La violencia de los 70 en Uruguay, según José Mujica
El senador tupamaro José Mujica, uno de los políticos más populares de Uruguay, afirmó que quiere colaborar con el presidente Tabaré Vázquez en un pronunciamiento de ex guerrilleros y militares en contra de la violencia de los años 70, pero agregó que no ve el clima necesario para que eso se logre y que, a su juicio, lo más conveniente es mirar hacia el futuro y no al pasado.
"No me dedico ni a cultivar el olvido ni a cultivar la memoria. He decidido estar empeñado con lo que me parece que va a ser el mundo de mis nietos, en el cual yo no voy a estar", afirmó en una entrevista con LA NACION el dirigente del Frente Amplio, que esta semana ocupa la vicepresidencia de la República, debido al viaje de Vázquez por América Central.
A inicios de los años sesenta, Mujica lideró, junto con otros dirigentes de la izquierda radical, la formación del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), guerrilla urbana que fue derrotada en 1971 por las fuerzas armadas.
Dos años después, comenzó la dictadura, que terminó en 1985. Una amnistía dejó libres a los guerrilleros y presos políticos del gobierno militar y, luego, el Parlamento aprobó la "ley de caducidad" (confirmada mediante un referéndum), que anuló los delitos cometidos por militares y policías.
La llegada de la izquierda al gobierno, en 2005, permitió una interpretación diferente de aquella ley -confusa en su redacción- y los principales agentes de represión militar fueron a prisión junto con los dictadores Juan María Bordaberry y Gregorio Alvarez.
La discusión sobre aquellos años sigue presente en el debate político uruguayo. Vázquez impulsó el año pasado el acto anual del "nunca más", que se celebra el 19 de junio, fecha de natalicio del prócer José Artigas. Para mañana, el presidente impulsó un pronunciamiento público de ex guerrilleros y militares de aquella época en favor del "nunca más", pero no ha tenido resultado positivo.
En su despacho del Palacio Legislativo, Mujica expuso a LA NACION su postura sobre este tema.
-Aquel pasado sigue como problema del presente. ¿Eso tiene solución?
-Con los problemas que no se pueden solucionar hay que tener la madurez de aprender a convivir. Sería un craso error pretender que toda la gente pensara igual. Hay gente que considera, honradamente, que bucear permanentemente en lo que pasó es la causa esencial de su vida, aun con la noble intención de que el ventilar esos problemas les sirva a las generaciones que vienen para que no se vuelva a tropezar con la misma piedra. En el mejor de los casos, eso es una parte de la sociedad. Y hay otra sociedad que está absorbida por otras cosas. En un galpón del interior del país, un paisano me dijo: «¿Por qué no se preocupan más de los que estamos desapareciendo hoy?» ¿Ta? Problemas de pobreza rural son las preocupaciones. ¡Convivir en una sociedad es aprender a andar con todo eso! Y no que unos aplasten a los otros y les nieguen el camino, porque, si no, no sé cómo es la convivencia en una sociedad. Hay olvidos que nunca se van a tener, que son imposibles. Hay cosas que hasta que no desaparezcamos todos, van a estar latiendo.
-¿Y cuál es su actitud frente al debate?
- Yo no quiero estorbar, porque, en la juventud, me puse un revólver al cinto y jugué a cambiar el mundo, y sabía que perdía o ganaba. Y perdí. Pero no todos hicieron eso y además pasaron un montón de barbaridades. Comprendo que haya gente dolorida por lo que pasó, algunos con cuentas a reprocharnos a nosotros [al MLN-T] y otros con cuentas para reprocharles a los otros [militares de la dictadura]. No me dedico ni a cultivar el olvido ni a cultivar la memoria. He decidido estar empeñado en lo que me parece que va a ser el mundo de mis nietos en el cual yo no voy a estar. Pero no les pido a todos que tengan la misma filosofía. Las mataduras que tengo en el lomo, los 14 años de cana ... nadie me los va a reponer.
-Desde la política, ¿hay alguna forma de encauzar esto?
-No. Hay que aprender a soportar y luchar, para que una parte de nuestra humanidad camine por una vereda y otra camine por otra vereda, tolerándose y sin insultarse.
-Con este gobierno fueron presas varias figuras de la dictadura, pese a la ley que las protegía, avalada en un referéndum. Unos están conformes porque dicen que a los militares "les llegó el brazo de la justicia", pero otros dicen que en realidad hubo revancha.
-Las soluciones políticas, las decisiones, no necesariamente tienen el aval dentro de los 20 o 25 años, porque el criterio de los hombres puede variar según la perspectiva histórica. También cabe que aquella decisión que se tomó [la amnistía a militares de 1986] fuera hija del miedo.
-¿El planteo de Vázquez sobre el pronunciamiento conjunto por el "nunca más" tiene viabilidad?
-Es una buena intención del presidente. Los dos últimos presidentes del uruguay [Jorge Batlle y Vázquez] han estado preocupados por este tema. Va a tener que pasar algún tiempo todavía. Yo no quiero estorbar al presidente; si lo puedo ayudar, lo voy a ayudar, pero no veo que en la calle haya un ámbito, digamos, por las dos vertientes.
-¿La salida pasa por el perdón?
-Desde el punto de vista individual puede pasar, pero el perdón no existe desde el punto de vista colectivo. El perdón es una sensación que se tiene o no. Yo no la tengo en el orden de mis prioridades: no me puedo andar preocupando por revolver trastos viejos ni baúles viejos; no tengo nada que perdonar, porque no perdono. Tampoco tengo que cobrar nada, porque no voy a cobrar nada.
