El nivel de emisión del Banco Central está provocando una dura interna en el gabinete económico, en medio de un drenaje fenomenal de reservas, que hoy volvieron a caer y perforaron el piso de los U$S30.000 millones.
El presidente de la entidad, Juan Carlos Fábrega, cree que la suba en la tasa de devaluación y la intervención en el mercado paralelo por medio de bonos que viene realizando en forma masiva la Anses no servirán para revertir la dinámica del stock de divisas si no hay un plan anti inflacionario por parte del gobierno que empiece a corregir el gasto y la expansión monetaria.
El problema es que las ideas del titular del Palacio de Hacienda Axel Kicillof van en el sentido contrario y chocan constantemente con la intención de Fábrega de ajustar la emisión en la economía. La formación heterodoxa de Kicillof, anti monetarista, menosprecia el impacto en los precios que pueda tener la emisión descontrolada de billetes.
Fábrega es consciente de esto y sabe que la creación de moneda sin más, como está haciendo ahora el gobierno, genera inflación.
Hoy el diario Ámbito Financiero publicó una columna que señala que la tenencia de dinero en manos del público es incluso mayor que la que había antes del Rodrigazo, medida en proporción al PBI.
En este marco, otra idea que circula en algunos sectores del gobierno -resistida por Kicillof- es elevar la tasa de interés, actualmente por debajo de la inflación real. De esta manera, la actividad se plancharía un poco, y se reducirían el gasto y la demanda de los cada vez más escasos dólares.
Sin embargo, pese a ser hoy la expresión más "racional" del equipo económico, en el mercado le reprochan al presidente del BCRA que no está haciendo valer su poder de decisión en el tema del dólar. Consideran que cede ante Kicillof y que además de quejarse debería oponerse a las decisiones que impulsa el ministro de Economía. En definitiva, es el Central quien da la orden a la Casa de la Moneda para crear los billetes y el artículo 1 de la Carta Orgánica señala que su misión principal es defender el valor de la moneda.
Entre los banqueros crece la desilusión porque respaldaron fuertemente a Fábrega para llegue al Central y todavía no hizo los cambios en la política monetaria que esperaban. Recuerdan que fue votado por 56 senadores (una sola abstención) con un respaldo en su mandato como no tuvo ningún otro presidente de la entidad durante el kirchnerismo.
"Fábrega tiene el consenso y la espalda para generar una tensión con Kicillof y empezar a planchar la emisión y sin embargo, elude la confrontación", lamentan.
Hoy fue otro día crítico para el stock de divisas del Banco Central, que volvieron a caer U$S161 millones y quedaron en U$S29.858 millones. Además, el paralelo perforó largamente el techo de 11 pesos.
Durante diciembre, el Central había conseguido frenar el drenaje de reservas gracias a los dólares de Chevron, que estaba completando su inversión en Vaca Muerta con YPF. También influyeron la prohibición total al giro de utilidades de las empresas y un freno en seco a las importaciones, tras la salida de Guillermo Moreno, quien manejaba personalmente las Declaraciones Juradas(DJAI).
Pero los billetes verdes de Chevron ya se acabaron, y el freno a las importaciones tiene un límite porque puede impactar en el nivel de actividad.
Ahora, en conversaciones privadas, son cada vez más los hombres del kirchnerismo que vislumbran un panorama sombrío sino se toman medidas de fondo rápido.
El regreso de los dos problemas más acuciantes de la macroeconomía, volvieron a agudizar las tensiones en el gabinete, donde crece la bronca contra Kicillof. Le reprochan su excesivo individualismo. Es que en varias ocasiones, las decisiones que tomaron en conjunto el ministro de Economía, Fábrega y el jefe de Gabinete Jorge Capitanich -formando una especie de mesa de decisiones económicas- después fueron deshechas por el titular del Palacio de Hacienda, utilizando la influencia que tiene sobre Cristina.
Acaso el anuncio de los cambios en Bienes Personales fue una muestra de ello. El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, había asegurado que la decisión se había tomado con el visto bueno de Economía. Pero al final Kicillof descartó la medida tras un encuentro con la Presidenta y dejó en off side no sólo a Echegaray sino también al jefe de Gabinete.
Así, mientras los ajustes en la macroeconomía crecen a un ritmo alarmante, el ministro de Economía está casi exclusivamente concentrado en ocupar la máxima cantidad de puestos del área del Estado con personas de su confianza. Hoy consiguió poner como vicepresidente de Cammesa al economista de La Cámpora Esteban Kiper, desplazando de ese lugar a José Sanz, un hombre del Ministro de Planificación Julio De Vido.
Pero en otras áreas del gobierno consideran que el nivel técnico de la gente de Kicillof deja mucho que desear, y que, para colmo, están ocupando puestos importantes en materia de decisión económica,
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