La respuesta a la situación en Grecia la tiene Alemania, Berlín es quien puede asumir el costo de la decisión y el costo económico dentro del esquema decisorio europeo, de salvar o no a Atenas, no solo del default, sino de una crisis que podría llevar Grecia a salirse del Euro, a salirse de esa convertibilidad y devaluar.
Merkel fue la que insistió en no acompañar la política monetaria proactiva de los Estados Unidos, señalando que iba a mantenerse focalizada en la lucha contra la inflación, en evitar que haya inflación en el mediano y largo plazo como consecuencia de una masiva emisión monetaria.
Ese se conservadorismo de la política monetaria europea que llevó a que el euro se fortaleciera mucho frente al dólar, pero esa fortaleza del euro le creó problemas a los países que tienen al euro como moneda, pero que no alcanzaron el grado de productividad de Alemania.
Exactamente lo que le pasó a la Argentina con la convertibilidad después del 94, donde la fantasía sobre la que se apoyaba Cavallo, radicaba en el error de dar como dato, que la productividad Argentina iba a seguir la curva de la productividad de los EE.UU.
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