Guillermo Pereyra abandonó la furia opositora de su campaña a senador por Neuquén y, aunque aclara que no se plegará al kirchnerismo, dice que tampoco se considera opositor y menos un aliado de Sergio Massa.
“Me llamó el día que gané pero se cortó la comunicación. Había quedado en intentado juntarse, pero eso no quiere decir que esté más cerca o más lejos del Gobierno”, explicó el senador neuquino .
Claro que después llegaron varios llamados de la Casa Rosada. Carlos Zannini, Julio De Vido y Roberto Baratta lo recibieron y escucharon su propuesta para avanzar en una nueva ley de hidrocarburos. También soportaron sus reclamos por un mayor giro de dinero a las provincias.
“También hablo con Miguel Pichetto y Aníbal Fernández. Quiero una ley más moderna que contemple los yacimientos no convencionales. Pero no voy a estar ningún bloque y el miércoles voy a votar en contra del pliego de Milani”, aclaró.
-¿Pero va a dar quórum siempre?
-Si. Va a ser difícil que alguna vez no de quórum. Lo mejor es dar el debate –respondió. Sus dos votos pueden ser clave para Pichetto, que necesita aliados para abrir una sesión y aprobar lo que le pide Cristina.
Pereyra es el delegado del Sindicato del Petróleo y Gas Privado en Neuquén y Río Negro y militó toda su vida en el Movimiento Popular Neuquino, el partido que gobierna esa provincia hace 40 años.
En el último año su relación con el Gobierno no fue la mejor. No estuvo de acuerdo con expropiar Respol sin pagar una indemnización, como recién se hizo hace un mes. Pereyra, cuentan en Neuquén, siempre tuvo vínculo directo con la empresa española.
Luego integró el directorio de la petrolera estatizada pero se fue cuando Cristina reglamentó la ley de YPF y delegó las decisiones en Kicillof, Cameron y Moreno. “Desconoció la presencia de las provincias es inconstitucional”, se indignó .
Su partida del directorio no rompió su relación Miguel Galuccio, quien lo cuida por ser nada menos que el jefe de los trabajadores de Vaca Muerta, el yacimiento de shalle oil que es la única esperanza de YPF. “Miguel es mi amigo. Nos llamamos y nos vemos seguido”, afirmó
Sin embargo, no coincide con el acuerdo secreto de Chevrón explotar Vaca Muerta, aunque no responsabiliza a Galuccio por eso. “No estoy de acuerdo con eso pero el gobierno nacional y el provincial insisten en que son dos empresas. Se olvidan que Neuquén, por ejemplo, tiene acciones en YPF”.
Cristina no le perdonó sus rebeldías y su cercanía a Hugo Moyano, de quien es segundo en su CGT. Y le pidió al gobernador Jorge Sapag que lo baje de la lista de candidatos del MPN, que ya había empezado a recorrer la provincia.
No tuvo en cuenta que Pereyra podía presentarse en la siempre concurrida interna del MPN, ganar dos bancas en el Senado (la suya y la de la Senadora Lucía Crexller) y dos en Diputados (Adrián San Martín y María Villar), una llave para complicarle el quórum al Gobierno en alguna sesión reñida.
Esa posición lo convirtió en una figura buscada. Massa lo llamó y Mario Das Neves lo tentó para armar un bloque patagónico. A ninguno le prestó atención.
La semana pasada el diputado massista Alberto Roberti, jefe nacional de su gremio, buscó que sus diputados se sumaran al interbloque del Frente Renovador, pero tampoco tuvo suerte.
El martes, tal vez, tuvo la respuesta: Pereyra, que también es segundo de la CGT de Moyano, estuvo en la primera fila de la Casa Rosada, en el acto por el 30 aniversario de la democracia.
Su decisión de no ser un acérrimo opositor volvió a quedar clara ayer con la actuación de Crexller en la Comisión de Acuerdos: rechazó el pliego de Milani pero se diferenció de la oposición y apoyó el de Hernán Lorenzino como embajador en la Unión Europea.
