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viernes, febrero 26, 2016
El reto de formar niños lejos del amor romántico
Cuestionar las relaciones contribuye al establecimiento de sociedades más equitativas.
Por: LINA SÁNCHEZ ALVARADO
Foto por: Ilustración MiguelYein
Hoy, la familia, el colegio, la televisión y los libros transmiten la mayor parte del tiempo la idea del amor romántico como el "amor verdadero".
Que las niñas actúen como princesas y los niños como guerreros no se trata solo de un inocente juego de infancia. Es más bien una creencia en la que la sociedad ha basado la idea de amor romántico y que reproducen los seres humanos en todas las etapas de la vida, opina Diana Bernal, historiadora y magíster en educación de la Universidad Javeriana.
Hoy, la familia, el colegio, la televisión y los libros transmiten la mayor parte del tiempo la idea del amor romántico como el “amor verdadero”.
Para Andrea Balzano, coordinadora del área de género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) en Argentina, “ese ideal plantea una relación entre un hombre y una mujer que cumplen con estándares de belleza en los que el hombre es el príncipe azul, sale a buscar y elige, pelea si hace falta; mientras que la mujer es una princesa que espera pacientemente a su príncipe”.
De esta manera, desde pequeños son formados con estos estereotipos que encuentran en los cuentos y que les dicen cómo comportarse: las niñas usan falda, son tranquilas y tiernas. Ellos son criados para que les guste el fútbol y los carros, y para que sean machos.
El fin último de ambos debe ser casarse y vivir felices por siempre, como en los cuentos de hadas. Y con ese objetivo muchos forman a los menores, que luego como jóvenes y adultos esperan todo del amor: se busca el amor de la vida para casarse y se ve la soledad como una desgracia social.
Regir la vida de los más pequeños bajo estos estereotipos hace que generen relaciones donde unos parecen tener más poder que otros. En este caso, son los niños los que se sienten superiores a las niñas, lo que afianza el machismo y permite que desde muy pequeños se naturalicen muchas violencias.
“Estos patrones generan sufrimiento porque no son reales”, asegura en su sitio web la doctora en humanidades Coral Herrera.
La historiadora Diana Bernal es enfática al afirmar que el amor debe verse más como una postura frente a la vida que como un sentimiento. “Debe enseñarse el amor desde el respeto, el reconocimiento del otro y la aceptación de la diferencia”, sostiene.
Ampliar la mirada de lo que abarca el amor es otra vía para crear relaciones sanas. Sandra Mazo, directora del movimiento Católicas por el Derecho a Decidir, dice que debe enseñarse el amor propio, filial, el que pueda existir entre amigos, con relaciones construidas desde la solidaridad y no desde la sumisión.
En términos prácticos, Mazo cuenta que una familia en la que tanto mamá como papá cocinan, lavan los platos y hay lugar para el diálogo y el respeto son modelos de relaciones más sanas que quedan en la mente de los niños y que luego reproducen en su vida adulta. Por eso, organizaciones de mujeres están creando sus propias versiones de canciones infantiles que permitan generar relaciones de igualdad desde pequeños.
No resultará extraño escuchar pronto en las casas una nueva versión de la famosa canción Arroz con leche: “Arroz con leche, yo quiero encontrar a una compañera que quiera soñar. Que crea en sí misma y salga a luchar por conquistar sus sueños de más libertad”.
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