“Después de Auschwitz no se puede escribir poesía”, decretó el sociólogo Theodor Adorno con la tristeza de quien concluyó que los más nobles sentimientos del ser humano no podrían imponerse a la peor pesadilla simbolizada por lo que significó ese campo de exterminio nazi.
Desde entonces, varios filósofos y escritores debaten la famosa frase y algunos, como el húngaro Imre Kertesz - sobreviviente del Holocausto - asegura lo contrario: “Tras Auschwitz sólo queda la poesía, sólo queda resistir con palabras ciertas”.
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