A ese proceso Capitanich y Kicillof le llaman “valor de convergencia del dólar”, que comenzará en torno a los 10 pesos por cada divisa, por sumarse un 20% de deducciones.
Liberado el cepo, la expectativa de Kicillof es que la abrupta demanda del dólar sea contenida parcialmente por trabas de la Afip y, a su vez, sirva para bajar el blue, el gran fantasma que intentan eliminar por completo.
“Los pocos que compren van a querer venderlo en el paralelo y lo van a terminar de desplomar”, razonan en el Gobierno.
Con el correr de la semana y las escasas de la venta, la hoja de ruta soñada en la Casa Rosada es que el dólar oficial sostenga su precios y hasta baje unos centavos.
Si eso ocurre martes o miércoles, creen, los chacareros liquidarán los 11 millones de toneladas que Kicillof asegura que tienen en los silos.
El ministro calcula que se trata de 4000 millones de dólares, pero en el agro creen que esa cifra es excesiva y, sobre todo, imposible de precisar. A eso le agrega préstamos en el extranjero por 2.500 millones de dólares que las cerealeras habrían suspendido para empujar la devalaución.
Aún así, los chacareros ya ganaron al resistir las presiones oficiales para desprenderse de su cosecha y conseguir una devaluación récord.
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