Hugo Moyano y Luis Barrionuevo tuvieron las primeras diferencias sobre cómo enfrentar sus reclamos al Gobierno y suspendieron la reunión entre sus gremios afines que tenían pautada para mañana.
La excusa formal fue que esperaban reunirse con la cúpula de la UCR, que finalmente los recibió . Moyano lideró a los gremios de la CGT Azopardo pero Barrionuevo no estuvo con los de la Azul y Blanca.
Estos fueron coordinados por Carlos Acuña, secretario general del gremio de los empleados de las estaciones de servicio, ladero del gastronómico.
Acuña había dicho que en marzo su central propondrá “un plan de lucha”, con paros sucesivos que obliguen al Gobierno a tomarlos en serio.
“Queremos sentarnos a discutir sobre el mínimo no imponible, sobre la falta de inversiones”, ratificó hoy.
Amenazas de ese estilo fueron consideradas “desestabilizadoras” por el kirchnerismo y en esta semana, a excepción de Pablo Moyano, que amenazó con copar la calle si no consigue un 35%, entre los gremios moyanistas no hubo voces de furia.
Incluso, la mayoría de ellos jamás supo del encuentro que iba a hacerse mañana, pese a que la sede prevista era el edificio de la calle Azopardo. Una muestra de que Moyano y Barrionuevo no volvieron a hablar del tema tras el encuentro del 20 de enero.
En la CGT de Moyano hay una figura que el Gobierno respeta por estos días casi como a ningún sindicalista: el petrolero Guillermo Pereyra, líder de la regional de Río Negro y Neuquén, donde controla nada menos que a los trabajadores de Vaca Muerta.
Capitanich lo recibió el viernes para garantizarle que no pesificaría el valor de combustible, que hubiera desfinanciado a las provincias petroleras. Y ahí mismo Pereyra le garantizó que no tensaría más de la cuerda la partiaria.
“La CGT de Moyano no tiene ningún plan de lucha. Mi organización puede transitar un camino del diálogo. Yo no tengo problemas en firmar por el 25% si dejamos abierta la negociación por si se dispara la inflación”, sostuvo Pereyra .
“Capitanich me pidió que seamos moderados y le dije que sí. No quiero firmar un 35% para no cobrarlo. Pero claro que cada gremio tiene su situación. Yo conseguí un plus desde diciembre y otros gremios no”, amplió Pereyra.
Para consolidar su poder, el petrolero y senador nacional por el MPN abrió un edificio propio de su sindicato en Capital Federal, con presencia de Moyano. "Cuando lo invitamos para que nos acompañe, no nos equivocamos", lo elogió el camionero.
Poco para negociar
Las dudas entre los gremios son sobre las posibilidades que tendrán los empleados de satisfacer sus reclamos, en un contexto de recesión que comenzó a sentirse.
En ese clima, entienden los gremialistas, el Gobierno ya no tendría que pedirle a las cámaras empresarias que cierren por un porcentaje más bajo como hizo los últimos años.
“El año pasado había acordado un 30% pero el Gobierno amenazó con no homologarlo si no se bajaba a 24. Este año no vamos a permitir eso”, amenazó Acuña, enfurecido por el aumento que tuvo el combustible en 2013 y que sigue este año, ahora justificado por la devaluación.
El tema será saber si les convendrá contribuir a la recesión al pedir por salarios que no pueden pagarse. Consciente de eso, Cristina le dijo a Antonio Caló que no pondrá techo en las negociaciones.
Sobre todo cuando en la CGT oficialista ya negocian por lo bajo un acuerdo cercano al 25% en el año, que bien puede dibujarse con cuotas que muestren un porcentaje más alto para dentro de unos meses.
Fue el caso de Utedyc, que arregló un 15% desde enero y el mismo porcentaje desde julio.
Como si fuera un funcionario, Caló reunió hoy a los gremios nacionales docentes para oficiar de mediador. Y en la provincia de Buenos Aires, Scioli ya tendría cerrado un aumento del 25%, pese a las quejas de los sindicatos.
El gobernador promovió en todo el país el techo salarial del 25% y en su provincia piensa en ingenierías financieras para gastar menos, como una recategorización general y una suma fija para los sueldos bajos.
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