El petróleo atravesó el viernes la barrera de 92 dólares el barril (West Texas Intermediate, Londres, US$ 92,22), y se aproxima a superar el récord histórico de 1979 si en las próximas dos semanas, como es previsible, atraviesa la frontera de los100 dólares por unidad.
Esta semana el índice de precios de los commodities en el mercado mundial (“The Economist all-items index”) superó los 330 puntos, y se acerca al récord histórico de los 350 (base enero 2000 = 100 puntos). El cobre, la soja, el trigo, el algodón, los alimentos para ganado, el cacao, el café, todos ellos experimentaron aumentos de un doble dígito en lo que va del año.
El dólar cayó el viernes a 1,4336 contra el euro, y atrás dejó el récord de principios de la semana: 1,4349 por cada divisa europea. El acelerado aumento del precio de los commodities tiene su razón de ser, según se afirma, en el “debilitamiento” del dólar estadounidense.
La divisa norteamericana se “debilita” en Estados Unidos como consecuencia del aumento extraordinario de la oferta de dólares que llega del mundo entero, y en primer lugar del Asia-Pacífico.
China se transformó en agosto de este año en el primer exportador mundial (111.400 millones de dólares), tras dejar atrás a Alemania, con 105.800 millones. Las exportaciones chinas aumentaron en un año 54,7% (agosto 2006: US$ 72.000 millones / agosto 2007: US$ 111.400 millones).
Pero lo más importante es que China este año se ha convertido en el principal exportador mundial de capitales. Su superávit de cuenta corriente rondará los 400.000 millones de dólares en 2007, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que representa 12% del Producto Bruto Interno (PBI).
Esta gigantesca masa de capitales se recicla primordialmente en el mercado norteamericano; y el resto se acumula como reservas en los bancos centrales. Sólo en lo que va del año, las reservas acumuladas por los países emergentes aumentaron 1.085 millones de dólares. El total de reservas en China, hasta el mes de mayo, ascendió a 1.340 millones de dólares.
Estados Unidos recibió el año pasado 70% del total del flujo de capitales del sistema financiero internacional. Más del 65% de los títulos (“treasuries”) del Tesoro norteamericano fueron comprados por los bancos centrales de los países asiáticos en 2006, en primer lugar China. Este porcentaje aumentó en los últimos dos meses, tras la crisis financiera internacional desatada en Estados Unidos como consecuencia de la caída de los valores del negocio inmobiliario y la industria de la construcción.
La forma de aversión al riesgo que encontraron los mercados financieros internacionales para enfrentar la crisis de confianza provocada por la caída del mercado inmobiliario norteamericano fue reinvertir en Estados Unidos. El dólar se “devalúa” frente al euro, la libra esterlina, el yen, pero no frente al yuan o la rupia india, que están atadas, en un régimen efectivo de paridad fija, con la divisa estadounidense. Por eso, la moneda norteamericana mantiene su paridad en Asia, y sólo se “debilita” en Occidente. El sistema mundial es una gigantesca área unificada del dólar, donde éste se “devalúa” en Occidente y se “aprecia” en Oriente. Este doble movimiento (devaluación/apreciación) revela, en el plano decisivo del mercado de capitales, el vector fundamental (sentido/significado) de la globalización.
El incremento del precio de los commodities es parte de un “superciclo” de carácter estructural. Lo que ocurre en el mundo es un histórico giro hacia Oriente del peso económico global. Allí están los principales consumidores de commodities, no en Estados Unidos ni en el resto de Occidente. También allí están los principales exportadores de bienes y capitales del mundo actual. Goldman Sachs estima que las economías BRIC (Brasil, Rusia, India y China) contribuyen ya el doble que los Estados Unidos al crecimiento del consumo global (medido en capacidad de compra doméstica).
El petróleo aumenta por el auge extraordinario de la demanda mundial; éste es un fenómeno asiático, con eje en China, y no de Estados Unidos o en los países de la OCDE. Estados Unidos, a la cabeza de la OCDE, consume hoy sólo 50% del petróleo por unidad de producto que utilizaba en la década del 70. Por eso, el alza del crudo no frena la economía norteamericana; el petróleo aumentó más del 70% en Estados Unidos desde enero de 2007, sin que esto haya frenado el crecimiento económico.
Es un nuevo cuadro de situación, un mundo nuevo. “Para pensar lo nuevo, hay que pensar de nuevo”, dice Heiddegger.
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