Los políticos por lo general usan el Twitter como microfono, no para escuchar, dialogar y construir vínculos poderosos de simetría 2.0 .
¿Qué dicen los políticos en Twitter? Lo mínimo y necesario; porque la gran mayoría está, pero pocos han logrado salir de la clásica participación bucólica y plástica, que en muchos casos está en manos de asesores o asistentes. Por supuesto, hay excepciones.
En el marco de esa participación rutinaria, los políticos publican cuatro tipos de Twits:
1. Linkeros: son aquellos que contienen links que llevan a videos, fotos o notas en los que amplían una propuesta o una idea.: “les dejo el link a la nota que me hizo…”
2. Agenderos: Son aquellos que se limitan a exponer la agenda: “hoy voy a estar en el club social de la ciudad…”
3. Declarativos: Son los que lanzan vigorosas declaraciones. En su mayoría obvias, ideales e imposibles de contradecir. Ejemplos: 1-“Se viene la Copa América. Vamos Argentina”, Mauricio Macri – 9 de junio de 2011. 2-“El Estado tiene la obligación intransferible de atender a los ciudadanos y a todos aquellos que transiten por la Ciudad”, Daniel Filmus – 9 de junio. 3-“Hay que multiplicar las formas de participación, esta democracia es lenta y burocrática, el ciudadano tiene que ser el protagonista.”; Eduardo Duhalde – 6 de junio.
4. Textuales: Por último están los que levantan frases fuertes del político cada vez que va a un programa de TV. Por supuesto, twits escritos por algún asistente porque es imposible que el político lo haga entre respuesta y respuesta y en frente del conductor de TV. Una modalidad sólo apta para aquellos que cuentan con equipos grandes y con dinero para contratar a muchos asistentes de prensa que hagan ese tipo de tareas.
Hay una quinta categoría. Y es la que diferencia a los políticos que se encuentran en la gestión con aquellos que sólo están en campaña y fuera de un cargo. Son los twits “logreros”: es decir, aquellos que se dedican a dar publicidad a los propios logros o a la promoción de obras, acciones y proyectos de la gestión en marcha.
Tanto esta última categoría como las cuatro antes señaladas son acertadas y adecuadas en el marco de una estrategia de comunicación on line de un político. Porque la agenda, las declaraciones, los logros, los links y hasta las textuales son buenas opciones para mantener informados a los periodistas, y a los seguidores de cualquier parte que desean acompañar y apoyar. Pero eso no es suficiente.
El político en Twitter para diferenciarse tiene que mostrar algo más. Porque de lo contrario, el twit es tedioso. El político en Twitter debe decir aquello que no se puede decir en la página web o en la nota de un diario. Los 140 caracteres deben tener algo de su personalidad. Deben contener datos de la vida cotidiana. Y deben sintetizar la personalidad y el estilo.
Las dos cosas que hace a Twitter más abierto al diálogo son que es muy abierto al público y que los tweets son limitados en extensión. El hecho de ser público significa que la gente es capaz de conversar con gente fuera de las redes preexistentes y otros pueden unirse o seguir la conversación. He visto un número estimulante de conversaciones entre expertos de alto nivel. El límite en extensión significa que la gente tiene que reducir su comentario al verdadero núcleo de su idea, lo cual es perfecto para comenzar una conversación.
Creo que los tres criterios claves son hacer conocer tus ideas, encuadrar el debate construyendo relaciones positivas y ganando más compromiso, y acelerar el feedback de los ciudadanos. Retwittear y otros mecanismos dan alguna idea de cómo políticos exitosos están dando a conocer sus ideas y aparece una relación positiva asociada con la conversación. Pero la forma en que los políticos consiguen un feedback es más difícil de establecer.
Un buen tweet no es lo mismo que un buen twiteador: un buen tweet puede suponer introducir un nuevo dato, o ser muy ventajoso en el largo plazo.
Escuchar es una ventaja clave. No creo que tenga mucho sentido que los grandes políticos se concentren en lo cotidiano, en el medida en que pueden resolverla fácilmente a través de otros canales. Los políticos de nivel medio probablemente se beneficiarían dirigiéndose más a líderes de opinión en Twitter
En tanto plataforma neutra, Twitter es un gatekeeper transparente. En tanto mediador, media como espejo. Espejo de la palabra de los actores, cuyas palabras aparecen en este nuevo espacio público virtual tal y como surgen de sus bocas (o dedos). El ciclo de noticias como lo conocimos desde el surgimiento mismo de la gran prensa moderna (fuente, gatekeeper, editor, medio, público) muta a la luz de una mediación inanimada y una suerte de rebelión de las fuentes, que se animan a dirigirse directamente al público
El espejo Twitter tiene sus reglas. La principal son los 140 caracteres. Las ideas, en busca de palabras con efecto inmediato, tienden a ser más superficiales y los debates más profundos quizás –sólo quizás– nazcan muertos. Se profundiza la tendencia a pensar la política como un espectáculo que construye su agenda a partir de frases más cercanas al marketing de la política que a su argumentación. Twitter, por condición técnica y uso corriente actual, tiende más al diálogo contradictorio que al debate edificante.
