martes, abril 08, 2014

El gobierno busca pinchar la huelga


Por Diego Schurman
 
El gobierno nacional trabaja contrarreloj para desacreditar la huelga general convocada para el próximo jueves. Las acciones y discursos de los funcionarios se asientan en la respuesta a dos preguntas elementales: ¿Quién convoca? ¿Qué se reclama?
 
Jorge Capitanich hizo punta con  la estrategia al sostener que el paro es "político" ya que sus impulsores están encolumnados detrás de Sergio Massa.
 
El jefe de Gabinete sugirió así que bajo una demanda gremial se esconde el verdadero objetivo de la medida: esmerilar al gobierno en beneficio de la candidatura presidencial del ex intendente de Tigre.
 
Luis Barrionuevo, uno de los fogoneros de la huelga, efectivamente trabaja en el armado de la "Mesa Sindical Massa 2015".  Y el último verano llevó al diputado a la inauguración del casino del Hotel Sasso, que regentea el gremio gastronómico en la Costa Atlántica.
 
Hugo Moyano, el otro motor de la protesta, aún no termina de cerrar trato con el diputado pese a que su hijo Facundo milita activamente en la campaña del Frente Renovador y aspira llegar bajo ese sello a la intendencia de Mar del Plata. 
 
El titular de la CGT opositora fue kirchnerista durante gran parte de la última década y mutó, con un pragmatismo asombroso, en denarvaísta, un sector que –tras el duro revés electoral sufrido el año pasado– fue absorbido por el sciolismo.  
 
Se puede decir que el camionero se divorció en malos términos del gobierno y por lo tanto augura como nadie el final del actual ciclo. Pero su lugar en el universo –siempre hablando del universo justicialista– aún es algo difuso.
 
Distinta es la situación de Pablo Micheli, el tercero en cuestión, cuyo juego político es ajeno a la interna del PJ. El líder de la CTA coqueteó en su momento con el Frente Amplio Progresista, el espacio que convirtió en diputado a Víctor De Gennaro, emblema de la central sindical combativa.
 
De todas estas batallas que libra el gobierno para atenuar el impacto de la huelga, la más difícil es la de lograr que el jueves haya transporte público.
Para decirlo con otras palabras, Barrionuevo, Moyano y Micheli claramente disputan política con la Casa Rosada pero, al mismo tiempo, ponen en juego la representación de los trabajadores en el ámbito sindical.
 
El trío considera que el paro es la mejor herramienta para plantarse frente a la pérdida del poder adquisitivo que significó el mix de inflación con devaluación. En cambio, la dirigencia gremial oficialista entiende que hay resortes institucionales por fuera de la lógica del conflicto para evitar el golpe de bolsillo. El principal es la negociación paritaria, el ámbito donde empresarios y sindicalistas acuerdan las mejoras salariales para el año en curso.
 
"Una huelga general como la que proponen no es legítima porque tenemos paritarias libres. Lo puedo decir porque soy parte de un gremio, el de los docentes, que tuvo varios días de pulseada sectorial discutiendo paritarias hasta que llegó a un acuerdo. ¿Por qué el resto de los gremios no podría llegar a un entendimiento?", evaluó Hugo Yasky, líder de la CTA oficialista.
 
Tras el cierre con los maestros bonaerenses, el gobierno apura ahora un efecto cascada para dejar huérfano de argumentos a los mentores del paro general de 24 horas.
 
El jefe y el integrante de la CGT oficialista, Antonio Caló y Gerardo Martínez, fueron de los primeros en acompañar la estrategia kirchnerista. En efecto, los nuevos convenios colectivos de la UOM y la UOCRA  no contemplan mejoras salariales –aún con sumas fijas e incorporaciones de adicionales no remunerativos al básico– por encima del 30 por ciento. 
 
No es casual. Ese porcentaje, al que se accede en dos o más cuotas pero nunca en un solo pago, devela cuál es el techo que el gobierno busca imponer ya no sólo en las paritarias del sector privado sino también del estatal, que mantiene un sinnúmero de negociaciones abiertas. 
 
El esquema de acción oficial, una vez denostada la huelga por su "carácter político" y expuesta la sucesión de acuerdos paritarios existentes, continuaría con el anuncio de una revisión del mínimo no imponible en Ganancias.
 
Sin una actualización del esquema tributario cada vez más trabajadores deberán afrontar ese impuesto. Así, parte de lo que obtienen en las paritarias para no perder la carrera contra la inflación terminará en manos del fisco.
 
En su paso por el Congreso, Capitanich no dio detalles de cuánto será el nuevo mínimo no imponible pero se apuró en informar que habrá cambios para no aparecer yendo detrás de Massa, quien agitó un proyecto para llevar a 19 mil pesos el actual corte de 15 mil pesos brutos de ingresos.
 
De todas estas batallas que libra el gobierno para atenuar el impacto de la huelga, la más difícil es la de lograr que el jueves haya transporte público, clave para garantizar el traslado de aquellos que no comulgan con la medida. 
 
Curiosamente, el problema reside en que dos gremios clave, como el de los choferes de colectivos y el de los trenes, dejaron de lado su militancia en la CGT oficialista para sumarse a los díscolos.
 
El titular de la UTA, Roberto Fernández, ya demostró su intransigencia con el paro sorpresivo desarrollado entre el mediodía y la medianoche del viernes 14 de marzo, complicando el regreso de trabajadores y estudiantes a sus hogares. 
 
En cambio, el pase de equipo de Omar Maturano parece responder a un encono personal con Florencio Randazzo. Hace rato que el ministro de Interior y Transporte encuentra resistencia del líder de La Fraternidad a los cambios que se propone implementar en el sistema ferroviario. "Me tiene harto, a mí no me va a joder", atacó al dirigente, tras pedirle explicaciones de la adhesión a la protesta cuando los maquinistas –dijo– perciben salarios de 22 mil pesos.
 
Desde hace días el funcionario tiene mano a mano con otros sindicatos del área –como la Unión Ferroviaria– para aislar a Maturano y lograr que el servicio de trenes funcione ese día, aunque sea de manera irregular. Sabe, de todos modos, que se trata de una misión imposible.
 
Finalmente habrá que ver qué sucede en el transporte aéreo, donde tres de los seis gremios adhirieron al paro, entre ellos el de los pilotos, y cómo se posicionan los trabajadores del subte. En principio se verá afectada únicamente la línea B, cuyo referente es el metrodelegado Claudio Dellacarbonara, integrante del Frente de Izquierda, que se plegará a la medida de fuerza.
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