A falta de un título universitario, Juan Carlos Fábrega se hizo respetar en los mercados a fuerza de un pragmatismo alejado de las grandes teorías e ideales económicos.
Amigo desde la juventud de Néstor Kirchner, el nuevo presidente del Banco Central desarrolló su carrera en el Banco Nación desde abajo: comenzó como cadete a los 18 años y en 2010 se convirtió en el primer empelado del banco en llegar a presidente de la institución, sin provenir de un puesto político.
Fábrega se mantuvo como un hombre de referencia en temas económicos tanto para Néstor como para Cristina Kirchner. Alejado de los grandes debates académicos, su llegada al Central demuestra la intención de poner al frente a un “experto” que traiga de vuelta la racionalidad financiera que la institución abandonó durante la gestión de Mercedes Marcó del Pont.
De hecho, existe una rivalidad histórica entre la ex dirigente del Central y su reemplazante: la ideología heterodoxa y desarrollista de Marcó del Pont, de claro origen académico, choca de frente con el perfil autodidacta, realista y formado en el mercado de Fábrega.
Pero es justamente el respeto que el nombre de Fábrega inspira en la City porteña uno de los mayores cambios que se verán frente a la gestión de Marcó del Pont, acusada de “idealista” en el sector. Por su larga carrera en el Nación, Fábrega conoce el impacto de la expansión monetaria sobre el sistema financiero, un concepto económico que su propio heterodoxismo nunca le permitió entender a la ex presidenta del Banco Central.
La experiencia económica de Fábrega había disparado rumores de su posible llegada al Ministerio de Economía para reemplazar a Amado Boudou a fines de 2011, pero ya en ese momento emergió la duda: ¿puede ser ministro un funcionario sin un título universitario?
La historia muestra que sí: el propio José Ber Gelbard, ministro de Economía en la tercera presidencia de Perón no tenía un título académico. Fábrega también cuenta con el antecedente de Felipe Murolo, ex presidente del Banco Central durante la gestión de Domingo Cavallo en los noventa. A pesar de no tener un título, quienes trabajaron con Murolo reconocían que era uno de los argentinos que más sabían de bancos y el sistema financiero.
De todos modos, la oposición podría usar el argumento como excusa para no aprobar su pliego en el Congreso. El gobierno deberá enviar el proyecto al Parlamento para su aprobación, pero como hizo con Marcó del Pont, podría no nombrar oficialmente a Fábrega al frente del Central, lo que le permitiría interrumpir su gestión antes de concluido el mandato que establece el pliego.
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