martes, noviembre 12, 2013

China quiere expandir su influencia en el mundo a través de sus películas

Respeto, admiración, hacer dinero y proyectar el llamado “poder blando” son los objetivos que mueven a su nueva industria cinematográfica, reunida en la US-China Film Summit en Los Ángeles.


La actriz china Li Bingbing, en Los Ángeles. 

El gigante asiático aspira a crear una maquinaria de hacer películas tan exitosa como la de Hollywood. Y nada mejor para lograrlo que mirarse en el espejo de la meca del movie-business de California. Es lo que trajo la pasada semana a Los Ángeles a docenas de emprendedores de la industria cinematográfica china, a la cuarta cita de la US-China Film Summit.
“En China tenemos hoy una industria joven, próspera y dinámica”, ha manifestado Elen Eliasoph , director de Village Readshow Asia, en el encuentro. “Hay mucho dinero en juego, toneladas de películas y una audiencia con una media de edad de 21 años”, ha dicho.
Lo tienen prácticamente todo, excepto un ingrediente que buscan con ahínco: Necesitan películas que sean un éxito global, equiparables a las que sabe fabricar Hollywood, pero “made in China”.
“China quiere respeto, admiración, hacer dinero y proyectar su poder blando –la habilidad de expandir su influencia no a través del ejercicio de la autoridad de una manera directa y por la fuerza, sino culturalmente-“, comentó Orville Schell, director de Asia Society, cuestionando también la compatibilidad de una industria creativa con la censura gubernamental. “Cuando China se encuentre a si misma, encontrará el poder que busca”, señaló en tono crítico.
“Tenemos 5.000 años de historia a las espaldas y un montón de relatos que contar, pero el reto es como hacerlo de una manera que conecte con todo el mundo, películas que humanamente emocionen a todos”, comentaba Yang Buting, director de la China Film Distribution and Exhibition Asociation.
Detrás de estas palabras subyace la aspiración de hacer películas que se vean no sólo en China, sino también en los Estados Unidos y en el resto del mundo. De hecho, tal y como se ha puesto de manifiesto en el encuentro entre los promotores chinos y norteamericanos, hay un creciente número de compañías chinas que tienen ambiciones por expandir sus creaciones a escala global.
“Es el momento oportuno para poner en marcha coproducciones entre China y EE.UU y tenemos que aprovéchalo”, ha expresado Ye Ning, vicepresidente de Wanda.
La industria cinematográfica china goza de muy buena salud dentro del país, con un negocio en torno a los 3.500 millones de dólares en venta de entradas este año, el segundo del mundo después de EE UU. El país produce al año unos 18.000 títulos que se consumen fundamentalmente dentro de sus fronteras y la taquilla sigue creciendo cerca del 35% anual.
Unas cifras que para la industria fílmica norteamericana no han pasado desapercibidas y que ha sabido rentabilizar con éxito para superproducciones como Pacific Rim y Iron Man 3.
Ahora el reto para China es capturar esa misma atención del público norteamericano y del resto del mundo con películas “made in China”. Un reto que se enfrenta con obstáculos internos como la insistencia del gobierno en querer controlar el contenido de los films a través de una censura rigurosa.




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