Publicidad en Internet: la culpa es de los robots.
Google CEO Larry Page holds a press annoucement at Google headquarters in New York on May 21, 2012. Google announced that it will allocate 22,000 square feet of its New York headquarters to CornellNYC Tech university, free of charge for five years and six month or until the university completes its campus in New York. AFP PHOTO/Emmanuel Dunand
Cada minuto, en el mundo se suben unas 400 horas de video al sitio web por referencia YouTube. Una pequeña proporción de esa masa de contenido diverso y heterogéneo comprende expresiones de odio, partidización extrema y racismo. A raíz de la publicidad programática, que persigue a la audiencia objetivo por los recovecos de la web sin discriminar con éxito el entorno que esta frecuenta, las grandes marcas que canalizan fondos para la publicidad digital han quedado involuntariamente asociadas a videos de esta naturaleza.
Así lo reveló el diario inglés The Times, y desde entonces el éxodo de fondos publicitarios ha migrado de las islas a Estados Unidos. Empresas de calibre como AT&T, Volkswagen, McDonald´s y L’Oréal, entre muchas otras, han congelado fondos hasta tanto Google –dueña de YouTube– resuelva la cuestión. La facilidad con que periodistas siguen encontrando material, no obstante, sugiere que son bastantes las dificultades para erradicar hasta los ejemplos más obvios.
Para corroborar el escenario doméstico, MARCA POLíTICA navegó la base de videos durante cinco horas, desde distintas direcciones IP locales y a través de varias redes inalámbricas. El método: buscar activamente contenido no deseado y luego explayarse en las recomendaciones del buscador. El resultado: una treintena de casos donde compañías o filiales argentinas llevan su imagen vinculada en anuncios a videos antisemitas, homofóbicos, conspirativos o de fuerte carácter político.
Por ejemplo, el presidente Mauricio Macri aparece en un video como policía, luego militar nazi y finalmente el mismo diablo en una cumbia agresiva de rótulo “Macri Gato” que trae a su lado la oferta de celulares de Personal. En la misma línea, aguas Villavicencio fomenta la regeneración de la selva misionera en un anuncio pre roll (antes de la reproducción) del “Capitán Pobreza”, superhéroe con el rostro del primer mandatario que emerge de la combinación de poderes como despidos, tarifazos y devaluación. Manifestaciones de La Cámpora también traen una publicidad de Reebok Argentina, al tiempo que cuentas que serían de La Solano Lima, agrupación de corriente PRO, arrastran a las marcas Movistar y Clight en videos musicales antikirchneristas como “Choreando” (en parodia a “Bailando” de Enrique Iglesias, 270.000 vistas) y “Justicia Loka” (“Una Noche Loca”, de Rombai). No hace falta adelantar los personajes del clip: “Quiero salir con cacerolas, con la justicia toda, encarcelando a los dueños del modelo”, dice el coro.
“El entorno en el cual se publican los avisos es fundamental para las marcas y la compra programática –que sigue a la audiencia– a veces pierde algo de control sobre él, a diferencia de la compra dirigida en sitios premium”, explica Philip Pérez, presidente de la Cámara Argentina de Anunciantes, que aclara que, hasta ahora, no ha recibido ningún reclamo formal de empresas locales. “Las marcas no quieren estar en ese contexto y lo que pedimos a Google y grandes sitios es más control acerca de a dónde mandan los avisos”, agrega.
Papelones. Un video con tres millones de vistas se propone ir “en busca de la verdad” con un relato “químico” que expone “3 alimentos que te matan lentamente”, con un prenuncio de toallitas femeninas Plenitud. En el mismo sentido, el video “Top 10 productos más peligrosos de Monsanto” incluye en la lista a la sacarina y al poliestireno, este último un plástico que suele usarse en bandejas de supermercados para empaquetar alimentos como carnes o frutas. ¿Qué marca publicita el contenido? Supermercados Coto.
Los riesgos de la publicidad programática no desaparecen a medida que uno se adentra en el contenido más desagradable y ofensivo de YouTube. Sin saberlo, una obra social de profesionales y monotributistas publicita un sketch extranjero para “curar” la homosexualidad. El anuncio de la marca incluso sugiere “Una alternativa para cada necesidad”.
Ya en el clímax, “Macri: Un presidente sionista masónico al servicio del nuevo orden mundial” es un video de 10 minutos, con 40.000 vistas, que baraja la teoría de que el Presidente es en secreto un masónico de origen judío que busca convalidar el avance israelí en suelo argentino. La prueba estaría, por ejemplo, en el logo de la Policía Metropolitana. Contenido recomendado sugiere que Macri es en realidad un títere Illuminati o que planea vender la Patagonia. Un breve anuncio de la SiWeek, el evento de comercio electrónico que impulsaron Despegar y MercadoLibre, aparece en calidad pre-roll.
Google compartió con MARCA POLíTICA su declaración a nivel global, donde anuncia que se comenzó una intensiva revisión de políticas de anuncios y se compromete públicamente a hacer los cambios necesarios para que las marcas tengan mayor control sobre sus avisos. Por lo pronto, hay un hecho relevante que corroboran desde la CAA: ya que el ingreso por publicidad programática se reparte entre YouTube y el dueño del video, las marcas estarían de alguna manera financiando parte del contenido, sin saberlo.
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