En la oposición ya saben que no será un soldado firme cuando se unan para torcer una medida oficial.
“Me llamó el día que gané pero se cortó la comunicación. Había quedado en intentado juntarse, pero eso no quiere decir que esté más cerca o más lejos del Gobierno”, explicó el senador neuquino .
Claro que después llegaron varios llamados de la Casa Rosada. Carlos Zannini, Julio De Vido y Roberto Baratta lo recibieron y escucharon su propuesta para avanzar en una nueva ley de hidrocarburos. También soportaron sus reclamos por un mayor giro de dinero a las provincias.
“También hablo con Miguel Pichetto y Aníbal Fernández. Quiero una ley más moderna que contemple los yacimientos no convencionales. Pero no voy a estar ningún bloque y el miércoles voy a votar en contra del pliego de Milani”, aclaró.
-¿Pero va a dar quórum siempre?
-Si. Va a ser difícil que alguna vez no de quórum. Lo mejor es dar el debate –respondió. Sus dos votos pueden ser clave para Pichetto, que necesita aliados para abrir una sesión y aprobar lo que le pide Cristina.
Pereyra es el delegado del Sindicato del Petróleo y Gas Privado en Neuquén y Río Negro y militó toda su vida en el Movimiento Popular Neuquino, el partido que gobierna esa provincia hace 40 años.
En el último año su relación con el Gobierno no fue la mejor. No estuvo de acuerdo con expropiar Respol sin pagar una indemnización, como recién se hizo hace un mes. Pereyra, cuentan en Neuquén, siempre tuvo vínculo directo con la empresa española.
Luego integró el directorio de la petrolera estatizada pero se fue cuando Cristina reglamentó la ley de YPF y delegó las decisiones en Kicillof, Cameron y Moreno. “Desconoció la presencia de las provincias es inconstitucional”, se indignó .
Su partida del directorio no rompió su relación Miguel Galuccio, quien lo cuida por ser nada menos que el jefe de los trabajadores de Vaca Muerta, el yacimiento de shalle oil que es la única esperanza de YPF. “Miguel es mi amigo. Nos llamamos y nos vemos seguido”, afirmó
Sin embargo, no coincide con el acuerdo secreto de Chevrón explotar Vaca Muerta, aunque no responsabiliza a Galuccio por eso. “No estoy de acuerdo con eso pero el gobierno nacional y el provincial insisten en que son dos empresas. Se olvidan que Neuquén, por ejemplo, tiene acciones en YPF”.
Cristina no le perdonó sus rebeldías y su cercanía a Hugo Moyano, de quien es segundo en su CGT. Y le pidió al gobernador Jorge Sapag que lo baje de la lista de candidatos del MPN, que ya había empezado a recorrer la provincia.
No tuvo en cuenta que Pereyra podía presentarse en la siempre concurrida interna del MPN, ganar dos bancas en el Senado (la suya y la de la Senadora Lucía Crexller) y dos en Diputados (Adrián San Martín y María Villar), una llave para complicarle el quórum al Gobierno en alguna sesión reñida.
Esa posición lo convirtió en una figura buscada. Massa lo llamó y Mario Das Neves lo tentó para armar un bloque patagónico. A ninguno le prestó atención.
La semana pasada el diputado massista Alberto Roberti, jefe nacional de su gremio, buscó que sus diputados se sumaran al interbloque del Frente Renovador, pero tampoco tuvo suerte.
El martes, tal vez, tuvo la respuesta: Pereyra, que también es segundo de la CGT de Moyano, estuvo en la primera fila de la Casa Rosada, en el acto por el 30 aniversario de la democracia.
Su decisión de no ser un acérrimo opositor volvió a quedar clara ayer con la actuación de Crexller en la Comisión de Acuerdos: rechazó el pliego de Milani pero se diferenció de la oposición y apoyó el de Hernán Lorenzino como embajador en la Unión Europea.
En la oposición ya saben que no será un soldado firme cuando se unan para torcer una medida oficial.
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