miércoles, junio 07, 2017

Netflix no es la Madre Teresa

La cancelación de 'Sense8' y 'The Get Down' confirma lo que ya deberíamos saber

Tráiler de la segunda temporada de 'Sense 8'.

Basta de utopías seriéfilas. En Netflix no son hermanitas de la caridad. La plataforma ni siquiera es uno de esos canales cuyo éxito se mide en prestigio y buena fe. Netflix está aquí para lograr beneficios. Su nueva filosofía de cancelaciones simplemente lo confirma.

Este mensaje suena obvio, pero para muchos tuiteros la burbuja explotó la semana pasada. Primero se encontraron con el lógico final de The Get Down y días después les alcanzó la inesperada cancelación de Sense8, que nos dejó en pleno coitus interruptus. Netflix ya no era el amigo. Los lamentos y bufidos no tardaron: sí, era otra cadena sin sentimientos. ¡Malditos!


Es duro que te dejen a la mitad. Todos nos hemos cabreado porque cancelen nuestra serie favorita. Sense8 era asimismo una puerta a la diversidad sexual y cultural, un espacio que dejaba rienda suelta a la creatividad de las Wachowski, creadoras de Matrix. Por eso es lógico que esta falta de respeto doliera. Pero esto es un negocio y Netflix, una ventana no tan diferente a las clásicas. Su consejero delegado, Reed Hastings, lo vestía hace unos días de dulces palabras: “Tenemos que cancelar más para asumir riesgos”. Pero el resultado es el de siempre.

Aunque no convencerá a sus seguidores, la decisión tiene una base empresarial lógica: el coste de producción estaba muy por encima de los beneficios, y la serie, rodada en 13 países, no tenía el impacto mediático de Stranger Things o los premios de The Crown. Seguramente, seamos realistas, ni siquiera la viera tanta gente. No estaría mal, de hecho, preguntar a muchos de los que se quejaron si pagan realmente por la plataforma. Y Netflix, incluso si nunca muestra números, aspira a llegar más allá de la audiencia de Twitter. Como demostró, por ejemplo, al conceder dos temporadas a Las chicas del cable.

La historia ideal la sabíamos. Netflix concede libertad y se atreve con historias que nadie compra. Eso merece aplausos. Pero no nos engañemos: la empresa estadounidense está aquí para ganar, para dominarlo todo. Nunca escondió que antes que crear la próxima The Wire prefiere rodar decenas de películas de Adam Sandler, lanzar series de calidad dudosa como The Ranch o Madres Forzosas y renovar otras como Por trece razones para algo tan simple como llenar las arcas. No es nada personal. Tirando de una expresión manida: es el capitalismo, estúpido.

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