Aunque todavía no se han definido formalmente sus funciones, la unidad especial para reestructurar la deuda que tendrá a cargo Hernán Lorenzino podría tener una misión políticamente crucial para el programa económico en el 2014.
El 75 por ciento de la pérdida de reservas internacionales durante el año 2013 obedece a los pagos de vencimientos de deuda durante ese período. La aseveración fue formulada la semana pasada por la entonces presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. Ello significa que la política de desendeudamiento se llevó 7500 de los 10.000 millones de dólares de sangría que sufrieron las reservas internacionales durante el año en curso. En el 2014, los vencimientos de deuda en divisas podrían ascender a 9000 millones de dólares. Si el diagnóstico formulado por Marcó del Pont es correcto, en cuanto al peso decisivo que la política de desendeudamiento tiene sobre la pérdida de reservas, el tema de la deuda volvería a ser el elemento central de la denominada restricción externa, convertida en principal y casi única amenaza real que pesa sobre el programa de crecimiento con inclusión social. Salir del desendeudamiento a ultranza y buscar algún mecanismo de refinanciación de vencimientos podría ser una de las misiones de la anunciada y aún no creada unidad ejecutora de reestructuración de la deuda, que tendrá a cargo Hernán Lorenzino. Si así fuera, su tarea pasará a ser central y políticamente estratégica.
La designación al frente de una unidad especial para reestructurar la deuda está lejos de ser un premio consuelo para Lorenzino o un nombramiento formal para no dejarlo con las manos vacías hasta que salga su nombramiento como embajador ante la Unión Europea, como algunos se apuraron a interpretar. Todavía no se han dado a conocer formalmente las atribuciones y obligaciones de esa nueva unidad de gestión, pero su nombre sugiere que será bastante más que simplemente la atención de cuestiones controversiales inmediatas (fondos buitre, Ciadi, Club de París), en las que el ahora ex ministro ya viene trabajando en los últimos meses.
Por más de una razón, los movimientos de fichas decididos en el equipo económico sugieren la continuidad de una política pero, a la vez, la intención de tratar de imprimirle otra dinámica a la ejecución. En ese sentido, el cambio de lugar para Lorenzino representa, en lo inmediato, concentrar su tarea en algunas de las funciones que demandaban su mayor atención en las últimas semanas, desvinculándolo de otras. El seguimiento de la defensa argentina en los tribunales de Nueva York ante la demanda de los fondos buitre, buscar descompresión en los juicios contra el país entablados en el Ciadi, junto a la liberación de créditos congelados en el Banco Mundial, fueron algunas de sus tareas principales en esta última etapa. La creación de una unidad especial que tendrá a cargo el seguimiento de estos temas, y su designación al frente de ella, expresan la conformidad de la Presidenta con la tarea que realizó. Pero, además, se le sumarían otras responsabilidades.
Axel Kicillof asumirá esta tarde formalmente el mando de la conducción económica. Se calcula que, a partir de mañana, Hernán Lorenzino estará trabajando en sus nuevas funciones, a cargo de la flamante unidad especial de reestructuración de la deuda en la órbita del Ministerio de Economía. Entre tantas especulaciones acerca de enfrentamientos y cruces entre funcionarios no siempre bien fundadas, nadie duda de la muy buena relación que existe, incluso en las actuales instancias, entre Kicillof y Lorenzino. Es más, un hombre muy allegado al último, Adrián Cosentino, seguiría al frente de la Secretaría de Finanzas, que a partir de ahora tendrá una estrecha relación con la labor asignada al ex ministro.
En la agenda que hoy estrenará Lorenzino figurarán, en primer lugar, la negociación con el Club de París (una deuda de 6000 millones de dólares en su origen, directamente con gobiernos, defolteada en 2001) para armar una propuesta de cancelación, y la atención del frente de batalla con los fondos buitres (holdouts) en Nueva York (demanda por 1300 millones de dólares). Pero en pocas semanas más se le podrá agregar a la agenda, en un lugar prioritario, encarar un plan de refinanciación de los vencimientos del año 2014.
La recuperación del vínculo con los organismos internacionales ocupa un lugar significativo en un eventual retorno a la plaza financiera internacional. La reanudación de lazos con el Banco Mundial y el FMI es parte del capital que Lorenzino hoy puede exhibir. La coordinación de la tarea con Cosentino le permitirá hacer más suave el aterrizaje de Argentina en ese ríspido terreno que es el mercado mundial de capitales. La preocupación por el frente externo creció en la medida en que los problemas propios (déficit energético) y externos (crisis internacional) fueron intensificándose. Del resultado de la gestión de la deuda dependerá que exista espacio para llegar a soluciones como la recuperación del autoabastecimiento energético. Esa sería la tarea que se le encomiende a Lorenzino, de un peso mayor que la que le cupo en sus dos años como ministro.
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