jueves, mayo 01, 2008

Piramide invertida en la calidad institucional

El hijo termina el colegio secundario y no tiene ganas de estudiar.


- ¿Ah? ¿No quieres estudiar? Bueno, yo vagos no mantengo, así que vas a trabajar. ¿Estamos..... .?

El padre, que tiene amigos políticos dada su larga trayectoria, trata de conseguirle un empleo y habla con un amigo:

- Alo,....... Carlos, habla Tito........ ¿Te acuerdas de mi hijo? Bueno, terminó el colegio y no quiere estudiar por ahora. Si tu puedes, necesitaría un puesto como para que empiece a trabajar mientras decide si va a seguir una carrera... El asunto es que haga algo y no se las ande tirando todo el día, ¿me entiendes?...

A los tres días llama Carlos:

- Tito, ya está. Asesor de la Comisión de Salud de la Cámara de Senadores. Unos $4.000.000 por mes. Está bien, ¿no?

- ¡No, Carlos!. ¡Es una locura!. Recién empieza. Tiene que comenzar de abajo.

A los dos días, de nuevo Carlos:

- Tito, ya lo tengo. Le conseguí un cargo de Secretario Privado de un Diputado. El sueldo es más modesto, de $2.000.000.

- ¡No, Carlos. ¡Recién terminó el colegio!. No quiero que la vida se le haga tan fácil de entrada. Quiero que sienta la necesidad de estudiar, ¿me entiendes?.

Al otro día:

- Tito, ahora sí, Ayudante del Encargado del Archivo, con algo de computación ya está, claro que el sueldo se va muy abajo... serían $1.000.000, nada más. ¿Con qué va a pagar sus gastos personales?

Pero Carlos, por favor!, consígueme algo más modesto. Recién empieza, algo de $300 mil.

- Bueno... sí... se puede ver... pero no sería para él, Tito.

- ¿Por qué?

- Esos cargos son por concurso, necesita buen currículum, título universitario, entrevistas, ... ¿Me entiendes...?

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