jueves, noviembre 13, 2008

Japón – India: un acuerdo en materia de seguridad para controlar a China

El 22 de octubre de 2008, el primer ministro japonés, Taro Aso, y su homónimo hindú, Manmohan Singh, han firmado en Tokio un acuerdo de cooperación en materia de seguridad con el fin de contribuir a la paz y la estabilidad en Asia. El acercamiento de los dos países dibuja una nueva geometría en las alianzas de la región; las consecuencias de esta luna de miel podría modificar la posición de China en el escenario asiático.

El acuerdo firmado el pasado octubre representa la piedra miliar de un proceso de acercamiento perseguido con constancia por los dos países desde comienzos del nuevo milenio. La voluntad de establecer unas relaciones bilaterales más estrechas surgieron en agosto de 2000, cuando ambos Estados declararon la intención de establecer una “Cooperación global en el siglo XXI”. En línea con esta declaración, en 2001, Japón retiró sus sanciones económicas en las fronteras de la India, adoptadas a causa de las pruebas nucleares hindúes realizadas a finales de los años '90. A lo largo de los siguientes años, las recíprocas visitas de los jefes de Estado y de los principales ministros han sellado esta búsqueda de colaboración mutua en los sectores económico, político y militar, para contribuir a la estabilización de Asia sub-oriental. Los principales puntos de colaboración reexaminan la lucha contra el terrorismo, la seguridad de las rutas de navegación, el empeño a favor de la no proliferación de las armas de destrucción masiva y el desarrollo de líneas de acción comunes sobre prevención y gestión de los conflictos, así como intervención en caso de catástrofes naturales. Los instrumentos indicados para la realización de los objetivos comprenden encuentros periódicos entre los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de ambos países; intercambio de estudiantes e investigadores; coloquios entre los dirigentes militares y ejercitaciones comunes; foros de discusión entre los responsables de las infraestructuras ferroviarias y marítimas.
Los objetivos de Japón

Por parte japonesa, la firma del acuerdo de cooperación con el socio hindú representa el anillo perdido del sistema de alianzas instituyente del llamado “Arco de libertad y de prosperidad”, entre Japón, India, Australia y Estados Unidos. De hecho, la alianza indo-japonesa representa la última pieza de un mosaico de solidaridad económica, política y militar que Japón ha instaurado también con los Estados Unidos y Australia. Iniciado por el ex primer ministro japonés Shinzo Abe y retomado por el actual primer ministro Taro Aso, este Arco de libertad y prosperidad es una clase de asociación que trata de unir a los países que comparten valores comunes como la democracia, la libertad y el respeto de los derechos humanos, a fin de garantizar la paz y el bienestar en las regiones. El eslogan de estos valores universalmente compartidos, retomados tanto en el reciente acuerdo con la India como en el firmado con Australia en 2007, excluye implícitamente la posible participación de China, cuanto menos en el actual campo de su desarrollo socio-político.

De las naciones implicadas, los Estados Unidos son los únicos efectivos aliados militares de Japón. De hecho, los dos Estados están ligados a través del Tratado de Seguridad entre EE.UU. y Japón de 1951. El 3 de marzo de 2007, Japón ha concluido un pacto de cooperación sobre seguridad con Australia en el cual se hace explícito reclamos a intereses estratégicos comunes, que están también en la base de las respectivas alianzas con los Estados Unidos, y a la voluntad de reforzar una cooperación trilateral. A diferencia del acuerdo entre Tokio y Camberra, el de Tokio y Nueva Delhi es más impreciso en algunos partes del preámbulo: no existe referencia alguna a alianzas ya consolidadas, ni al común empeño sobre nuevas amenazas y peligros en materia de seguridad, citaciones que han alarmado a Pekín, tanto para hacer intervenir a la ahora portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores que auspiciaba la buena fe de los contrayentes.

El acercamiento de Japón a la India se ha realizado sobre el impulso de la diplomacia japonesa pero con el beneplácito estadounidense. De hecho, un sensible reacercamiento entre India y Estados Unidos ha sido confirmado por la estipulación de un acuerdo de cooperación en el campo nuclear entre ambos documentos, los Estados Unidos se han empeñado en vender a la India los reactores nucleares y combustible para uso civil, así como suministrar sus propios conocimientos tecnológicos. Con la firma del acuerdo de cooperación indojaponés, Japón trata además de garantizar la seguridad de las rutas de comunicación marítima fundamentales para el suministro de reservas energéticas desde el Golfo Pérsico. En esta óptica, el control indio de las aguas limítrofes a la península ofrece una posterior garantía de protección de los aprovisionamientos japoneses vista la incertidumbre de las rutas que atraviesan el Estrecho de Formosa (Taiwan), a causa de la reivindicaciones chinas sobre la isla.
Los objetivos de la India

