El conflicto entre los surosetas y el gobierno de Georgia viene desde hace décadas. Pese a que la región es oficialmente parte del territorio de la ex república soviética, su población es mayoritariamente de origen ruso y brega por la unificación con Osetia del Norte, que forma parte de Rusia.
El primer antecedente formal de la guerra entre Rusia y Georgia tuvo lugar en noviembre de 1989, cuando el Congreso de Diputados Populares de Osetia del Sur convirtió a la región en una República Autónoma. Casi un año después, en septiembre de 1990, los legisladores locales fueron aún más lejos: se declararon soberanos y crearon la República de Osetia del Sur.
La decisión encendió la llama del conflicto. Al día siguiente estallaron los enfrentamientos entre las tropas de Georgia y las milicias armadas surosetas. Aunque se produjeron las primeras tres víctimas fatales, el conflicto alcanzaría su auge recién al año siguiente, cuando las tropas de Tbilisi intentaron ingresar en la capital de Osetia del Sur.
La guerra duró dos años y dejó más de 2000 muertos, pero para 1992 la región seguía perteneciendo a Georgia. Los surosetos cambiaron entonces su estrategia y votaron la reunificación con Osetia del Norte, o sea, su incorporación a Rusia.
La decisión agradó a Moscú, que comenzó a enviar ayuda, pero volvió a generar hostilidades con Tbilisi, cuyas tropas cercaron y entraron por la fuerza a la capital de Osetia del Sur. Eventualmente, se firmó un cese de hostilidades y se decidió la conformación de una fuerza de paz para la región.
En 2006, el 99% de la población de Osetia del Sur volvió a votar a favor de la independencia y, a sólo dos semanas de la declaración de independencia de Kosovo (apoyada por gran parte de Occidente), reclamaron que el mundo los reconozca autónomos. A pesar de que, al igual que en Kosovo, el reclamo de independencia derivaba de diferencias étnicas, el reconocimiento internacional no llegó nunca.
Con el comienzo de la guerra en Irak, Georgia aprovechó para aliarse con Estados Unidos. Así, se garantizó cierto respaldo de Estados Unidos frente a Rusia e intentó ganarse el ingreso a la OTAN. A principios de este año, Bush apoyó el ingreso de Georgia pero la iniciativa fue boicoteada por la Unión Europea, que consideró que la ex república soviética todavía no estaba lista.
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