domingo, junio 22, 2008

La lógica de la cultura digital


Vivir al ritmo del videoclip y a fuerza de estímulos vertiginosos que le llegan por la Red coloca a los chicos de hoy frente a una pérdida notoria de su capacidad de atención en un solo objeto, así como a una ausencia de frecuencia narrativa en el relato. Vale decir que anula la aptitud para contarse a sí mismo y la capacidad para fijar conocimientos, entre otras pérdidas.

Tales afirmaciones son formuladas por el presidente de la Academia Argentina de Letras, Pedro Luis Barcia, quien coordinó el libro No seamos ingenuos. Manual para la lectura inteligente de los medios (Santillana), destinado a padres y docentes, recientemente publicado. La editorial lanzará en agosto próximo un blog que actualizará el manual en tiempo real, con los aportes e inquietudes que sumen los maestros y los padres.

Siete profesores de la Universidad Austral escribieron artículos sobre escuela y medios, el lenguaje audiovisual, la publicidad y su retórica, los nuevos medios electrónicos y la lengua en las nuevas tecnologías, entre otros contenidos destinados. El capítulo más novedoso de este trabajo es el de los nuevos medios electrónicos, donde se pone de relieve la nueva lógica cultural-digital.

Barcia dijo que "estamos viviendo una dicotomia muy grande entre el sistema de enseñanza en el aula y la realidad fuera de la escuela. El país va a tardar mucho para incorporar los lenguajes de los medios a la escuela, porque los docentes no tienen una actualización adecuada en el manejo de estos lenguajes". La idea del manual fue agrupar "los lenguajes mediáticos y su retórica, con ejemplos claros. Los padres y los docentes son responsables de orientar a los chicos en la comprensión de esos medios. Si el padre se aviva, el hijo se aviva".

Explica Barcia que los medios no son "ni ventanas abiertas, ni espejos fieles, ni instrumentos objetivos". Y en sintonía con la famosa teoría de Umberto Eco, "ni apocalípticos (el que demoniza a los medios) ni integrados (el entusiasta acrítico)", Barcia propone que los consumidores aprendan a vivir "entreverados" con los medios. Lo que supone "una forma de acción donde cada uno está mezclado entre adversarios y aliados, pero con clara conciencia de dónde está el socio y dónde, el enemigo, sin perder su individualidad".

-¿Cuál es la orientación del manual?

-Porque los mensajes de los medios no son objetivos ni son espejos neutrales, y hay que despertar la conciencia de que tenemos que superar la apariencia para leer dentro de los mensajes, para no permanecer en la costra de la realidad.

-¿El libro da herramientas?

-Se dan pautas para aprender a entender los efectos de esos lenguajes básicos. Si el padre se aviva, se aviva el hijo. No podemos vivir sin los medios, por eso la voluntad es siempre la de asociarnos y articular nuestra vida con ellos.

-¿Qué medio exige una atención prioritaria desde su perspectiva?

-La televisión. La gran fuerza de la TV, que no tiene la escuela, es que alfabetiza por si misma, sin necesidad de hacer pasar a sus consumidores por la lectoescritura, que es tan penosa para un chico. Cuando pasamos a Internet, el problema es que en el aula no se enseña a buscar y a jerarquizar la información. La Red no tiene centro. Hay que prestar atención a la forma en que el chico articula la información con el conocimiento. La Red por sí sola no ayuda.

-¿Cuáles son los riesgos de la virtualidad en los jóvenes?

-El chico tiene cada vez menos capacidad de atención aplicada a un objeto. Se acostumbra a estímulos fuertes, instantáneos y cambiantes. Esa atención que es fundamental para fijar conocimientos y, en el futuro, investigar, se está amorteciendo. Es necesario brindarles estímulos que equilibren el ritmo de videoclip en que viven. Otro riesgo es la pérdida de la frecuencia narrativa que los jóvenes sufren hoy. No saben enlazar un relato. Cuentan lo que hicieron el fin de semana en tres frases y no saben contarse a sí mismos. Eso se debe a que tienen cada vez más virtualidad y menos diálogo real. Por lo tanto, el mundo en que viven es cada vez más virtual. Esa ruptura va en deterioro de la relación humana. La vida pierde dimensión real para los jóvenes, que se vuelven cada vez más insulares.

Efectos de la virtualidad

Nuevos analfabetos



Por ejercitación de percepciones simultáneas, en desmedro de las sucesivas y alfabéticas, se está produciendo un proceso de "desalfabetización" de los chicos. Eso lleva a la desatención del texto legible y al deterioro de la capacidad lectora.


El papel de la escuela


La escuela es la que debe retomar una acción renovadora activa como sede y creación de conocimientos. No tiene sentido de futuro decir que los chicos se educan por los medios, fuera del ámbito escolar. Padres y maestros deben reafirmar la enseñanza de la lectoescritura.


Sin preguntas


La perspectiva y las conclusiones de los jóvenes se obnubilan por falta de distanciamiento y por exceso de la insistencia en la inmediatez, en el aquí y el ahora. A su vez, se debilita la capacidad de preguntar, cuestionar, argumentar por exceso de discusiones interruptas.






Por Susana Reinoso

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