Por Mariano Blejman
Un grupo de investigadores anunció en Estados Unidos una nueva manera de esconder las comunicaciones que podría solucionar el tema del anonimato, el mayor problema de Internet, con un invento llamado Telex. Desde su más tierna infancia, la potencia de la red como estructura distribuida que permite el libre flujo de información ha tenido un gran talón de Aquiles: cada máquina conectada a la red deja rastros de identidad de quien está detrás. De tal manera, si bien la información circula en teoría libremente, quienes producen esa información o quienes intentan acceder a ella dejan rastros, huellas y datos sobre sus propios perfiles personales. Esto, en la mayoría de los casos, no es un problema y es el mejor método de las empresas para personalizar visitas de los sitios, mejorar ofertas, vender productos a públicos más acotados o discriminar servicios por países para evitar infrigir derechos de autor. Es decir, la gente está dispuesta a perder su anonimato a cambio de buenos servicios, mucho espacio en la web o recibir búsquedas personalizadas. Pero si algo no está dispuesto a perder el usuario de Internet en cualquier lugar del mundo es su vida o su libertad por el simple hecho de acceder a información que los gobiernos o empresas privadas no están dispuestos a dar.
La cuestión que muchos investigadores se preguntan desde hace dos décadas es cómo potenciar el libre tráfico de información amparándose en el anonimato de quienes envían y reciben estos datos. Esto, reducido a Internet, se resume en la pregunta ¿cómo escondemos nuestra dirección IP (Internet Protocol)? y ¿cómo escondemos el contenido de lo que enviamos o recibimos? Hasta ahora, las técnicas más populares para esconder esta información han sido el uso de proxies o túneles. Uno de los sistemas más populares es el software Tor, patrocinado por la Electronic Frontier Foundation, que funciona “mareando” los rastros de las conexiones hasta volverlas irrastreables.
¿Pero qué pasaría si los internautas pudiesen contar con la complicidad de proveedores de Internet de otros países para acceder a los sitios bloqueados por gobiernos “malos”? ¿Qué pasaría si uno pudiese hacerle creer a su proveedor de Internet que está ingresando a un sitio autorizado cuando en realidad está ingresando a uno censurado? “Muchos gobiernos usan la censura en Internet para mantener la información dentro o fuera de determinados países. Nosotros diseñamos Telex para permitirle a la información –como noticias y eventos actuales– ser transmitida desde y hacia adentro de estos países sin ser detectada”, dice en exclusiva para Página/12 y por primera vez en América latina Eric Wustrow, de la Universidad de Michigan, uno de los cuatro creadores de Telex, junto a los investigadores Alex Halderman, Ian Goldberg y Scott Wolchok.
¿Cómo funcionará Telex, una vez que los proveedores de Internet acepten colocar el software en sus servidores? Simplemente, el usuario final instalará un programa en su computadora, luego pondrá una dirección web para visitar y el software se encargará de sortear la censura. Con la anuencia de proveedores de Internet de países que no tienen relación con los gobiernos censores, Telex funcionaría en el nivel más alto de la estructura de la red, evitando la detección por parte de censores y sin necesidad de que los usuarios tengan otra información en su poder más que un pequeño programa que podrá instalarse en cualquier computadora.
–¿Y realmente cree que los proveedores de Internet van a colaborar?
–Los incentivos a proveedores pueden venir de los gobiernos que estén en contra de la censura. Por ejemplo, Estados Unidos puede darle a Hurricane Electric (proveedor de Internet) una disminución de impuestos para que corran Telex en sus servidores. También universidades e institutos de investigación pueden colaborar. Vamos a hablar con ellos pronto.
¿Puede este tipo de software ayudar a la realización de actividades criminales? Telex simplemente equipara la conexión a Internet a un país que no ejerce censura ni tiene listas negras de sitios bloqueados. El software todavía no está funcional para usuarios comunes, aunque una versión puede bajarse de telex.cc. Wustrow cree que la aparición de Telex reabrirá una discusión mayor “sobre el potencial de esta técnica y sobre el impacto político que podría tener un software como éste”. Como casi todo en la cultura digital, la aparición de una idea sustentada en un desarrollo teórico adquiere un valor especial sabiendo que uno de sus principales impulsores es Ian Goldberg, un criptógrafo y cyberpunk que hace unos años se hizo famoso por romper la seguridad de Netscape. Actualmente, Goldberg es profesor en la Escuela de Ciencia de Computación de la Universidad de Waterloo y uno de los hackers más creíbles de la red. Goldberg dedicó su vida a llevar a la luz los problemas de seguridad más graves de Internet y a tratar de ocultar las comunicaciones digitales. Ya en 1998 la revista Wired había publicado un artículo premonitorio titulado: “Ian Goldberg puede hacerte desaparecer”. Y vaya si la revista tenía razón.
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