Los desórdenes en los mercados financieros internacionales y el aumento del precio de la energía y de los alimentos han ralentizado el crecimiento mundial, con efectos particularmente negativos para la economía de Estados Unidos y Europa.
Por el contrario, en Japón la economía se encuentra en un momento menos crítico, tanto desde el punto de vista de las variables macroeconómicas de base, como desde el de la estabilidad de las instituciones financieras. Sin embargo, las perspectivas a medio plazo son inciertas, pues el ritmo de crecimiento del PBI es modesto y la situación de las PYMES es difícil.
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