sábado, septiembre 29, 2007

El frente Internet


En los últimos días, cientos de personas sacaron clandestinamente imágenes y reportajes de Myanmar, la antigua Birmania. Gracias a Internet y teléfonos móviles, se logró romper el monopolio de información de las autoridades militares.

No obstante, la junta no ha podido evitar que las imágenes del fotógrafa japonés que murió por disparos de soldados, alcanzaran los medios internacionales. Durante la última gran revuelta, en 1988, la comunidad internacional se enteró sólo días más tarde del baño de sangre que causaron los militares y, para entonces, las protestas ya se había acallado. Los ´reporteros civiles´ de hoy día están acostumbrados a que la junta militar censure todo, incluso Internet, señala Zigor Aldama, un periodista español que fue expulsado de Myanmar poco antes de que comenzaran las protestas. Aldama enfatiza que pese a las dificultades que encuentran para enviar información al extranjero, los reporteros civiles recurren a toda clase de ingeniosos trucos. Además, utilizan correo electrónico en centros de Internet y miran las páginas de CNN y la BBC









Un grupo de Internet que respalda las protestas encabezadas por los monjes de Myanmar atrajo a más de 100.000 miembros en menos de 10 días, mientras usuarios de Internet en todo el mundo tratan de aprovechar el poder de la red para respaldar el movimiento de protesta.

Internet ha sido un campo de batalla clave en la ola de protestas que estallaron hace un mes contra el régimen de Myanmar. Las autoridades cortaron ayer el servicio a los dos proveedores de Internet del país con el propósito de evitar que los relatos e imágenes de las protestas y la represión militar lleguen al extranjero, aunque grandes empresas y embajadas conectadas a la Red vía satélite seguían ayer en línea.

"El gobierno comprendió que estaba perdiendo la batalla de las comunicaciones", dijo Vincent Brossel, director en la zona asiática del grupo defensor de la libertad de expresión Periodistas sin Fronteras. Brossel añadió que las palabras e imágenes desde Myanmar salen ahora a cuentagotas.

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