martes, agosto 28, 2012

Salario mínimo : pobreza, informalidad y el "trabajador pobre



La persistencia de niveles de pobreza que sin planes asistenciales impactan sobre el 25% de la población general y el 35% de los jóvenes entre 15 y 24 años ( los diversos planes de transferencia de ingreso la bajan al 16% y 25% respectivamente) es consecuencia de varios factores. 

Entre ellos la tasa de trabajo informal que aún cayendo desde el año 2003 , tal como se muestra en el gráfico de apertura, se estabilizó en torno al 40% de la PEA asalariada, a la que si sumamos los trabajadores autónomos,  eleva al 50% los niveles de informalidad .

Ya señalamos que un asalariado informal es remunerado con un 47% del salario de su par formal por lo que en líneas generales la robustez de la tasa de pobreza sin planes de asistencia hay que buscarla no tanto en el desempleo abierto como en los años 90 y hasta la salida de la crisis del neo liberalismo, sino en el trabajador ocupado pleno que recibe remuneración por debajo del valor de la canasta de pobreza. 

El denominado trabajador pobre, típico de mercado de trabajo informal actual, compuesto por trabajadores que aún ocupados no logran con su salario superar el umbral de la pobreza de sus hogares.

Siendo típico del mercado de trabajo informal, el fenómeno de "trabajador pobre" también sobrevuela el mercado formal, donde las asimetrías salariales son manifiestas: El 20% que más gana atrapa el 45% de la masa salarial y el 30% de menores remuneraciones apenas toma el 10% de la masa total .

Sobre la base de trabajadores formales el Salario Mínimo es central como piso de remuneración para evitar el efecto de trabajador pobre típico de la informalidad, esta vez, en el mercado formal.

Por ese motivo, para aumentar la explotación del factor trabajo , la institución Salario Mínimo había sido congelada y finalmente demolida por el neoliberalismo como mecanismo histórico de protección para los asalariados de menores remuneraciones.
Al respecto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala: Durante los años noventa, en un escenario en que muchos países aplicaron políticas de liberalización y apertura de los mercados de bienes y servicios y financieros, hubo voces que también propusieron eliminar el salario mínimo como una forma de dar mayor libertad a las fuerzas del mercado. Si bien muy pocos países en el mundo se han aventurado por el camino de la eliminación del SM, no han sido pocos los que deliberadamente han optado por debilitarlo como piso relevante de la escala salarial.
En su historia reciente, los países del Cono Sur practicaron algunos de estos enfoques, y en su aplicación debilitaron el instrumento al punto de que en muchos casos pasó a tratarse de una política desprestigiada. En los últimos años, sin embargo, en su mayoría han dado pasos concretos con miras a recuperar el SM como una política efectiva para proteger a los trabajadores de más bajos ingresos.
En efecto, luego de una década de congelamiento y finalmente estrepitosa caída entre 2001 y 2002  el Salario Mínimo en Argentina se recompone recién a partir del año 2003 de manera sostenida, y se alinea con el de Chile y Brasil recién en el año 2004 con Néstor Kirchner en el gobierno.
Hoy , en línea con la valorización de la línea de pobreza para un hogar tipo metropolitano y con una perspectiva inflacionaria en torno del 20 por ciento anual promedio y 25 por ciento en alimentos y bebidas, no cabe duda de que el nuevo Salario Mínimo a fijar no puede ser menor a 2900 pesos, o sea un 25 por ciento por sobre los 2300 pesos anteriores.
Se intentará con este aumento ya que no recomponer, al menos preservar el poder adquisitivo de la institución Salario Mínimo, respecto del valor de la línea de pobreza para cuatro miembros, y evitar que también en el ámbito formal se consolide y expanda el fenómeno del trabajador pobre al mercado de trabajo: trabajadores ocupados plenos con remuneraciones menores al umbral de la pobreza de su hogar de residencia.

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