sábado, enero 04, 2014

Ex gangsters y Hell's Angels en el funeral de Ronnie Biggs el "ladrón del siglo"


Banderas de Reino Unido y Brasil acompañaron en Londres la despedida de Ronnie Biggs, uno de los asaltantes al tren de Glasgow en 1963

Como si fuera su último desafío, en la parte trasera del coche que transportaba su cajón, había sido colocada una ofrenda floral con la forma de una mano con los dedos índice y mayor extendidos, el gesto de insulto que dirigió a los fotógrafos en marzo de 2013, en ocasión del funeral de su cómplice Bruce Reynolds, cerebro de aquel asalto.
Biggs, fallecido el 17 de diciembre a los 84 años de edad en una casa de salud para ancianos del norte de Londres, forjó su leyenda con una épica fuga durante 36 años, que lo llevó hasta Brasil.
El féretro estaba cubierto por una bandera británica, otra brasileña, un sombrero y una bufanda rojiblanca, del club de fútbol de sus amores, el Charlton Athletic.
El cortejo fúnebre que lo acompañó hasta el crematorio de Golders Green (norte de Londres) fue acompañado por las motos de varios "Hell's Angels" (Ángeles del infierno).
En homenaje, su hijo Michael recordó hasta qué punto su padre había "adoptado la cultura brasileña" en Rio de Janeiro, donde se volvió un amante de la fiesta. "Homenajeemos su vida con una buena borrachera más tarde", dijo ante la concurrencia, entre la que se encontraban dos ex "gangsters", Freddie Foreman y Dave Courtney.

El ex mafioso Dave Courntey participó del funeral de Ronnie Biggs.
Charles Bronson, célebre criminal británico, le envió un dibujo enmarcado desde su prisión.
La madugada del 8 de agosto de 1963, el conductor de un tren postal, que efectuaba el recorrido entre la ciudad escocesa de Glasgow y la estación londinense de Euston, se detuvo en un punto aislado al noroeste de Londres. Una señal roja en la vía le había ordenado detenerse, pero era un engaño.
Los asaltantes lo golpearon, desengancharon la locomotora y los dos primeros vagones, y descargaron 120 sacos que contenían 2,5 toneladas de dinero en efectivo. Todo ello, sin que el personal que se encontraba en los otros vagones se diera cuenta del golpe. Suma del botín: el equivalente a 54 millones de euros actuales (75 millones de dólares).
Biggs fue detenido un mes más tarde y condenado a 30 años de cárcel, pero en 1965 consiguió escapar de la prisión londinense de Wandsworth, al escalar el muro y huir posteriormente en una furgoneta.
Tras una fuga que lo condujo a Bélgica, Francia e incluso Australia, Biggs se exilió en Brasil, donde consiguió huir de la policía gracias a papeles falsos, casamiento y varias operaciones quirúrgicas.
Sin embargo, enfermo y arruinado, decidió regresar al Reino Unido en 2001 para cumplir su pena. Biggs, que fue puesto en libertad en 2009 por motivos de salud, ya desplazándose en silla de ruedas, vivió posteriormente en una casa de salud.

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