Época de pronósticos, la mayoría opositores y muy desalentadores, el vaticinio de Analytica no es la excepción a la regla y resulta muy poco favorable.
Sin embargo el balance que realiza la consultora permite observar el tablero de sectores según el resultado 2013 y no luce nada desalentador dado el contexto en que se desenvolvió el país.
Leemos:
En la búsqueda de contener la caída de las reservas y reacomodar los precios relativos, el gobierno seguirá durante este año con un ritmo devaluatorio del orden del 30%. Nuevos aumentos en el tipo de cambio generarán más presión sobre la inflación y sin un plan coordinado para bajarla, se traducirá en una caída del salario real. De darse este escenario, se perderá uno de los principales drivers de la demanda interna de los últimos años, llevando a que aquellos sectores que traccionaron en 2013, principalmente por producir bienes que son reserva de valor, converjan hacia un bajo crecimiento con el resto de la economía.
El sector automotriz fue la vedette del año pasado, creciendo 5%, principalmente por el impulso de los primeros seis meses (+ 18,9 %). El auge se debió tanto a una mayor demanda desde Brasil (+ 14 %) como del mercado interno, donde se patentaron aproximadamente 900.000 vehículos nuevos (+ 11,9%). En una economía que creció 3,5%, la inflación fue una aliada de la producción automotriz: los sectores medios y altos buscan amortiguar la caída en el poder de compra de sus ahorros adquiriendo bienes durables. El cepo cambiario también fue funcional al sector; hasta diciembre, la posibilidad de importar autos al tipo de cambio oficial generó un boom en los segmentos de alta gama. Para 2014, dada la menor demanda de Brasil, el crecimiento nulo del salario real y el encarecimiento de los autos por los nuevos impuestos, no esperamos un crecimiento superior al 3% en el sector.
La construcción también tuvo un buen 2013, al crecer 5%, recuperando el terreno perdido en 2012 como consecuencia del cepo cambiario. El impulso vino del lado de la obra pública, que en un contexto electoral subió casi 10%. Por su parte, la construcción de edificios nuevos creció 4%, principalmente por las obras de “pozo”, las cuales canalizan el ahorro de los sectores medio-altos y altos que buscan una manera de refugiarse de la inflación. Esta recuperación no fue suficiente para frenar la caída de la actividad inmobiliaria; la venta de inmuebles usados cayó más del 40%. En 2014, sin el impulso de la obra pública, la dinámica sectorial dependerá de las construcciones privadas, para lo cual será vital que el gobierno logre acercar la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo y que los precios comiencen a ajustar. El proceso será gradual, por lo que proyectamos que la construcción tenga un crecimiento como máximo similar al de 2013.
El sector financiero fue otro de los ganadores de 2013 y lo seguirá siendo este año. Si bien aumentó el costo de financiamiento, los bancos lograron trasladar el alza de las tasas pasivas a las tasas activas en un contexto en el que el crédito sigue creciendo por encima de la inflación. Durante el año pasado, el incentivo a extraer divisas y realizar compras con tarjetas de crédito contribuyó a que el sistema aumente la cantidad de clientes y el volumen de operaciones. Así, los bancos encontraron en el cepo un nuevo aliado que ayudó a que su actividad sea la de mayor crecimiento (+ 15%). Para este año, las perspectivas del sector son favorables dado que los niveles de bancarización siguen siendo muy bajos.
La industria fue sin duda uno de los sectores más perjudicados en 2013. La imposibilidad de importar insumos y bienes intermedios junto con un salario real que apenas creció 1% llevaron al estancamiento de la producción industrial. Los únicos sectores que mostraron mejoras son aquellos que dependen de la demanda de bienes durables, la industria automotriz y la construcción (minerales no metálicos). Este año el aumento en el tipo de cambio nominal puede mejorar las perspectivas de aquellas ramas que exportan o sustituyen importaciones. Mientras, como dijimos anteriormente, la caída en el salario real perjudicaría a las que depende mayoritariamente del mercado interno (alimentos y bebidas, químicos, etc.). Es probable que ambos efectos terminen compensándose y la producción industrial no crezca más de 1,5%.
En suma, éste será un año de transición y bajo crecimiento –estimamos 1,5%- donde aquellos sectores que lograron un buen desempeño en 2013 perderán impulso. Hasta que el gobierno no logré reacomodar la macro y comience a reducir la inflación cada vez será más difícil que el salario real crezca y así se cumpla una de las condiciones necesarias para que haya un crecimiento homogéneo que no dependa sólo de factores exógenos como las exportaciones o el precio de los commodities.
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