En el sitio web de una agencia, los primeros rostros que se ven son los de modelos delgadas. Si una agencia tiene un catálogo de modelos con curvas, solo podrá encontrarse después de dar unos cuantos clics, lo cual dificulta que los directores de reparto vean (y contraten) a una modelo con curvas, a menos que estén buscando específicamente ese tipo de persona.

Clémentine Desseaux, modelo y bloguera, publicó un video en Instagram en el que usaba un labial rojo de Christian Louboutin; el video fue muy popular. Credit Isak Tiner para The New York Times

Ha habido algunas excepciones. En los noventa, la modelo de talla grande, popular en la televisión, Emme Aronson se convirtió en portavoz de cosméticos Revlon. Queen Latifah ha sido el rostro de la Queen Collection de CoverGirl, una línea de maquillaje para tonos oscuros de piel, durante más de una década. En colaboración con la serie “Empire”, CoverGirl presentó a Gabourey Sidibe, una de las actrices del programa, y hace cuatro años, MAC creó una colección con la cantante Beth Ditto.

“No hay una fórmula”, dijo James Gager, director creativo y vicepresidente sénior de MAC Cosmetics, al hablar de cómo la empresa escoge a sus colaboradores. “Si una modelo está segura de quién es y cómo se presenta ante el público, la talla es irrelevante”.

Aun así, agregó: “La gente está acostumbrada a ver la belleza de una manera particular, y lleva tiempo abrirse. Considero que MAC es parte de ese cambio”.

Gary Dakin estuvo al frente de la dirección de tallas extras de Ford Model hasta 2012 y después abrió su propia agencia, JAG Models. Piensa lo mismo: “Sé que los directores de reparto creen en la diversidad de tallas y los agentes también lo hacen”, dijo. “¿Qué está faltando entonces?”.

El problema, según él, es que las personas famosas dominan la industria. “Las empresas quieren trabajar con algunas modelos, pero sus nombres no necesariamente venden”, dijo. “Eso ha dañado esta causa más que cualquier otra cosa”.

Los contratos de las empresas de cosméticos son el santo grial para las modelos: son muy visibles y lucrativos. Así que se reservan para un pequeño grupo de grandes actrices, estrellas del pop y modelos reconocidas y es más difícil para las modelos de tallas grandes alcanzar ese reconocimiento.

Sin embargo, todo eso está comenzando a cambiar.

Paloma Elsesser es escritora y modelo, también fue el rostro de la marca de cosméticos Pat McGrath Labs. Credit Isak Tiner para The New York Times

“Instagram les ha dado una voz a estas chicas”, dijo Becca Thorpe, una exmodelo que ahora es agente de modelos con curvas de Muse NYC. “Puedo impulsarlas de una manera nueva. Las empresas pueden ver cuál es el estilo de una modelo y saber si esa persona se ajusta a su marca. Si están buscando a alguien diferente y audaz que luzca más urbana, comenzarán su búsqueda en Instagram”.

La vibra de chica relajada y sin pretensiones de la escritora y modelo Paloma Elsesser se articula con habilidad mediante su cuenta de Instagram, que llamó la atención del maquillador Pat McGrath. El otoño pasado, eligió a Elsesser como rostro para su marca de cosméticos, Pat McGrath Labs.

“Hay algo exquisito cuando se combinan la excentricidad y la belleza”, dijo McGrath. “Paloma es una voz franca que encarna la positividad en torno al cuerpo y la diversidad dentro de la industria de la moda y los cosméticos”. Las marcas de cosméticos están comenzando a aceptar la diversidad poco a poco, pero aún hay mucho progreso que lograr antes de que las mujeres de todos los colores, tamaños e identidades sexuales y de género se representen de manera igualitaria. Yo soy capaz de hacer esto porque estoy creando mi línea bajo mis propios términos”.

La modelo y bloguera de estilo de vida Clémentine Desseaux también sacudió la industria el año pasado cuando publicó un video de Instagram en el que usaba un labial rojo de Christian Louboutin; aparecía despreocupada y modesta en París. El video se hizo viral y aunque la relación entre la marca y la modelo no fue oficial, el público vio una posibilidad. “Todos enloquecieron cuando vieron una cara limpia con labial rojo”, dijo. “Era algo inusual… una suerte de choque entre esa marca lujosa y algo natural y puro”, dijo Desseaux.

Quizá lo más prometedor es el gusto comercial por las modelos con curvas, que cada vez es más grande. Ashley Graham, una modelo que apareció en la portada de este año de Sports Illustrated, en su publicación dedicada a los trajes de baño, presentó en mayo una colección de barnices para uñas con Formula X, de Sephora. Ese mes, también publicó en Instagram unas fotos con productos de Revlon, que parecían ser oficiales (aunque hasta el momento no existe relación formal entre la empresa y Graham).

Iskra Lawrence, conocida por sus campañas con la tienda de lencería Aerie, en las que no retoca sus fotos en ropa interior o trajes de baño, está reuniendo un gran número de seguidores. La forma audaz y atrevida en la que defiende la aceptación del cuerpo a menudo se vuelve viral, como una foto que publicó en mayo en la que aparecía con la cara sonrojada por haber estado ejercitándose en el gimnasio; el pie decía: “Hago esto para comer lo que yo quiera (con moderación). No he hecho dietas, no he contado calorías ni me he pesado en 6 años”. Ese candor y su capacidad de hacer que la gente se identifique con ella podrían hacer que le den un contrato en una empresa de cosméticos.

“Siempre estoy trabajando para aumentar mi plataforma”, dijo Lawrence. “Creo que cuando las modelos con curvas hagan eso, las marcas de cosméticos comenzarán a trabajar con nosotras también. No tengo miedo de mostrar mi piel… mi sueño es hacer una campaña de cosméticos sin retoque. Podemos hacer que las cosas cambien si hacemos el ruido necesario”.

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