Este fin de semana la Agencia Gubernamental de Control clausuró una fiesta en Palermo que emulaba ser un casamiento, pero en realidad se trataba de una fiesta privada sin las habilitaciones correspondientes. La historia detrás de sus organizadores
La AGC clausuró la madrugada del domingo una "falsa boda" y desalojó a más de mil personas Lo que parecía una inocente (¡y hasta ingeniosa!) idea de un grupo de amigos platenses, este fin de semana saltó a las primeras planas de todos los medios, en medio de la polémica por las fiestas privadas y el consumo de sustancias prohibidas.
Es que luego de la tragedia ocurrida en la fiesta electrónica Time Warp en Costa Salguero, que dejó un saldo de cinco jóvenes muertos y otros internados en grave estado, la Justicia había tomado la semana pasada la iniciativa de prohibir las fiestas electrónicas y apertura de boliches en la Ciudad, medida que finalmente quedó sin efecto.
La AGC desalojó más de mil personas de un salón en las inmediaciones del club GEBA, donde se desarrollaba una "falsa boda"
Pero de todos modos, la Policía Federal de la Ciudad y la Agencia Gubernamental de Control (AGC) realizaron durante la madrugada del sábado y domingo una serie de operativos, uno de los que dio por resultado el desalojo de más de mil personas de un salón en las inmediaciones del club GEBA, donde se desarrollaba una "falsa boda".
E imputaron a los organizadores contravenciones por "encubrimiento engañoso de actividades de baile".
Esta nueva modalidad de fiestas exclusivas nació en 2013, según había contado a Infobae uno de sus organizadores.
Ideada para divertir a jóvenes, que en su mayoría oscilan entre los 23 y los 35 años, Falsa boda reúne todos los rituales típicos de una fiesta de casamiento como son la recepción, el ingreso de la novia, la ceremonia civil, el lanzamiento del ramo, la barra libre y por supuesto las infaltables tandas de baile. Todo ficcionado.
Los cuatro emprendedores de la iniciativa tienen una productora de eventos. Y antes de dedicarse a este proyecto, además, cada uno se desempeñaba en su profesión (en el grupo hay abogado, publicista, ingeniero y estudiante de educación física). "Ahora estamos dedicados casi full time a la productora", había confesado esperanzado uno de ellos a este medio en 2015.
Con una entrada que oscila entre 500 y 600 pesos, los asistentes ingresan a la boda y cuentan con una recepción de sushi, postres, un final de fiesta con algo salado y barra libre toda la noche.
"Aun sabiendo que es una puesta en escena, los invitados asisten con todo el entusiasmo de vestirse de gala y arriesgan en la elección de su look, perdiendo el miedo al ridículo y poniéndose osados accesorios, como moños a lunares, tiradores y hasta sombreros y galeras. Tienen la libertad de ir con todos sus amigos, algo que en las bodas reales no es frecuente y llegan dispuestos a vivir una experiencia diferente", describió Martín Acerbi, uno de los mentores de la idea. La entrada oscila entre 500 y 600 pesos y los asistentes cuentan con una recepción de sushi, postres, un final de fiesta con algo salado y barra libre toda la noche
Pero esta madrugada de domingo, alrededor de las dos, "por medio de los patrullajes diarios que se realizan en toda la Ciudad, se pudo detectar la realización de esta fiesta que no tenía el permiso y habilitación necesarios para funcionar", explicó el secretario de Seguridad de la Ciudad, Marcelo D'Alessandro.
Los inspectores de la AGC recorrieron el predio y confirmaron que el lugar "no reunía las condiciones de seguridad e higiene, poniéndose de este modo en riesgo la seguridad de los concurrentes", razón por la cual se procedió al desalojo y clausura del salón.
"Los responsables no fueron detenidos pero se les imputó la comisión de la contravención del artículo 110 bis, que prevé penas para quienes mediante cualquier artificio, ocultamiento y/o engaño, encubra actividades de baile o de locales habilitados para el ingreso masivo de personas para las cuales no posee la habilitación correspondiente", puntualizó el fiscal Tereszko.
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