¿Qué perspectivas de cambio real se abren tras las elecciones de hoy? He aquí el diagnóstico de dos abogados chilenos. Ramón Briones y Hernán Bosselin señalan en una columna publicada ayer por el periódico digital El Mostrador: “La derrota de la derecha política, estrepitosa como algunos la anuncian, no significa el fin de un sector de la sociedad conocido y vertebrado y extremadamente poderoso, como es la llamada derecha económica, que a nuestro juicio es la más poderosa de todas las que se conocen en la historia republicana”.
El sociólogo Alberto Mayol ofrece alguna clave sobre “ese sector de la sociedad conocido y vertebrado” en Chile. “Si alguien comienza a presentar la factura por algo que era barato o incluso gratuito con anterioridad, como la educación y el sistema de salud, él o ella dirá que contribuye al crecimiento y la riqueza. Y exagerando un poco: si la gente tiene que comenzar a pagar por el aire que respira, el PIB también crecerá, pero la gente será más pobre”.
Los estudiantes explicaron el “enigma” económico chileno durante sus movilizaciones en 2011. La idea: Chile crece pero no se desarrolla. Más allá de la brutal desigualdad (un 70% de la población tiene unos ingresos mensuales de 408 euros), lo que define la yugular de la actividad económica chilena es la actividad de los servicios públicos privatizados (sanidad y educación).
“El otro motor del crecimiento es doméstico: la comercialización de la vida de los chilenos, que en gran medida sigue el modelo norteamericano. Redistribuye dinero dentro del país. En los últimos años, este segundo motor del crecimiento ha tomado el liderazgo”, sostienen Roland Benedikter, de la Universidad de California, y Katja Siepmann, investigadora del instituto Opina de Chile, en un trabajo publicado por la revista económica norteamericana Challenge. “El cambio del centro de gravedad del crecimiento desde el sector exterior al doméstico ha creado una situación en la cual una gran parte del crecimiento económico es improductivo para la mayoría de los ciudadanos”, dicen.
Estos sectores, educación y servicios sanitarios, se desarrollan con el crédito bancario a los consumidores presentes en ambas actividades. Según el informe, hace mucho tiempo que las tiendas, supermercados y farmacias han dejado de generar beneficios a partir de la calidad de sus productos y sus ventas. “La mayor parte de los ingresos se obtienen por productos financieros que se venden con las mercancías”, señalan. El ejemplo más común: el farmacéutico ofrece a su cliente pagar hasta las aspirinas en varias cuotas.
“El crédito se impone en las compras más pequeñas”. Un segundo mandato de Michelle Bachelet, ¿cambiará el modelo de “comercialización de la vida de los chilenos”? Si la respuesta se deduce de su primer periodo (2006-2010), la respuesta es que hará algunos cambios sin afectar la continuidad de lo esencial.
El sociólogo Alberto Mayol ofrece alguna clave sobre “ese sector de la sociedad conocido y vertebrado” en Chile. “Si alguien comienza a presentar la factura por algo que era barato o incluso gratuito con anterioridad, como la educación y el sistema de salud, él o ella dirá que contribuye al crecimiento y la riqueza. Y exagerando un poco: si la gente tiene que comenzar a pagar por el aire que respira, el PIB también crecerá, pero la gente será más pobre”.
Los estudiantes explicaron el “enigma” económico chileno durante sus movilizaciones en 2011. La idea: Chile crece pero no se desarrolla. Más allá de la brutal desigualdad (un 70% de la población tiene unos ingresos mensuales de 408 euros), lo que define la yugular de la actividad económica chilena es la actividad de los servicios públicos privatizados (sanidad y educación).
“El otro motor del crecimiento es doméstico: la comercialización de la vida de los chilenos, que en gran medida sigue el modelo norteamericano. Redistribuye dinero dentro del país. En los últimos años, este segundo motor del crecimiento ha tomado el liderazgo”, sostienen Roland Benedikter, de la Universidad de California, y Katja Siepmann, investigadora del instituto Opina de Chile, en un trabajo publicado por la revista económica norteamericana Challenge. “El cambio del centro de gravedad del crecimiento desde el sector exterior al doméstico ha creado una situación en la cual una gran parte del crecimiento económico es improductivo para la mayoría de los ciudadanos”, dicen.
Estos sectores, educación y servicios sanitarios, se desarrollan con el crédito bancario a los consumidores presentes en ambas actividades. Según el informe, hace mucho tiempo que las tiendas, supermercados y farmacias han dejado de generar beneficios a partir de la calidad de sus productos y sus ventas. “La mayor parte de los ingresos se obtienen por productos financieros que se venden con las mercancías”, señalan. El ejemplo más común: el farmacéutico ofrece a su cliente pagar hasta las aspirinas en varias cuotas.
“El crédito se impone en las compras más pequeñas”. Un segundo mandato de Michelle Bachelet, ¿cambiará el modelo de “comercialización de la vida de los chilenos”? Si la respuesta se deduce de su primer periodo (2006-2010), la respuesta es que hará algunos cambios sin afectar la continuidad de lo esencial.
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