Idealmente, los Presidentes deben proyectar en twitter una parte de su personalidad, y comunicar aspectos relevantes de su condición humana que puedan hacerlos ver mas cercanos a la ciudadanía. Sin embargo, algunos Presidentes abusan de un estilo poco espontáneo y difunden casi exclusivamente mensajes asociados a sus logros y/o agenda, lo cual llevado a un extremo puede parecer aburrido e incluso “fabricado” para sus seguidores. Esto es notorio en el caso de @FelipeCalderon, quien prácticamente a diario destaca de forma casi exclusiva logros específicos de su gestión presidencial, dejando poco espacio para Tweets mas personales y diversos.
Algunos Presidentes parecieran estar demasiado enfocados en comunicar lo que hacen día a día y pierden de vista que en Twitter igual que en el mundo off line, lo que se quiere es proyectar una idea y no solo informar. Los mejores Presidentes en Twitter logran una narrativa que describe al usuario ‘casual” la esencia de su proyecto, así como su visión personal del rumbo del país, de sus metas y dificultades. Un buen ejemplo de narrativa en Twitter es @chavezcandanga.
Movilización. Salvo en casos de emergencia nacional, donde @JuanManSantos, @sebastianpinera, y @chavezcandanga han utilizado Twitter activamente para invitar a la población a colaborar en labores de servicio publico, los Presidentes están utilizando mínimamente este medio para movilizar a sus seguidores y pedirles que hagan algo que implique un relacionamiento menos pasivo. Esto quizás sea un error dada la certeza de que el principal grupo de seguidores de los Presidentes en Twitter sean a su vez simpatizantes en el mundo off line. En conclusión, los Presidentes tienen una oportunidad de usar este medio para ocasionalmente pedir a sus seguidores acciones concretas (ej. que se registren en un website, que envíen propuestas, que difundan sus mensajes, que participen de un evento, etc.)
Impacto mediático. Twitter puede y debe ser usado como un mecanismo para generar noticias e idealmente afectar la opinión publica. Varios Presidentes definitivamente han tomado nota de esta oportunidad y usan Twitter para anunciar primicias por este canal, o bien para introducir o reintroducir temas que no estaban en la agenda de los principales medios de comunicación.
Barack Obama puede enviar un mensaje de texto desde su Blackberry a nueve millones de personas. Y todos le van a escuchar. 140 caracteres, un botón, una décima de segundo y el mundo entero sabrá lo que quiere decir. El presidente de los Estados Unidos ha prometido que será él mismo el que firme alguno de sus mensajes en sus cuentas de Twitter y Facebook. Podrá escribirlos él, pero ¿los enviará sin que su gabinete los revise? Los expertos en comunicación política no lo creen posible. El error, la polémica y el cara a cara con los ciudadanos son el ángel y al mismo tiempo el demonio de las nuevas tecnologías para los dirigentes políticos. Un sueño y una pesadilla.
Marc Vidal recuerda la cara de «alegría infinita» y al mismo tiempo de «espanto» que se le quedó a un ministro español -sin nombre- cuando mantuvo su primera conversación por Twitter. «¡Hablo con un ciudadano!», exclamó acostumbrado a los discursos preparados y las tribunas, como si hubiera descubierto el fuego. Vidal es asesor de comunicación 2.0 y creador de las campañas de Artur Mas, François Bayrou (candidato de Unión por la Democracia Francesa a las elecciones presidenciales de 2007), las municipales de UPyD, asesor del Partido Demócrata de EE UU, de Álvaro Uribe y del presidente colombiano Juan Manuel Santos. En su largo camino ha puesto en las manos de presidentes, ministros y candidatos la bomba de relojería de Twitter y ha presenciado los frutos del éxito o del desastre.
Guarda en su cabeza mil anécdotas que le impiden contar los contratos de confidencialidad, pero recuerda un ‘tweet’ de Uribe antes de montarse en un avión en plena crisis entre Nicaragua y Costa Rica, con acusaciones mutuas de invasiones de territorio en octubre de 2010. «Tuiteó, despegó y, mientras volaba, estuvo a punto de provocar un conflicto armado». Saltarse el gabinete de un político es un ejercicio de comunicación audaz y fresco, pero peligroso. Por eso, Vidal no se cree que Barack Obama vaya a enviar ningún mensaje de manera directa a sus 9 millones de ‘followers’: «Es sencillamente ridículo».
¿Podemos creernos que los mensajes que los políticos envían a su ‘timeline’ y las respuestas a las cuestiones que les plantean los ciudadanos vienen firmados de su propio puño y letra? ¿Que lo escriben desde la cama, en el coche o en el sentados en el váter? Vidal piensa la respuesta y admite: «No». Una ley no inscrita manda que cuanto más importante sea el tipo que pone la cara, menor es la posibilidad de encontrarse un ‘tweet’ propio y espontáneo, sin mediaciones de sus prudentes consejeros de por medio. La mayoría de las cuentas están manejadas por un equipo y el más grande que se conoce es el del presidente venezolano Hugo Chávez, que en su afán controlador decidió contratar a dos centenares de personas para gestionar su cuenta @Chavezcandanga a la que siguen más de 1.600.000 personas. Él sigue sólo a 19. Habla más que escucha.
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