Por Nelson Fernández
El senador tupamaro José Mujica, uno de los políticos más populares de Uruguay, afirmó que quiere colaborar con el presidente Tabaré Vázquez en un pronunciamiento de ex guerrilleros y militares en contra de la violencia de los años 70, pero agregó que no ve el clima necesario para que eso se logre y que, a su juicio, lo más conveniente es mirar hacia el futuro y no al pasado.
"No me dedico ni a cultivar el olvido ni a cultivar la memoria. He decidido estar empeñado con lo que me parece que va a ser el mundo de mis nietos, en el cual yo no voy a estar", afirmó en una entrevista con LA NACION el dirigente del Frente Amplio, que esta semana ocupa la vicepresidencia de la República, debido al viaje de Vázquez por América Central.
A inicios de los años sesenta, Mujica lideró, junto con otros dirigentes de la izquierda radical, la formación del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), guerrilla urbana que fue derrotada en 1971 por las fuerzas armadas.
Dos años después, comenzó la dictadura, que terminó en 1985. Una amnistía dejó libres a los guerrilleros y presos políticos del gobierno militar y, luego, el Parlamento aprobó la "ley de caducidad" (confirmada mediante un referéndum), que anuló los delitos cometidos por militares y policías.
La llegada de la izquierda al gobierno, en 2005, permitió una interpretación diferente de aquella ley -confusa en su redacción- y los principales agentes de represión militar fueron a prisión junto con los dictadores Juan María Bordaberry y Gregorio Alvarez.
La discusión sobre aquellos años sigue presente en el debate político uruguayo. Vázquez impulsó el año pasado el acto anual del "nunca más", que se celebra el 19 de junio, fecha de natalicio del prócer José Artigas. Para mañana, el presidente impulsó un pronunciamiento público de ex guerrilleros y militares de aquella época en favor del "nunca más", pero no ha tenido resultado positivo.
En su despacho del Palacio Legislativo, Mujica expuso a LA NACION su postura sobre este tema.
-Aquel pasado sigue como problema del presente. ¿Eso tiene solución?
-Con los problemas que no se pueden solucionar hay que tener la madurez de aprender a convivir. Sería un craso error pretender que toda la gente pensara igual. Hay gente que considera, honradamente, que bucear permanentemente en lo que pasó es la causa esencial de su vida, aun con la noble intención de que el ventilar esos problemas les sirva a las generaciones que vienen para que no se vuelva a tropezar con la misma piedra. En el mejor de los casos, eso es una parte de la sociedad. Y hay otra sociedad que está absorbida por otras cosas. En un galpón del interior del país, un paisano me dijo: «¿Por qué no se preocupan más de los que estamos desapareciendo hoy?» ¿Ta? Problemas de pobreza rural son las preocupaciones. ¡Convivir en una sociedad es aprender a andar con todo eso! Y no que unos aplasten a los otros y les nieguen el camino, porque, si no, no sé cómo es la convivencia en una sociedad. Hay olvidos que nunca se van a tener, que son imposibles. Hay cosas que hasta que no desaparezcamos todos, van a estar latiendo.
-¿Y cuál es su actitud frente al debate?
- Yo no quiero estorbar, porque, en la juventud, me puse un revólver al cinto y jugué a cambiar el mundo, y sabía que perdía o ganaba. Y perdí. Pero no todos hicieron eso y además pasaron un montón de barbaridades. Comprendo que haya gente dolorida por lo que pasó, algunos con cuentas a reprocharnos a nosotros [al MLN-T] y otros con cuentas para reprocharles a los otros [militares de la dictadura]. No me dedico ni a cultivar el olvido ni a cultivar la memoria. He decidido estar empeñado en lo que me parece que va a ser el mundo de mis nietos en el cual yo no voy a estar. Pero no les pido a todos que tengan la misma filosofía. Las mataduras que tengo en el lomo, los 14 años de cana ... nadie me los va a reponer.
-Desde la política, ¿hay alguna forma de encauzar esto?
-No. Hay que aprender a soportar y luchar, para que una parte de nuestra humanidad camine por una vereda y otra camine por otra vereda, tolerándose y sin insultarse.
-Con este gobierno fueron presas varias figuras de la dictadura, pese a la ley que las protegía, avalada en un referéndum. Unos están conformes porque dicen que a los militares "les llegó el brazo de la justicia", pero otros dicen que en realidad hubo revancha.
-Las soluciones políticas, las decisiones, no necesariamente tienen el aval dentro de los 20 o 25 años, porque el criterio de los hombres puede variar según la perspectiva histórica. También cabe que aquella decisión que se tomó [la amnistía a militares de 1986] fuera hija del miedo.
-¿El planteo de Vázquez sobre el pronunciamiento conjunto por el "nunca más" tiene viabilidad?
-Es una buena intención del presidente. Los dos últimos presidentes del uruguay [Jorge Batlle y Vázquez] han estado preocupados por este tema. Va a tener que pasar algún tiempo todavía. Yo no quiero estorbar al presidente; si lo puedo ayudar, lo voy a ayudar, pero no veo que en la calle haya un ámbito, digamos, por las dos vertientes.
-¿La salida pasa por el perdón?
-Desde el punto de vista individual puede pasar, pero el perdón no existe desde el punto de vista colectivo. El perdón es una sensación que se tiene o no. Yo no la tengo en el orden de mis prioridades: no me puedo andar preocupando por revolver trastos viejos ni baúles viejos; no tengo nada que perdonar, porque no perdono. Tampoco tengo que cobrar nada, porque no voy a cobrar nada.
Por Nelson Fernández
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