Tras el informe de la ONU, expertos de la organización para América Latina advirtieron sobre la falta de medidas preventivas con el fin de reducir los efectos nocivos del cambio climático
En base al informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU, que el viernes pasado dio a conocer un infome donde se alerta sobre las consecuencias que puede tener el calentamiento del planeta, científicos del Centro de Información de la ONU para la Argentina y Uruguay, presentaron el diagnóstico de situación para esta region en los próximos 93 años. Según el informe América Latina perderá selvas tropicales que se convertirán en sabanas en el este de la región amazónica antes de la mitad del siglo XXI.
Es probable que se extingan numerosas especies. En las regiones más secas se espera que tierras cultivables se transformen en salares o estepas. En otras zonas, sin embargo, aumentará la cosecha de la soja. Se desplazarán las zonas de circulación de los caladeros en el sur del Pacífico y disminuirá el acceso a agua dulce.
Pero el pronóstico para la región no es alentador, porque si bien se conoce que en los próximos años aumentarán las tormentas y el granizo, desaparecerán los cultivos de trigo o maíz, crecerán el Chagas, el dengue y la malaria, se multiplicarán los casos de cáncer de piel en el Sur o migrarán los peces característicos de nuestras aguas, las medidas tomadas para minimizar esos efectos nocivos son insuficientes. "Hoy, a la Argentina no se le está dando mucha importancia en el mundo desarrollado por su falta de previsión en el ordenamiento territorial. No disponemos de información [de estudios progresivos de seguimiento climático e hidrológico] y no sabemos siquiera, por ejemplo, dónde se sembrará mañana, y si queremos defender la capacidad de producción ya deberíamos estar pensando adónde trasladaremos los cultivos que afectará el aumento de la temperatura", señaló el doctor Osvaldo Canziani, copresidente del grupo de Trabajo II del IPCC que estudia los efectos, la vulnerabilidad y la adaptación del planeta al cambio climático.
Y agregó: "Es un problema de planificación, y lamentablemente, como en el resto de la región, no tenemos planes a mediano ni a largo plazo para enfrentar los efectos del cambio climático. Medir lo que está ocurriendo es responsabilidad de cada país y nuestros gobiernos no lo están haciendo".
Entre las principales carencias de los países de América latina están la ausencia de estrategias de protección de los ecosistemas naturales y de evaluaciones de riesgo por falta de información y la puesta en marcha de un sistema de adaptación efectivo, según coincidieron los expertos.
Por su parte, la ONU considera convocar en septiembre una reunión de alto nivel para tratar el cambio climático antes de la conferencia de Bali en diciembre, según lo ha manifestado el secretario general de la organización, Ban Ki-moon. Argentina necesita aumentar sus medidas
El aumento de las temperaturas de hasta 1,2°C en 2020 y de hasta 4,5°C en 2080 puede provocar en la Argentina durante este siglo desde lluvias, tormentas y granizos intermitentes y erráticos en todo el país; hasta tornados desde Santa Rosa, La Pampa, hacia el Norte; alteración del área del Río de la Plata y el Delta por inundaciones, cambios del nivel del mar, ingreso de agua salina al suelo y aumento de las tormentas; reducción de la producción de energía hidroeléctrica por falta de agua en la zona de Cuyo, el Noroeste y una parte de la Patagonia. "Aunque no es inmediato, porque para 2020 se prevé que primero desaparezcan los pequeños glaciares tropicales y en la Argentina no faltará el agua durante la primera mitad del siglo, a partir de 2050 debería comenzar a preocuparse", indicó la doctora Graciela Magrín, coordinadora del Capítulo 13 del IPCC sobre América latina.
Expansión de enfermedades
Se expandirán las zonas de contagio de enfermedades infecciosas transmitidas por vectores, como la malaria, el dengue y el Chagas, además de enfermedades emergentes. En el Sur, habrá más casos de cáncer de piel y problemas respiratorios infantiles si sigue disminuyendo el ozono, que protege al planeta de los rayos solares nocivos.
Degradación del suelo
Por otro lado, en el Gran Chaco se agudizará la degradación del suelo, que es especialmente frágil ante el avance de la desertización y la salinización, es decir, la acumulación excesiva de las sales del agua. Esto es especialmente preocupante para las zonas de producción agrícola y ganadera, ya que afecta a los cultivos, reduce la calidad del suelo y limita los usos potenciales de las aguas subterráneas. Según Magrín, en el 50% de las tierras áridas y semiáridas de América latina aumentarán la desertización y la salinización. Pero si se toman las medidas adecuadas para aprovecharlo sin excesos los cambios del clima beneficiarían a la producción de soja, un cultivo capaz de tolerar un aumento de las temperaturas ambiente de hasta 3°C.
Desplazamiento de población
Según el geólogo Jorge Codignotto, autor del Capítulo 13 del IPCC, que estudia el efecto del calentamiento global en las costas, las predicciones indican que en 2025 el 85% de la población argentina se concentrará en las zonas costeras. "Esto no se puede detener, pero sí se pueden tomar medidas adecuadas, como no hacer ciertas obras edilicias -comentó-.
En las ciudades marítimas son frecuentes las calles perpendiculares a la costa. Cuando llueve y hay sudestada, hacen que el flujo pluvial no vuelva a la arena para evitar la erosión de la costa, sino que termina en el mar." Pero no todo está perdido.
Considerada una población con alta capacidad de adaptación, según un estudio dirigido por Canziani en cámaras termodinámicas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires. "Nuestra alimentación y el entorno nos favorecen", finalizó.
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