En los últimos cinco años, el número de ingresantes cayó 2,9%, mientras que subió 12,6% en las instituciones privadas
En la Argentina, tres de cada cuatro estudiantes universitarios van a una institución estatal. Este rasgo, que el país mantiene mientras en toda América latina se produce lo contrario, podría empezar a transformarse.
Según las cifras que acaba de difundir el Ministerio de Educación, los nuevos inscriptos en las universidades estatales disminuyeron en los últimos cinco años 2,9%, mientras que aumentaron 12,6% en las instituciones privadas.
En números absolutos, en 2006 se anotaron en las universidades estatales 270.882 nuevos inscriptos, 12.669 menos que en 2005, mientras que en las privadas lo hicieron 86.107 nuevos alumnos, 9869 más que en el año anterior. En otra forma de mirarlo, entre 2002 y 2006 las instituciones estatales perdieron 34.323 nuevos inscriptos, al tiempo que las sedes privadas ganaron 32.455 ingresantes.
El dato proyecta en el nivel nacional el fenómeno que se viene dando en la Universidad de Buenos Aires (UBA), la más grande del país, donde, tal como informó LA NACION, este año volvió a caer la inscripción en el Ciclo Básico Común (CBC) para 2008, en una tendencia que se inició hace cuatro años.
Al buscar explicaciones para el fenómeno, los rectores y especialistas señalan la reactivación económica, que lleva a más jóvenes al trabajo que a la universidad estatal; los sistemas de ingreso que se multiplican en las instituciones estatales y desalientan a los ingresantes, y las crisis institucionales que, con tomas de edificios, paros y conflictos permanentes, alejan a potenciales estudiantes.
Al mismo tiempo, advierten que los aumentos y descensos son aún reducidos y que se mantiene la distribución del 75% de los estudiantes en las universidades estatales, y recomiendan un análisis por disciplina y por institución. Los incrementos y descensos en la inscripción pueden responder a causas tan coyunturales como la apertura de una carrera o una sede, el descenso del atractivo de otra, una nueva oferta a distancia o un conflicto por la elección del rector.
Si se miran los números de ese modo, las universidades estatales que más alumnos perdieron desde 2002 son Río Cuarto (15,1%), San Luis (14,4%), Lomas de Zamora (12,3%) y Luján (11,5%). Y las privadas que más alumnos ganaron incluyen a la Universidad Favaloro (48,9%), Empresarial Siglo XXI (34,2%), del Cine (33,6%) y Maimónides (32,3%).
Mejoría paradójica
La mejoría económica en ciertos sectores podría quitarle alumnos a la universidad estatal. "Las mejoras en el nivel de empleo posibilitan que los jóvenes que provienen de hogares con menores recursos encuentren trabajo y no vayan a estudiar. Son hogares en los que un ingreso adicional es importante, que suele ser la población demandante de educación estatal", analizó Juan Carlos Del Bello, especialista en educación superior, recientemente nombrado rector organizador de la nueva Universidad Nacional de Río Negro.
Por las mismas razones, algunas familias podrían estar regresando a las privadas. "En 2002 y 2003, por la crisis, muchas familias mandaron a sus hijos a las universidades estatales y con la recuperación vuelven a las privadas", comentó el secretario de Políticas Universitarias de la cartera educativa, Alberto Dibbern.
El fenómeno es particularmente visible en el interior. Según apuntó Sergio Maluendres, rector de la Universidad Nacional de La Pampa, "con la reactivación económica, muchos jóvenes de clase media y media alta se van de la provincia a otros centros urbanos". Según dijo el rector, que además preside el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), en los últimos cinco años su universidad perdió el 15% de ingresantes, y había tenido un récord de inscriptos en 2002, en lo peor de la última crisis.
Tras destacar que el descenso de inscriptos en las estatales es "ligerísimo", Maluendres sugirió la necesidad de medir la percepción de los estudiantes sobre las universidades estatales y privadas.
Los especialistas también mencionan que hay mayores dificultades para ingresar en las universidades estatales que en las privadas.
"Hay una tendencia cada vez más fuerte a la selectividad en las universidades estatales, que fueron virando gradualmente a mecanismos de ingreso selectivos, indirectos o explícitos", dijo Del Bello.
Las recientes crisis institucionales en muchas universidades estatales (sobre todo las grandes, como la UBA, el Comahue, Rosario o Córdoba) podrían estar desalentando el ingreso de nuevos estudiantes. Eso se sumaría a un crecimiento y diversificación de las universidades privadas y su instalación en algunos campos de conocimiento como opción formativa de calidad (ingeniería, medicina y carreras paramédicas, y algunas ofertas de ciencias sociales y humanas, como administración, ciencia política, relaciones internacionales, comunicación, historia o educación).
"Que estos números se transformen en una tendencia depende de la energía que la universidad pública coloque en aprovechar el prestigio que tiene y los recursos que el Gobierno está dispuesto a darle. Si pone un cierto orden administrativo, se puede volver más atractiva", reflexionó Horacio O Donnell, rector de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).
Y señaló posibilidades equivalentes para las privadas: "Las universidades privadas tienen una raíz de competitividad que las hace superar las contingencias. Estamos interesados en crecer; las públicas se sorprenden más con las coyunturas", apuntó O Donnell, presidente del Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP).
Hay, sin embargo, desafíos en común. "En general, estatales y privadas tenemos que trabajar en que los que ingresan egresen", dijo Dibbern, y señaló que la tasa de egresados en las universidades estatales creció 7,2%en los últimos cinco años, y en las privadas lo hizo de manera equivalente, en 8,9 por ciento.
Por Raquel San Martín
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