Podrían relocalizar a la amenazada población de las islas Maldivas en la India o en Sri Lanka
El nuevo presidente de las islas Maldivas asumió ayer y anunció de inmediato que una de sus prioridades será buscar una nueva casa... para mudar allí a todo el país.
Razones no le faltan: si continúa el aumento del nivel del mar como consecuencia del calentamiento global, el archipiélago podría lisa y llanamente desaparecer.
Tras asumir el cargo, el mandatario Mohamed Nasheed hizo pública su intención de crear un fondo soberano de inversión para comprar tierras en otras partes de la región y reinstalar allí a toda la población. "Nada podemos hacer nosotros para detener el cambio climático, así que debemos comprar tierras en otro lugar", afirmó Nasheed, un ex preso político que ganó las primeras elecciones presidenciales democráticas en las islas.
Las Maldivas, un paraíso turístico en el océano Indico con playas de arena blanca y aguas transparentes, están constituidas por 1192 islas pequeñas, pero sólo 203 están habitadas. Casi el 80% de las tierras del archipiélago se encuentra a menos de un metro por encima del nivel del mar.
"No nos queremos marchar de las Maldivas, pero tampoco queremos ser unos refugiados climáticos instalados en tiendas durante decenas de años", agregó el presidente, quien dijo que va a empezar a poner de lado parte de las ganancias generadas por el turismo -que superan los 1000 millones de dólares anuales-, por el peligro real de que el país desaparezca del mapa.
El presidente precisó que habló del tema con varios mandatarios y detalló que la India y Sri Lanka serían las primeras opciones, debido a que tienen climas y culturas similares a los del archipiélago. Sin embargo, no se descartan otros destinos, como por ejemplo Australia.
El gobierno de la República de las Maldivas teme que en caso de no adoptar medidas urgentes, los descendientes de los 350.000 habitantes se conviertan en refugiados climáticos, uno de las grandes amenazas del siglo XXI.
Amenaza mundial
En marzo pasado, tras una propuesta de las islas Maldivas, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó una resolución que declara que el calentamiento global amenaza el bienestar de las personas y comunidades alrededor del mundo. La resolución, aprobada por unanimidad, reconoce que el cambio climático es una amenaza no sólo para el medio ambiente y la economía globales, sino también para la vida de aquellos que habitan zonas de alto riesgo.
La capital de las Maldivas, Malé, está rodeada por un muro de tres metros de altura, cuya construcción demoró 14 años y tuvo un costo de 63 millones de dólares.
Pero resulta impensable proteger con murallas a cada una de las islas del archipiélago, una obra faraónica que además de extremadamente costosa terminaría siendo inútil, porque este tipo de barreras sólo sirven de resguardo para las mareas altas y se revelan inútiles en caso de un aumento prolongado del nivel del mar.
El 26 de diciembre de 2004, las islas fueron devastadas por el fatídico tsunami, que dejó más de 220.000 muertos en la región. Casi todo el archipiélago quedó inundado, y por lo menos 75 personas murieron, entre ellos seis extranjeros. La infraestructura del país se destruyó por completo en 13 islas habitadas y 29 de las islas turísticas.
El nuevo presidente de las islas Maldivas asumió ayer y anunció de inmediato que una de sus prioridades será buscar una nueva casa... para mudar allí a todo el país.
Razones no le faltan: si continúa el aumento del nivel del mar como consecuencia del calentamiento global, el archipiélago podría lisa y llanamente desaparecer.
Tras asumir el cargo, el mandatario Mohamed Nasheed hizo pública su intención de crear un fondo soberano de inversión para comprar tierras en otras partes de la región y reinstalar allí a toda la población. "Nada podemos hacer nosotros para detener el cambio climático, así que debemos comprar tierras en otro lugar", afirmó Nasheed, un ex preso político que ganó las primeras elecciones presidenciales democráticas en las islas.
Las Maldivas, un paraíso turístico en el océano Indico con playas de arena blanca y aguas transparentes, están constituidas por 1192 islas pequeñas, pero sólo 203 están habitadas. Casi el 80% de las tierras del archipiélago se encuentra a menos de un metro por encima del nivel del mar.
"No nos queremos marchar de las Maldivas, pero tampoco queremos ser unos refugiados climáticos instalados en tiendas durante decenas de años", agregó el presidente, quien dijo que va a empezar a poner de lado parte de las ganancias generadas por el turismo -que superan los 1000 millones de dólares anuales-, por el peligro real de que el país desaparezca del mapa.
El presidente precisó que habló del tema con varios mandatarios y detalló que la India y Sri Lanka serían las primeras opciones, debido a que tienen climas y culturas similares a los del archipiélago. Sin embargo, no se descartan otros destinos, como por ejemplo Australia.
El gobierno de la República de las Maldivas teme que en caso de no adoptar medidas urgentes, los descendientes de los 350.000 habitantes se conviertan en refugiados climáticos, uno de las grandes amenazas del siglo XXI.
Amenaza mundial
En marzo pasado, tras una propuesta de las islas Maldivas, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó una resolución que declara que el calentamiento global amenaza el bienestar de las personas y comunidades alrededor del mundo. La resolución, aprobada por unanimidad, reconoce que el cambio climático es una amenaza no sólo para el medio ambiente y la economía globales, sino también para la vida de aquellos que habitan zonas de alto riesgo.
La capital de las Maldivas, Malé, está rodeada por un muro de tres metros de altura, cuya construcción demoró 14 años y tuvo un costo de 63 millones de dólares.
Pero resulta impensable proteger con murallas a cada una de las islas del archipiélago, una obra faraónica que además de extremadamente costosa terminaría siendo inútil, porque este tipo de barreras sólo sirven de resguardo para las mareas altas y se revelan inútiles en caso de un aumento prolongado del nivel del mar.
El 26 de diciembre de 2004, las islas fueron devastadas por el fatídico tsunami, que dejó más de 220.000 muertos en la región. Casi todo el archipiélago quedó inundado, y por lo menos 75 personas murieron, entre ellos seis extranjeros. La infraestructura del país se destruyó por completo en 13 islas habitadas y 29 de las islas turísticas.
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