Marcos Ros-Martín
Como profesionales de la información, no hay publicidad que nos debería molestar más que aquella que está incluida dentro del texto sin posibilidad de diferenciar qué es contenido incluido por el autor y cuál por las agencias publicitarias (O que la diferencia sea mínima como el doble subrayado). Aunque ya la nombré, de pasada, en el texto La Blogosfera ante la crisis económica - Otros tipos de publicidad, la violación que supone la inclusión de un enlace patrocinado dentro del texto de un artículo de un sitio web de forma aleatoria y automática, ajena a los deseos del autor, me merece la consideración de que se trata de una degradación del texto y del sitio web que la sustenta. Porque Tim Berners-Lee concibió la Web como un sistema de información en el que todos los documentos estuviesen interconectados, haciéndose referencia y pudiendo acceder a ellos de una forma sencilla e inmediata. Pero el enlace, el link, el sistema democrático que Google utilizó, y todavía se utiliza, para medir la popularidad de ciertas páginas web, se encuentra ahora en un momento de debilidad y amenaza.
No hace falta que señalemos que no estamos en contra de la publicidad, al fin y al cabo es el modelo de monetización que tienen los contenidos que aquí publicamos, pero una cosa es recomendar sitios web de forma perfectamente clara en cajas perfectamente diferenciadas de que son publicidad o enlaces publicitarios y otra cosa es que se nos engañe, por definirlo de alguna manera, invitándonos a visitar webs que han comprado las palabras que utilizamos en nuestros textos, pero que no necesariamente amplían o profundizan los textos sobre los que se hallan. Si los medios de comunicación huyen, en general, de utilizar enlaces hacia otras páginas web porque pierden tráfico, gran error porque lo único que se pierde es perspectiva, no alcanzo a comprender el porqué algunos utilizan estos sistemas que simplemente no aportan gran valor a sus informaciones.
Ya criticamos en su momento el Autolink de Google disponible en su Toolbar (Barra de Herramientas) como un elemento intrusivo en la navegación de aquellas personas que se instalasen el software, ahora no podemos salvo señalar, tal y como hace José Antonio Millán, que este tipo de publicidad además de ser completamente invasiva, se aleja mucho de lo que debe ser considerado un sitio web que aporta valor añadido a sus lectores, que va más allá de lo que debe ser considerado contenido y publicidad, distorsionando el mensaje y la voluntad que tenía el autor del texto a la hora de redactarlo. Confiamos que, finalmente, este tipo de publicidad no se generalice puesto que la navegación en la Red sería completamente vacía, sin sentido y llena de ruido.
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