Por la parte hindú, el acuerdo ha sido firmado a fin de estimular las inversiones de Japón en la región. De hecho, junto al documento, el primer ministro Taro Aso ha aprobado una alianza económica que prevé un préstamo con baja tasa de interés, equivalente a cerca de 4,5 millones de dólares, para la realización de una red ferroviaria que una los principales centros urbanos indios de Nueva Delhi y Mumbai. Para Japón se trata de mayor proyecto de financiación nunca realizado en el extranjero. Sin embargo, el mayor socio comercial de la India sigue siendo China, con la cual está ligada a una serie de asuntos muy superior al de Japón. Con tal motivo, el primer ministro Manmohan Singh ha declarado oficialmente que el acuerdo firmado con Japón no intenta prejuzgar las relaciones comerciales con China y que no se debe interpretar contra China. En cuanto a las intenciones de la India, la firma del acuerdo representa una fase hacia una auspiciada colaboración en materia nuclear y, por el contrario, ha pedido a la India el respeto de la moratoria prevista para los experimentos nucleares.

Un posterior motivo de solidaridad que empuja a la India hacia Japón es la voluntad común de proceder a una reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para obtener un puesto como potencias permanentes. Frente a la oposición de China, que como miembro permanente está dotado de poder de veto, es evidente que Japón y China logren encontrar un terreno de entendimiento.
Las reacciones chinas

Oficialmente, el gobierno chino se ha abstenido de relanzar declaraciones sobre el acuerdo indo-japonés, a diferencia de lo ocurrido con el pacto entre Camberra y Tokio, firmado en 2007. Del mismo modo, los principales medios de comunicación, notoriamente de propiedad estatal, no han tratado el asunto. La única excepción al silencio de las instituciones ha sido una transmisión radiofónica difundida por la China Radio Internacional (CRI), a varios días del encuentro entre los jefes de Estado. El emisor ha condenado abiertamente la relación instaurada entre la India y Japón y ha acusado explícitamente a los dos Estados de querer formalizar una alianza militar contra China, con el fin de atacar a China en dos frentes. Para dicho fin, se recalca la parte del acuerdo que prevé una ejercitación bilateral y multilateral, amenazando con la posibilidad de una ampliación de la cooperación con Australia y con los Estados Unidos, ya aliados de Japón. Bajo este punto de vista, la realización del plan del primer ministro japonés, Taro Aso, relativo a la formación de un Arco de la libertad y de la prosperidad representaría el instrumento para cercar a la República Popular China. Por lo tanto, a pesar de que entre ambos jefes de Estado de Japón y de la India se han apresurado, a través de declaraciones publicas, a tranquilizar a China con la voluntad común de no perjudicar a las respectivas relaciones diplomáticas y comerciales. El pacto sobre la cooperación en materia de seguridad forma parte integrante de la franja de tratados bilaterales que da vida a una "cuádruple alianza", donde el cuarto y último aliado es la India.
Conclusiones

El acuerdo indo-japonés de cooperación en materia de seguridad, unido al precedente pacto de colaboración nuclear con los Estados Unidos, constituye una prueba posterior del lento escabullir de la India hacia la esfera de influencia occidental. Actualmente, para no renunciar a la relación económica privilegiada con Pekín, Nueva Delhi está diseñando un grupo de alianzas de geometría variable.

Las disputas territoriales no resueltas con China en cuanto a parte del Kashmir y al actual Estado hindú de Arunachal Pradesh en el extremo noreste, ponen a la India en una posición de constante inseguridad en sus propias fronteras. A esto se une el posicionamiento de misiles balísticos con punta nuclear en el Tíbet y la disputa en curso con Pakistán por la sistematización del Kashmir.

Es razonable imaginar que si en un futuro Japón se vuelve disponible para colaborar con la India, también en el terreno nuclear, hipótesis descartada por el actual primer ministro, Taro Aso, con ocasión del encuentro del 22 de octubre, las relaciones entre los dos países, el primero de los cuales ya está ligado a los Estados Unidos y a Australia por sólidos acuerdos de cooperación, podrían suponer una espina en el costado para China. De hecho, el acuerdo de cooperación en el campo de la seguridad podría representar un giro en las relaciones entre la India y Japón para desfavorecer al gigante chino.

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