"¿Se está esperando que ocurra un accidente en la Argentina? Estamos preocupados por el riesgo de una sustancial devaluación en la Argentina. La aparente estabilidad del tipo de cambio y de las reservas en u$s47.000 millones es, en nuestra opinión, maquillaje.” El pronóstico apocalíptico, en medio de la crisis financiera internacional, proviene del lugar menos pensado por el Gobierno: el Deutsche Bank, uno de “los tres importantes bancos” –como los llamó Cristina Fernández– que presentaron la propuesta de canje de deuda a la que apuesta la Casa Rosada para despejar los vencimientos del año próximo. El diagnóstico circuló en un informe reservado que la entidad envió a un selecto grupo de clientes. El representante en el país de la entidad de origen alemán se reunió hace dos semanas con la Presidenta, a quien sólo expresó sonrisas y elogios, al formalizar la oferta para los holdouts. No se conoce hasta ahora un solo experto que comparta el escenario sombrío que describe el Deutsche Bank ni que crea que el Banco Central no pueda administrar la flotación del dólar.
El documento, dedicado a la evaluación de los “mercados emergentes”, incluye un apartado sobre el país que se titula con la sugerente pregunta mencionada más arriba: “¿Se está esperando que ocurra un accidente en la Argentina?”. Fue escrito por el “reasearch team” (equipo de investigaciones) del banco alemán, encabezado por Arend Kapteijn, su economista jefe, desde Londres. El titular del Deutsche para la Argentina, Marcelo Blanco, se reunió con Cristina el 29 de septiembre, junto a los representantes del Citigroup y Barclays, las otras dos entidades que participan de la propuesta para los bonistas que no ingresaron al canje de deuda de 2005. Dos días después, el 1º de octubre, los analistas del Deutsche publicaron el lapidario informe para un exclusivo listado de clientes.
“Estamos preocupados por el riesgo de una sustancial devaluación. Mientras las monedas de la región se devaluaron y continuarán haciéndolo frente al dólar, el peso tuvo una moderada depreciación de sólo el 4% desde su pico. El precio de las commodities continúa cayendo y la inflación galopante, subestimada por las cuentas oficiales, erosiona la competitividad del peso”, afirman. “La expectativa es que el crecimiento disminuya, lo cual podría ayudar a acercar el número de inflación real al reportado oficialmente, y daría espacio para la largamente esperada normalización de la situación del INDEC. Pero esto sólo incrementa los incentivos para dejar que el peso se devalúe”, agregan luego.
Tal vez el punto más dañino del informe es que pone en duda las verdaderas reservas del Banco Central: “La aparente estabilidad del tipo de cambio y las reservas de u$s47.000 millones son, en nuestra opinión, maquillaje. Esconden la sustancial intervención cambiaria (del Banco Central) y la caída fuera de balance de las reservas como consecuencia de la demanda local de dólares, la cual no creemos que pueda ser contenida a medida que la aversión al riesgo aumente y el mercado local continúe desconfiando por la propia inflación y, más importante, por la pérdida de credibilidad debido a la subestimación de la inflación informada oficialmente”.
Que el Central está frenando una devaluación mayor no es ninguna novedad, porque justamente ésa es la política de tipo de cambio administrado que lleva adelante Martín Redrado. El titular del Central cree que dejar subir el dólar más bruscamente provocaría pánico en los ahorristas y prefiere que el peso se devalúe muy lentamente mientras monitorea la evolución de los depósitos en los bancos.
Pero el Deutsche denuncia que el BCRA ocultaría la pérdida de reservas que le insume la intervención cambiaria, lo cual nadie –salvo el banco alemán– está en condiciones, por ahora, de demostrar.
Para fundamentar que las reservas serían menores a las informadas por el BCRA, se descuentan a los 47.000 millones los siguientes ítems:
.“La pendiente operación del pago al Club de París por u$s7.000 millones.”
.“Nuestra estimación de la deuda contraída (por el BCRA) con el BIS (Banco Internacional de Basilea) es de u$s3.000 millones.”
.“Una estimado de u$s3.000 millones en operaciones de recompra de bonos de la deuda.”
.“La creciente posición en contratos de venta a futuro de dólares, que estimamos en el rango de u$s12.000 millones, en un intento por contener la demanda de dólares sin mostrar la pérdida de reservas.”
En relación a la venta de contratos de futuros, el Central suele vender contratos para los próximos meses con un dólar apenas unos centavos arriba del valor del día. Si la cotización sube, como está ocurriendo, más de lo pactado, el Central deberá poner la diferencia, con la consiguiente pérdida de reservas. Igualmente, en el organismo oficial aseguran que la venta de dólares a futuro es mucho menor (alrededor de 8.000 millones) y que, a lo sumo, el Central a fin de año tendrá que reconocer por esos contratos una pérdida no mayor a los u$s500 millones.
Sea como fuere, el banco “socio” del Gobierno en el canje de deuda lanza otra advertencia de grueso calibre: “Acumular contratos a futuro vendiendo dólares en un intento de frenar la demanda sin mostrar la pérdida de reservas ha creado una situación insostenible, no diferente de un juego Ponzi (ver recuadro) para el Gobierno, el cual tememos que sólo termine mal”, dispara.
Para el final, el Deutsche abre una tenue luz de esperanza, siempre y cuando avance la operación de canje de deuda que el propio banco le vendió al Gobierno. “Un canje exitoso reduciría la incertidumbre y las presiones de financiamiento, pero sin un cambio completo en la política macroeconómica (léase la inflación), el mercado local permanecerá débil y la demanda de pesos seguirá frágil”, concluye.
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