Lo advirtió el economista argentino Bernardo Kliksberg
Esta es una crisis del Main Street, no de Wall Street, que tiene reservas. Main Street, la gente pobre y de clase media, es la que está perdiendo sus empleos y ahorros. Y en América latina por la crisis habrá más pobreza y desigualdad social, por lo cual hay que proteger la inversión en educación y salud, evitando cualquier ajuste del gasto social.
Los programas con transferencias condicionales han sido exitosos, como el plan Solidaridad de Chile o el Bolsa Familia de Brasil. Los planes lograron, junto con el crecimiento económico, bajar el nivel de pobreza, pero ahora todo está en riesgo por esta crisis, porque no alcanzan las redes actuales
En la Argentina, hubo avances por la ley que compromete al Gobierno a aumentar los recursos en educación y el plan de medicamentos genéricos en salud, pero no se puede ser triunfalista porque sigue habiendo un porcentaje muy importante de población pobre en el país.
El Estado no puede estar ausente del interés colectivo y dejar todo librado a la autorregulación. Debe tener un rol inteligente, no de productor. Esa acción se impone, no es ideológica.
Aquellos que creen que esta crisis es una parte del ciclo o que la comparan con una crisis latinoamericana no ven la realidad. Otra equivocación es pensar que algún país puede quedar desacoplado del problema: nadie está afuera y América latina está en riesgo, pero a la vez es la principal productora de alimentos del mundo.
La etapa de los 90 en la Argentina se analiza en el resto del mundo como un laboratorio que desindustrializó al país, con propuestas de especulación que fracasaron y llevaron la pobreza al 52% y empobrecieron a la mitad de la clase media. Esa misma especulación es la que generó esta crisis, pese a que algunos dicen que la culpa la tuvieron quienes compraron casas baratas en Estados Unidos.
Esta es una crisis del Main Street, no de Wall Street, que tiene reservas. Main Street, la gente pobre y de clase media, es la que está perdiendo sus empleos y ahorros. Y en América latina por la crisis habrá más pobreza y desigualdad social, por lo cual hay que proteger la inversión en educación y salud, evitando cualquier ajuste del gasto social.
Los programas con transferencias condicionales han sido exitosos, como el plan Solidaridad de Chile o el Bolsa Familia de Brasil. Los planes lograron, junto con el crecimiento económico, bajar el nivel de pobreza, pero ahora todo está en riesgo por esta crisis, porque no alcanzan las redes actuales
En la Argentina, hubo avances por la ley que compromete al Gobierno a aumentar los recursos en educación y el plan de medicamentos genéricos en salud, pero no se puede ser triunfalista porque sigue habiendo un porcentaje muy importante de población pobre en el país.
El Estado no puede estar ausente del interés colectivo y dejar todo librado a la autorregulación. Debe tener un rol inteligente, no de productor. Esa acción se impone, no es ideológica.
Aquellos que creen que esta crisis es una parte del ciclo o que la comparan con una crisis latinoamericana no ven la realidad. Otra equivocación es pensar que algún país puede quedar desacoplado del problema: nadie está afuera y América latina está en riesgo, pero a la vez es la principal productora de alimentos del mundo.
La etapa de los 90 en la Argentina se analiza en el resto del mundo como un laboratorio que desindustrializó al país, con propuestas de especulación que fracasaron y llevaron la pobreza al 52% y empobrecieron a la mitad de la clase media. Esa misma especulación es la que generó esta crisis, pese a que algunos dicen que la culpa la tuvieron quienes compraron casas baratas en Estados Unidos.
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