La invasión de Georgia por parte de Rusia ha disparado las alarmas en los países del este de Europa, muchos de los cuales sufrieron sangrientas intervenciones de Moscú durante la Guerra Fría. Los antiguos satélites soviéticos acusan al primer ministro ruso, Vladímir Putin, de añorar los tiempos de las URSS y de no frenar sus ansias neoimperialistas. Algunos, como Estonia, han sugerido que la Unión Europea debería revisar sus planes de alianza estratégica con Rusia.
El sábado, Polonia y los Estados bálticos denunciaron, en una dura declaración conjunta, la invasión rusa de Georgia y exigieron la intervención inmediata de la UE. "Con las bombas cayendo en las ciudades georgianas, la esperanza de un vecindario normal en el Este ha quedado arruinada", aseguraba el diario polaco Dziennik, que calificaba a Rusia de "compañero impredecible", "dirigido por neo-imperialistas ambiciosos e incapaces de tratar con sus vecinos". Otros medios sostenían que Moscú ha mostrado su verdadero rostro con la acción militar en Georgia.
Para los Gobiernos centroeuropeos y para no pocos analistas, Osetia del Sur es el pretexto que Rusia estaba esperando para invadir Georgia. "Esa es básicamente la doctrina Putin. Restaurar el control de Rusia sobre los territorios de la antigua URSS, sin respetar la voluntad de esos países", asegura Svante Cornell, director del Instituto de Política de Seguridad y Desarrollo, en Estocolmo.
El ministro de Exteriores checo, Karel Schwarzenberg, no ha dudado en comparar la incursión rusa en territorio georgiano con la invasión de Praga en 1968.
Revisión de relaciones
Los recuerdos de la dominación soviética perviven en la mente de los líderes regionales. El miedo a regresar a su "esfera de influencia" impulsó a muchos de ellos a ingresar en la UE y la OTAN tras la caída del Muro y el hundimiento de la URSS. La desconfianza ha regresado con Putin. Algunos de estos presidentes han aconsejado a la UE que revise sus planes estratégicos con Rusia, sobre todo los concernientes al suministro energético.
"Los ataques rusos sobre Georgia nos obligan a revisar ciertos aspectos de la actual cooperación entre la UE y Rusia", declaró con rotundidad el presidente de Estonia, Tomas Ilves, al jefe de la diplomacia europea, Javier Solana. Pese a las críticas que ha despertado la actuación de Moscú, algunos políticos han matizado que la iniciativa georgiana tampoco ha sido la mejor. "Estoy de parte de Georgia", dice Lech Walesa, ex presidente de Polonia. "Pero no puedes poner a la bestia contra las cuerdas, porque puede contraatacar".
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