Por: Gustavo Noriega.
Leo en Primicias Ya que Pergolini protestó en el final de El Gen Argentino contra el suplemento de espectáculos de Clarín. Esta frase denota dos cosas: la primera es que no vi el programa de Pergolini. Me quedé en su primera emisión (me quedé… dormido, literalmente). La segunda es que tengo la capacidad intelectual como para decodificar la escritura de Primicias Ya, uno de los sites peor escritos de la web, a menos que uno de sus popes escriba maldades, allí la calidad aumenta. Las secciones del Enmascarado y de las preguntas son dos must. Siniestras, llenas de operaciones ruines, ¡y divertidísmas! Pero las informaciones… No se entiende nada y, cuando se entiende, suele ser falso.
Vuelvo a mi tema, que es que Pergolini se queja de Clarín Espectáculos. Si su reclamo no fuera tan narcisista, tendría razón. Mario se queja de la cobertura de sus programas pero debería hacerlo de la chatura infinita del suplemento, de su falta de ideas, de su anomia. Es muy raro que haya alguna nota interesante, no recuerdo la última vez que haya leído algo que me llamara la atención. Las páginas más divertidas podrían estar en una revista: la vidriera, la sección Replay, El cielo y el infierno, esas cosas. La información es chata, banal. Una página diaria resume los resultados de los realities de la noche anterior. Que si se fue la Ritó, que si Favaloro, que Eugenia de GH5, todo con porcentajes. Esa información no sirve para nada. Por suerte dejaron de poner los ratings.
Nunca una mirada crítica sobre la tele realmente interesante. Muchas notas de programas del canal 13, todas insubstanciales. La ligazón entre el diario, radio Mitre y Canal 13 es muy fuerte y le quita seriedad.
En cine es muy desparejo. Se destaca claramente Diego Lerer, un crítico informado y actualizado. Pero las decisiones editoriales respecto del cine son erráticas. Pueden poner varias tapas seguidas de El Código Da Vinci, una película abominable, pura cáscara marketinera. Y ninguna de Sicko, una película importantísima de Michael Moore que no tuvo la misma suerte. Pero a veces se toman el trabajo de prestarle atención a una película argentina chiquita, valiosa. Todo puede pasar en ese suplemento.
¿Es mejor el suplemento de La Nación? No logro tomar partido. En La Nación está Pablo Sirvén tomándose el trabajo de editorializar. Jamás estoy de acuerdo con él y algunas de sus columnas fueron casi perversas. Sin embargo, tiene el mérito de tomar partido, tener opinión y forjar una agenda que salga de la rutina televisiva.
Con respecto a los adelantos de las películas de Hollywood, una forma de publicidad encubierta, puede ser peor que Clarín, lo que no es poca cosa.
Tiene un par de críticos bien informados, como Diego Batlle y Fernando López. Pero, ay, sobrevive misteriosamente Adolfo Martínez. Cuando quiero leer una crítica y veo que la escribió Martínez siento que bien podrían haber puesto un espacio negro en su lugar. Su escritura es mecánica y la estructura de sus críticas, uniforme. Cuenta el argumento, y para finalizar, un recorrido adjetivado por los rubros técnicos. Jamás una idea.
(Por ejemplo, si tomamos la crítica de Encarnación, la protagonizada por Silvia Pérez podemos ver que Martínez escribe 3200 caracteres. Utiliza 2100, es decir, las dos terceras partes, para contar el argumento. A menudo se equivoca incluso en esa tarea rutinaria. El tercio restante es un compendio de lugares comunes. Curiosamente las dos críticas de Encarnación, la de Clarín y de La Nación, llevaban el mismo título “La mirada de los otros”. Pero la de Clarín estaba escrita por Lerer, y era infinitamente superior.)
En fin, me parece que entre los dos se puede llegar a hacer un suplemento decente. Separados no alcanzan.
Leo en Primicias Ya que Pergolini protestó en el final de El Gen Argentino contra el suplemento de espectáculos de Clarín. Esta frase denota dos cosas: la primera es que no vi el programa de Pergolini. Me quedé en su primera emisión (me quedé… dormido, literalmente). La segunda es que tengo la capacidad intelectual como para decodificar la escritura de Primicias Ya, uno de los sites peor escritos de la web, a menos que uno de sus popes escriba maldades, allí la calidad aumenta. Las secciones del Enmascarado y de las preguntas son dos must. Siniestras, llenas de operaciones ruines, ¡y divertidísmas! Pero las informaciones… No se entiende nada y, cuando se entiende, suele ser falso.
Vuelvo a mi tema, que es que Pergolini se queja de Clarín Espectáculos. Si su reclamo no fuera tan narcisista, tendría razón. Mario se queja de la cobertura de sus programas pero debería hacerlo de la chatura infinita del suplemento, de su falta de ideas, de su anomia. Es muy raro que haya alguna nota interesante, no recuerdo la última vez que haya leído algo que me llamara la atención. Las páginas más divertidas podrían estar en una revista: la vidriera, la sección Replay, El cielo y el infierno, esas cosas. La información es chata, banal. Una página diaria resume los resultados de los realities de la noche anterior. Que si se fue la Ritó, que si Favaloro, que Eugenia de GH5, todo con porcentajes. Esa información no sirve para nada. Por suerte dejaron de poner los ratings.
Nunca una mirada crítica sobre la tele realmente interesante. Muchas notas de programas del canal 13, todas insubstanciales. La ligazón entre el diario, radio Mitre y Canal 13 es muy fuerte y le quita seriedad.
En cine es muy desparejo. Se destaca claramente Diego Lerer, un crítico informado y actualizado. Pero las decisiones editoriales respecto del cine son erráticas. Pueden poner varias tapas seguidas de El Código Da Vinci, una película abominable, pura cáscara marketinera. Y ninguna de Sicko, una película importantísima de Michael Moore que no tuvo la misma suerte. Pero a veces se toman el trabajo de prestarle atención a una película argentina chiquita, valiosa. Todo puede pasar en ese suplemento.
¿Es mejor el suplemento de La Nación? No logro tomar partido. En La Nación está Pablo Sirvén tomándose el trabajo de editorializar. Jamás estoy de acuerdo con él y algunas de sus columnas fueron casi perversas. Sin embargo, tiene el mérito de tomar partido, tener opinión y forjar una agenda que salga de la rutina televisiva.
Con respecto a los adelantos de las películas de Hollywood, una forma de publicidad encubierta, puede ser peor que Clarín, lo que no es poca cosa.
Tiene un par de críticos bien informados, como Diego Batlle y Fernando López. Pero, ay, sobrevive misteriosamente Adolfo Martínez. Cuando quiero leer una crítica y veo que la escribió Martínez siento que bien podrían haber puesto un espacio negro en su lugar. Su escritura es mecánica y la estructura de sus críticas, uniforme. Cuenta el argumento, y para finalizar, un recorrido adjetivado por los rubros técnicos. Jamás una idea.
(Por ejemplo, si tomamos la crítica de Encarnación, la protagonizada por Silvia Pérez podemos ver que Martínez escribe 3200 caracteres. Utiliza 2100, es decir, las dos terceras partes, para contar el argumento. A menudo se equivoca incluso en esa tarea rutinaria. El tercio restante es un compendio de lugares comunes. Curiosamente las dos críticas de Encarnación, la de Clarín y de La Nación, llevaban el mismo título “La mirada de los otros”. Pero la de Clarín estaba escrita por Lerer, y era infinitamente superior.)
En fin, me parece que entre los dos se puede llegar a hacer un suplemento decente. Separados no alcanzan.
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