Por Rubén Weinsteiner
La Web social construye el nuevo campo de la mirada en la construcción del poder político. La lucha por ordenar las percepciones sobre lo que pasa, de estructurar la narrativa y organizar el debate, se da cada vez con más fuerza en la Web social.
La masividad y velocidad de circulación de la información, plantea al ciudadano 3.0 la necesidad de ordenar, priorizar y discriminar fuentes e información y a la vez defenderse de la simulación.
El posicionamiento en la Web3.0 del político en forma personal, de un espacio o de sus seguidores y militantes, se convierte en un elemento significante cada vez más importante. Si el continente no incluye, si el espacio no seduce, no se posiciona en buscadores, no penetra en las redes sociales, y los contenidos, la información y las intenciones pierden poder en todo sentido.
El formato simétrico, híper masivo y viral de la Web social, impone reglas de juego disruptivas, nuevas y muy determinadas, a partir de las cuales la propuesta vincular del político o del espacio puede mutar, innovar y alimentarse de la demanda del mercado con mucha más flexibilidad y velocidad que con los medios pre Web 3.0.
En este sentido, hay dos aspectos fundamentales y básicos en la construcción y gestión de la imagen 3.0 del político o de un espacio político. Por un lado está el aprendizaje del lenguaje, el adoptar las reglas de cómo se comunica en la Web social, como se habla, como se interactúa y como se interviene, en definitiva, la pragmática. Este aprendizaje se da como cualquier otro, como aprender un idioma, las señales de tránsito o la forma de actuar de un legislador nuevo en el congreso.
Por otra parte está el posicionamiento y la construcción deliberada de la imagen.
Cuando habla de posicionamiento marcario hablamos del lugar a ocupar en la cabeza de los sujetos de elección, dado por una diferencia y en función de segmentos determinados :
a) Determinar quién soy, como soy percibido y las percepciones que quiero comunicar instalar
b) Construcción y gestión de la marca política
c) Anclajes
d)Simbología y ritualidad
e) Discurso de la marca
b) Construir el mensaje
c) Emitirlo
d) Comunicación en tiempo real
Entre ambos aspectos, el aprendizaje del lenguaje y el posicionamiento, hay una zona gris donde es difícil determinar dónde empieza el “respeto” por ciertas reglas del lenguaje y donde empieza la producción de artificios para ganar adhesiones.
El lenguaje representa al objeto como un mapa al territorio, pero el mapa no es el territorio ni la imagen construida por el lenguaje es el objeto. El lenguaje tiene su lógica interna en la producción del sentido, y es una realidad distinta del objeto del cual se presenta como análogo. Todo lenguaje es una simulación, simular es imitar representar, reproducir pero también es fingir, engañar, mentir.
Esta diferencia entre la propuesta ideológica y la impostación puede no ser percibida en el corto plazo.
La política sin militantes, sin cuadros, sin ideología, de propuestas ligadas estrictamente a “que las cosas funcionen” y a “la concordia y el diálogo”, en realidad rechazan la política como instrumento, como lo hacía el fascismo, por eso en el poder se encuentran sin instrumentos para gestionar, creando mas problemas de los que solucionan.
La simulación virtual o real sirve para ganar una elección, pero UNA sola.
Rubén Weinsteiner
No hay comentarios.:
Publicar un comentario